En Brasil, Serra se presenta como el continuador de Lula
Lo notable es que no hay crisis de la oferta en Brasil ("sobrecalentamiento" de la economía). La tasa de inversión (Formación Bruta de Capital Fijo / FBCF) es la que empuja el proceso de acumulación, por encima del aumento del consumo, y crece 2.5 veces más que el incremento del PBI (20% vs. 7% anual). La tasa de inversión asciende hoy a 19.5% del PBI, y alcanzaría a 21% a fin de año.
El déficit de cuenta corriente crece aceleradamente (U$S 12.100 millones en el primer trimestre), y las importaciones aumentan por encima del promedio histórico (+24%); pero las exportaciones trepan con vigor, y alcanzarían U$S 170.700 millones en 2010 (+12%).
La productividad no retrocede, sino que crece por encima del nivel de los países avanzados. En la industria se incrementa 3% anual desde 2002, y en el agro todavía más: 4.7%. Por último, no se pierden reservas, sino que aumentan (U$S 243.700 millones en abril). Es un particular "sobrecalentamiento" el de Brasil, con aumento de reservas, auge de las exportaciones y salto de la productividad.
El crecimiento brasileño es sobre la base de su demanda doméstica; y es sinónimo de inclusión social. Desde 2004, más de 32 millones de personas ascendieron socialmente, mientras que 19.3 millones salieron de la pobreza. En esta medida, se amplió el mercado interno y el poder de compra; y el consumo individual crece ahora a dos dígitos. Proporcionalmente, los pobres han sido los más favorecidos: la renta per cápita del tercio de abajo creció 72% entre 2001 y 2008 (10% anual).
Esto tiene lugar cuando el real se aprecia cada vez más. Desde 2003 hasta 2010 se ha valorizado 109.4%, y hoy es 1.75 por dólar (1.6 a fin de año). Es la consecuencia de un gigantesco ingreso de capitales, en primer lugar directos (IED), que ascenderían a fin de año a U$S 38.400 / U$S 40.000 millones. Incidentalmente, significa que el déficit de cuenta corriente se financia en su totalidad con IED.
La contrapartida es que la rentabilidad de las empresas exportadoras industriales cayó 20% en los últimos tres años; y que las importaciones crecen dos veces y media más rápido que las exportaciones (43% vs 16%). Aún así, en cinco años (2002-2007), las ventas externas se multiplicaron por tres (pasaron de U$S 60.000 millones a U$S 160.000 millones).
En este cuadro se resuelve la sucesión de Lula en las elecciones presidenciales de octubre de 2010. El problema principal de su candidata, Dilma Rousseff, es su amplio desconocimiento entre los brasileños. Sólo 41% han "oído" hablar de ella, y 20% no la conoce. La diferencia entre José Serra, candidato opositor, y Dilma es el mayor nivel de conocimiento del primero, no el superior respaldo. Por eso las encuestas son más un diagnóstico que un pronóstico.
Lo que se puede asegurar es que Serra no repetirá el error de Lula y el PT en 1994, cuando rechazaron el Plan Real, y denunciaron como ficticia la caída sistemática de la megainflación que fue su consecuencia. Serra se presenta ahora como el continuador y profundizador de Lula, no como su adversario. Su consigna de campaña es "Brasil puede más". Para el candidato de la "oposición", que aspira a ser el heredero, la premisa -también- es que no hay "sobrecalentamiento" de la economía brasileña.
- 23 de enero, 2009
- 11 de marzo, 2025
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