Somos incorregibles
SALAMANCA. Somos incorregibles. No lo podemos negar. No tenemos remedio. La prueba está en esas opiniones irrefutables que todos los días nos retratan de cuerpo entero en los discursos formales e informales de los padres del socialismo bolivariano. Pueden ser ellos o, también, algunos de sus ayudantes que para eso están. Están muy enojados los próceres del socialismo del siglo XXI porque los periodistas no los tomamos muy en serio y que con frecuencia, afirman, nos centramos en detalles intrascendentes para tratar de desprestigiarlos y nos olvidamos del verdadero contenido de sus propuestas que, según ellos, claro está, son profundas, progresistas y, sobre todo, redentoras.
La última reunión que se celebró en la ciudad boliviana de Tiquipaya, solemnemente bautizada como la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y la Madre Tierra (esto de la Madre Tierra, suena; suena a fórmula cocinada por la izquierda festiva), en realidad tuvo más nombre que participantes, ya que los pueblos que acudieron fueron nada más que tres: Daniel Ortega, Hugo Chávez y Luis Gonzalves (primer ministro de San Vicente y Granadinas), además de Evo Morales, que era el anfitrión. En una conferencia de tales características no se realizó ninguna mesa redonda; una cuadrada era suficiente para los cuatro participantes.
El venezolano Hugo Chávez propuso una “verdadera batalla” para proteger el medio ambiente, además de convocar a “todos los pueblos” que por lo visto no lo escucharon ya que, además de él, solo estuvieron representados tres. “Si queremos cambiar el clima, cambiemos el sistema. El capitalismo es la condena de la especie humana y nos conduce directo al abismo”. Para no dejar las cosas sueltas, exigió que “hoy mismo cese el capitalismo”. Claro que Chávez se olvidó de su producción de petróleo de donde sale el combustible que contamina el ambiente en todas partes del mundo. Con cerrar el grifo del petróleo y detener su explotación, buena ayuda habrá prestado al calentamiento del planeta. Lo que no aclaró es cómo se hace para que el capitalismo termine “hoy mismo”. Este tema no lo habrá pensado Bolívar ni tampoco el “papá Noel” que vive en Cuba como lo llamó María Elena Walsh.
Evo Morales se superó a sí mismo al culpar a los alimentos transgénicos y al consumo de pollo y Coca-Cola como los principales responsables de la homosexualidad entre los hombres y la calvicie ya que los transgénicos hacen que el pelo se caiga. “Por eso hay tantos calvos en Europa”, aseguró. A continuación cargó contra la Coca-Cola por ser una bebida nociva que es más útil destrancando tuberías que quitando la sed los días de verano.
Conclusiones: los periodistas somos esclavos del capitalismo internacional por hacernos eco de las tonterías que dicen y nos convertimos en un molesto escollo en el avance de su disparatado “socialismo del siglo XXI”. Por todo ello estoy totalmente de acuerdo con Fernando Lugo cuando propone la creación de un periódico “que cuente la verdad de su gobierno”. Una publicación así se nos vuelve necesaria. En los años de la dictadura, el día que no teníamos tema echábamos una mirada al diario “Patria” y los temas saltaban por docenas. ¿Se acuerdan de la columna de Poncho Pytá y de otros “intelectuales” del stronismo? Que vuelvan tales publicaciones que estamos sedientos de ellas.
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