¿Se hará el haraikiri la Unasur?
Por Carlos Malamud
La retórica dominante no impedirá que la larga espera para plasmar la unidad continental continúe. Como suele ocurrir en América Latina, el fracaso no será responsabilidad de la maldad de los de fuera sino producto de la propia incompetencia de los de dentro".
El martes 4 de mayo Unasur (Unión de Naciones del Sur) celebra una Cumbre en Buenos Aires, en la cual, salvo sorpresa, se elegirá a Néstor Kirchner como su primer secretario general. Creada en Bariloche en mayo de 2008, y pese a algunos logros importantes en política regional, Unasur ha sido incapaz de avanzar en las cuestiones organizativas e institucionales necesarias para consolidar el proyecto. Hasta ahora sólo cuatro países (Bolivia, Venezuela, Ecuador y Guyana) han ratificado el tratado fundacional, pero se requiere el voto afirmativo de nueve de sus doce miembros para que tenga un funcionamiento efectivo y pleno reconocimiento jurídico.
El gran déficit en materia institucional es la no elección del secretario general, un cargo para el que se propuso en 2008 al ex presidente argentino Néstor Kirchner. Ante el veto impuesto a su candidatura por el entonces presidente uruguayo Tabaré Vázquez, debido al conflicto por las papeleras que enfrentaba a ambos países, la solución Kirchner no prosperó. Pese a que no hubo más voces en contra, era obvio que otros mandatarios, como Alan García o Álvaro Uribe, tampoco se sentían cómodos con Kirchner, pero por distintos motivos no hicieron pública su disconformidad.
En esta ocasión el terreno parece despejado para que Kirchner sea elegido por los presidentes sudamericanos. Al igual que en 2008, el presidente Rafael Correa es uno de sus mayores valedores y el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, ha dedicado los últimos días a recorrer el continente en su apoyo. En la campaña también se ha involucrado activamente su esposa, Cristina Fernández, que en sus contactos recientes con Alan García, Sebastián Piñera y José Mujica ha insistido en las grandes virtudes de su marido.
De momento las cuentas le salen, aunque no se pueden descartar sorpresas. Según fuentes oficiales argentinas y ecuatorianas "de los doce miembros de Unasur, once han manifestado pública o privadamente su voluntad de apoyar la candidatura de… Kirchner… El único país que aún no lo ha hecho es Surinam, pero tampoco ha anunciado que vaya a vetar". Colombia es una incógnita, aunque según los argentinos Uribe también se inclinó por el sí. Pero como ha señalado Rosendo Fraga, "el gobierno argentino cree que ya ha logrado la designación del ex presidente Kirchner como representante permanente de Unasur… pero la elección puede demorarse una vez más".
En caso de no haber unanimidad, necesaria para la elección, Rafael Correa, en su condición de presidente pro tempore de Unasur, podría proponer que como los estatutos no han sido ratificados y el reglamento no está vigente, bastaría con un amplio consenso para elegir a Kirchner. Como se ve, existe en algunas instancias regionales, comenzando en Buenos Aires y Quito, la determinación de elegir a Kirchner a cualquier precio.
El ex presidente Eduardo Duhalde sostuvo que "si hay una persona que no tiene condiciones para tareas de integración, ese señor es Kirchner. Él es especialista en desintegrar". Se trata de una opinión compartida por muchos diplomáticos sudamericanos que no terminan de entender la lógica de su candidatura. Como suele ocurrir en otros casos semejantes, convergen en esta oportunidad las ventajas de algunos con el deseo de otros de no manifestarse en contra para no perder posiciones, junto a la ausencia de candidatos alternativos.
La elección de Kirchner reflejaría la escasa consideración, que más allá de la retórica, tienen los presidentes sudamericanos en su proyecto de Unasur. Brasil cree que con Kirchner en la secretaría general se dejaría contenta a Argentina, un problema menos para su diplomacia, y se podría contrarrestar a Venezuela. Chávez piensa que Kirchner, que le debe tantos favores, es un potencial aliado y de ahí el apoyo irrestricto de los países del ALBA. Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay necesitan, por diversos motivos, de Argentina y de ahí que no se manifestarán, al menos públicamente, en contra.
La candidatura de Kirchner, que tiene un fuerte componente personal, al vincularla con su proyecto de volver a presentarse como candidato a presidente argentino en 2011, poco agrega a la idea de integración subregional. Si a Néstor Kirchner nunca le entusiasmaron las cuestiones internacionales, el posible traslado de la sede de Unasur a Buenos Aires le permitirá permanecer mucho tiempo en la casa oficial de su mujer, la quinta presidencial de Olivos, viajando por la región y por el mundo lo menos posible. Esto no evitará que permanezcan muchas de sus buenas costumbres, comenzando por llegar tarde a los encuentros oficiales o dejar plantados a ilustres visitantes.
Si su triunfo se materializa, Kirchner pensará que su regreso a la Casa Rosada está más cerca, a la vez que otros presidentes se autofelicitarán por haber jugado tan bien sus cartas. Pese a tanta felicidad y autocomplacencia, una vez más, el proyecto de integración recibirá una nueva frustración. La retórica dominante no impedirá que la larga espera para plasmar la unidad continental continúe. Como suele ocurrir en América Latina, el fracaso no será responsabilidad de la maldad de los de fuera sino producto de la propia incompetencia de los de dentro.
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