Guatemala: Otro vocero del Gobierno
El gobierno se hadedicado a importar opiniones favorables a sus intenciones de aumentar impuestos. La idea sería hacernos creer que la medida es necesaria. Pareciera que hay más gente, que no vive en Guatemala, dispuesta a apoyar el mentado aumento de tributos que ciudadanos de este país dispuestos a aceptarlo. Claro está, no es lo mismo andar dando recetas para otros que quedarse a probar la comida.
El último de esos “voceros gubernamentales ad honórem” ha sido un representante del Royal Bank of Scotland (RBS). Don Boris Segura vino con el “encargo” de hablar maravillas del incremento de impuestos. La prensa divulgó sus controversiales declaraciones y el Ministerio de Finanzas Públicas (MFP) publicó un documento en donde Segura dice presentar “argumentos convincentes” sobre la conveniencia de aumentar la recaudación fiscal.
Los mentados argumentos ni son “convincentes” ni son nuevos: que la carga tributaria es “baja”; que los indicadores sociales son muy malos, y que nuestros indicadores de competitividad también son deficientes. Segura pretende así convencernos de que, aumentando los impuestos, esos indicadores mejorarán y nuestro país se encaminará a la senda del desarrollo.
Obviamente, don Boris no ha vivido en Guatemala e ingenuamente compró el cuento que le vendió el MFP. Si él hubiera conocido la realidad, se habría dado cuenta de que los guatemaltecos han pagado cada año más impuestos; que la carga tributaria ha subido desde la firma de los acuerdos de paz ¡y todo sigue igual o peor! En lo que Segura sí tiene razón es que la deuda guatemalteca sería más atractiva si el Gobierno pudiera recaudar más. Un gobierno que recauda más impuestos tendría mayor capacidad para pagar sus préstamos. Eso le gusta a banqueros y acreedores.
En mi opinión, como economista, como banquero y como asesor financiero, don Boris Segura, en representación de su banco, vino a hacer un papel bochornoso. El RBS debería asumir un rol menos servil y más objetivo y profesional frente al pretendido aumento de impuestos y deuda pública. Claro está, siempre puede existir el conflicto de intereses entre un RBS que pudiera tener de cliente al MFP y los ciudadanos que tendrán que pagar de vuelta la deuda. Por ello hay que ver las declaraciones del señor Segura con tanto más escepticismo.
Así como vino, don Boris se fue para no vivir con las consecuencias de sus recomendaciones. Es la misma situación de tanto funcionario extranjero y diplomático que ha dejado nefastas recetas y luego somos los chapines quienes tenemos que pagar los platos rotos. No gracias. Vayan a dar “consejos” a donde vivan y a los inversionistas que se los quieran creer. Subir los impuestos no es garantía de prosperidad mientras el Gobierno no demuestre capacidad y honestidad.
- 23 de julio, 2015
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