La excepcionalidad de Estados Unidos
La presidencia de Obama ha traído a colación, el enfrentamiento ideológico, casi diría que por primera vez en la historia de Estados Unidos. Ya en el siglo XIX Domingo Faustino Sarmiento, había escrito: “Los americanos se han puesto de acuerdo en todo aquello, que en el resto del mundo ha sido la causa de la opresión y de las revoluciones”. Podría decir que ya en aquella época Sarmiento se había percatado de la excepcionalidad de los Estados Unidos, que pareciera ser en Estados Unidos hoy como diría Ortega, el tema de nuestro tiempo.
Creo que efectivamente los Estados Unidos constituyen y han constituido una excepción en la historia. Fue así reconocido igualmente por Juan Bautista Alberdi, quien dijera: “Mi convicción es que sin la Inglaterra y Estados Unidos, la libertad desaparecería en este siglo. Y no debiera de haber dudas de que la libertad no desapareció en el siglo XX gracias a Estados Unidos, pues sino habríamos sido nazis o comunistas. La pregunta pertinente entonces es ¿cual es o ha sido la causa de la excepcionalidad americana? La respuesta a esta pregunta es trascendental, pues dependiendo de la misma, es posible o no el que otros países accedan a la libertad.
El análisis que al respecto realizaran Richard Lowry y Rammesh Ponnuru en su ensayo An Exceptional Debate (Un Debate Excepcional), pretende dar una respuesta a esa pregunta. En el mismo los autores sostienen que los conservadores lo que quieren conservar son los pilares de la excepcionalidad americana. Según los autores el excepcionalismo americano fue heredado de la libertad existente en Inglaterra, a diferencia de los otros países europeos. Igualmente sostienen que la sociedad inglesa tenía una clase más individualista que el resto de Europa, y que al mismo tiempo no estuvo problematizada por el ancient regime, o sea el feudalismo. O sea que en otras palabras el excepcionalismo llegó a América con los pilgrims.
Empecemos entonces por analizar la historia de Inglaterra ya que se supone que de allí deviene la libertad en América. Yo me voy a referir a la historia de Inglaterra de David Hume, a quien Estados Unidos le debe gran parte de los principios liminares de su libertad, y que su enseñanza fuera prohibida por Jefferson en la Universidad de Pensylvania. Allí refiriéndose a la época de los Tudor, dice Hume: “Los ingleses en aquella época estaban tan sometidos que, como los esclavos del Este, estaban inclinados a admirar los actos de violencia y tiranía que se ejercían sobre ellos y a su propia costa”. Y sigue diciendo: “Si Inglaterra hubiera seguido como en la época de Isabel I, seríamos tan pobres como la Costa de Bavaria”. Y refiriéndose al período de la Revolución de Cronwell: “Inglaterra no había conocido jamás un gobierno más severo y más arbitrario que el que fue seguido por los patrones de la libertad”.
Si en Inglaterra en aquella época hubiera existido la libertad tal como sostienen los autores comentados, cual fue la razón por la que los pilgrims se escaparan en el May flower. Debe recordarse asimismo que en Inglaterra en aquella época existía la Corte de la Cámara de las Estrellas que dependía del poder político, y la Corte de la Alta Comisión que cumplía la misma misión que el Santo Oficio con los herejes. Entonces puedo decir que la libertad comenzó en Inglaterra en 1688 con la Glorious Revolution, que aparentemente nadie la conoce o la recuerda. Fue el momento en que fueron expulsados los Estuardo por segunda vez del trono inglés, y comenzó a aplicarse el liberalismo concebido por John Locke, por el cual se habrían de limitar las prerrogativas del Rey (Los monarcas también son hombres) y respetar los derechos individuales. Hasta esa época Locke tenía que vivir fuera de Inglaterra y sus libros no podían ser publicados.
Pero yendo entonces a la historia de Estados Unidos, debo recordar el libro de Catherine Drinker Bowen, “The Miracle of Philadelphia”. Allí la autora explica las dificultades que tuvieron los Founding Fathers para que se aprobara la Constitución de 1787 y el Bill of Rights de 1791. Al respecto muestra que los estados no estaban de acuerdo en formar un gobierno nacional y así cita a John Adams, cuando dijera que: “había visto más dificultades en nuestros tiempos para gobernarnos a nosotros mismos que a todas las flotas y ejércitos de Europa”. Según Peter Butler: “los intereses de los Estados del Este y los del Sur eran tan diferentes como los de Rusia y Turquía”. Igualmente James Madison se refirió a las legislaturas estaduales en términos que pareciera estuviera hablando de los países de América Latina. Pero veamos que pensaba Alexander Hamilton de la situación que enfrentaban tal como lo expresa en la Carta 15 de El Federalista: “Podemos decir con propiedad que hemos alcanzado casi el último estado de la humillación nacional. Hay escasamente alguna cosa que pueda herir el orgullo o degradar el carácter de una nación independiente, que nosotros no experimentamos”.
Debo aclarar que las anteriores consideraciones no pretenden desmerecer la realidad del excepcionalismo americano, sino resaltar precisamente la brillantez de las Founding Fathers para construir un país de libertad en ese medio. Y esos principios no se encuentran en el ámbito de la economía, sino de la ética y la política. Es en ese sentido que no puedo menos que reconocer la influencia decisiva del pensamiento de David Hume, en los Founding Fathers y en especial en Madison. Es realmente sorprendente la confusión americana entre liberalismo y socialismo y así como la que implica la ignorancia del conservadorismo de los principios liberales que fueran la base filosófica de los pilares del excepcionalismo americano. .
Es evidente que cuando Madison escribiera la Carta 51 de El Federalista estaba en gran medida teniendo en cuenta y en algunos aspectos parafraseando el pensamiento de Hume. Así dice Hume: “Si los hombres fueran generosos y la naturaleza pródiga la justicia no tendría razón de ser pues sería inútil”. Y Madison “Si los hombres fueran ángeles no haría falta el gobierno”. Seguidamente siguiendo el pensamiento de Locke que tampoco existía cuando escaparon los pilgrims, dice: “Y si fueran a ser gobernados por ángeles tampoco se necesitaría ningún control sobre el gobierno, el gobierno es la mayor expresión de la falibilidad humana”. Y dice Hume: “La naturaleza humana es inmodificable, si queremos cambiar los comportamientos debemos cambiar las circunstancias”. Y ese cambio de las circunstancias es al sistema ético político en el que tal como expresara claramente Madison, las mayorías no tienen el derecho de violar los derechos de las minorías. Y en ese punto reside el reconocimiento de otro principio de David Hume cuando sostiene que la estabilidad de la sociedad depende de “la seguridad en la posesión, la transferencia por consenso y el cumplimiento de las promesas”.
Pues bien insisto para terminar que el excepcionalismo americano no depende de su historia y su cultura sino de la ideología liberal (no socialista) reconocida por los Founding Fathers, que produjera el sistema ético político del Rule of Law que determina los límites al poder político y el respeto por los derechos individuales, que no son los derechos humanos. Por supuesto los Founding Fathers no eran conservadores, pues no estaban conservando sino creando. Permítanme tener la esperanza de que el presidente Obama no ignore estos pilares y que puedan ser aprendidos por nuestros países en América.
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