Exitos de Lula, votos para Dilma
Como el uranio de Ahmadinejad, los éxitos diplomáticos de Lula da Silva, aunque sean relativos, también enriquecen la imagen de su protegida, Dilma Rousseff, la candidata oficialista que, sin necesidad de abrir la boca, sube en las encuestas cada vez que el mandatario brasileño sale del Palacio del Planalto.
Hasta hace poco, la única preocupación de los dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) de cara a las elecciones del 3 de octubre era que la gente tuviera claro que Dilma -a pesar de tener una imagen más próxima a la de una experta nuclear que a la de un político en campaña- era la candidata del oficialismo, la niña mimada del presidente. Tanto se esmeraron el carismático Lula y la desabrida Dilma en aparecer juntos a lo largo y ancho del país que ambos han sido multados por traspasar los límites de la ley electoral.
Sea como fuere, la estrategia de Lula y del PT ha dado resultado y la candidata oficialista dejó de ser Rousseff, la hermética jefa de la Casa Civil, para convertirse en Dilma, la elegida por el presidente más popular de la historia de Brasil para dar continuidad a su aplaudida política social.
Las últimas encuestas muestran ya un empate técnico entre la candidata del PT y su máximo oponente, el socialdemócrata y ex gobernador de San Pablo, José Serra. Según las consultoras Sensus y Vox Populi, Dilma ya superaría por dos y tres puntos, respectivamente, a Serra, que hasta hace un mes todavía mantenía una ventaja de entre cinco y nueve puntos sobre la candidata oficialista.
Pero si el acuerdo nuclear impulsado en Teherán por Lula afianza el creciente ascenso del mandatario brasileño en el olimpo de los líderes internacionales y supone, en principio, un éxito de su eficiente diplomacia, en Brasil hay división de opiniones sobre la labor mediadora. Más allá del oficialismo y de los empresarios con intereses en Irán, surgen voces que ven con escepticismo el beneficio que le pueda reportar al país el acercamiento de Lula a un gobernante como Mahmoud Ahmadinejad, que dirige su país con puño de hierro y es desde hace tiempo la bestia negra de Washington.
Rogelio Azevedo, influyente columnista de la revista Veja, calificaba ayer a Lula en su blog como uno de los "culpables útiles" de que Ahmadinejad -en su opinión- esté ahora "más cerca de la bomba [atómica]" al retener parte del uranio en su país y ganar tiempo con un acuerdo que podría frenar las sanciones de la ONU.
Exito mediático
Para Josias de Souza, columnista de Folha de S. Paulo , el acuerdo no es otra cosa que una variante de la fórmula sugerida a fines del año pasado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Pero el también bloguero del diario paulista admite que la oposición no va a poder superar el éxito mediático que le está reportando a Lula el acuerdo. Y destaca que desde las filas del PT ya se habla de promover una candidatura de Lula al Nobel de la Paz. Con una visión más de Estado, hay quien preferiría, en su lugar, que Brasil obtuviera ya su ansiado puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. En cualquiera de los dos supuestos, la candidata Dilma siempre se llevará su correspondiente comisión electoral.
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