Grecia: la vida en tiempo de crisis
Buenos Aires Herald - Ambito Financiero
Diez días atrás, cuando distintas protestas en las calles de Atenas alcanzaron el nivel de disturbios violentos, el mundo miró atemorizado las imágenes televisivas de cientos de griegos marchando en repudio de las medidas económicas draconianas del Primer Ministro George Papandreous necesarias para obtener el paquete de rescate financiero y económico de u$s 110 mil millones acordado con la Eurozona y el Fondo Monetario Internacional que ayudaría al país a salir de su profunda deuda.
En la Argentina, sin embargo, aquellos que miraron esas imágenes describiendo multitudes enojadas movilizándose a través de las calles mientras mientras se defendían de los gases lacrimógenos no podían deshacerse de la sensación de déjà vu, ya que las imágenes que se transmitían era un cruel recordatorio de lo que sucedió en Plaza de Mayo el 21 de Diciembre y la crisis económica que vino después. Diez días atrás, se convirtió en Buenos Aires.
Rápidamente, los medios de comunicación alrededor del mundo comenzaron a comparar ambas crisis y a explicar cómo ambos países compartían algunas sorprendentes similitudes relacionadas con la cultura económica, que de haber sido advertidas a tiempo, hubieran ayudado a Grecia a prevenir la situación que enfrenta en este momento.
Desafortunadamente, ninguna de las señales de advertencia fueron oídas, y ahora, diez días después de tres jornadas de manifestaciones que hicieron tambalear a la capital griega, un plan de rescate ha sido aprobado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional y la población griega se adentra en un verano no tan feliz, ya que el nuevo paquete de austeridad será puesto en marcha pronto, y se espera que los recortes salariales y la suba de impuestos aparezcan antes de Septiembre.
Así que, dejando de lado toda terminología financiera, y con Grecia en tal mal estado ¿qué pasa exactamente por la cabeza de la población griega?
"Últimamente, hemos oído hablar mucho de tu país", comenta Yasmin Mazhari-Sian Katari a BuenosAiresHerald.com, luego de escuchar incontables voces en los noticieros haciendo infinitas comparaciones con las crisis argentina.
Yasmin Mazhari-Sian Katari, nacida en Irán, ha estado viviendo en Grecia durante los últimos diez años y encabeza la Gov2U.org, una organización sin fines de lucro que promueve la práctica de la e-democracia, que utiliza Internet como el motor para llegar a ser un participante más activo en el gobierno).
"Este no es solamente un problema económico. Ahora el país está corrompido. Aquí no hay industrias, solamente turismo, y todos quieren trabajar en el sector público. La gente es adicta a esos empleos porque son muy tentadores. La paga es buenísima y solo trabajan de cuatro a seis horas por día", explica Yasmin, y agrega que esta adicción ha generado una perdida del espíritu empresarial.
"Todos sintieron que estaban en una vacación permanente. ¡Inclusive algunas personas en el sector público se jubilaban a los 45 años! Y ahora la crisis ha golpeado a esas mismas personas, y los mantiene callados de la vergüenza, porque saben que es más probable que sean los trabajadores del sector privado aquellos que resulten afectados por las medidas de austeridad gubernamentales", comenta Yasmin. "Trabajan duro durante todo el año y pagan sus impuestos, pero aún así reciben los salarios más bajos en uno de los países mas caros de Europa", agrega.
Una de las similitudes compartidas por la Argentina y Grecia es la evasión fiscal. La evasión de impuestos es una práctica popular entre los griegos, y en un esfuerzo por mitigarla (y también para mostrarle a la población el compromiso oficial respecto a un cambio de hábito que también tiene parte de culpa en la crisis), el gobierno griego publico el pasado jueves una lista con los nombres de doctores y dentistas con altas ganancias que fueron encontrados culpables de presentar ingresos falsos. "Todos los profesionales lo estaban haciendo", acota Yasmin, "era una receta para el desastre".
George Apeyitos, un empresario griego de la industria del deporte, explica que otra similitud con la Argentina antes de la crisis del 2001 fue la falta de confianza en los bancos locales, debido a la cual la población decidía transferir su dinero a cuentas en el extranjero. "La gente enviaba su dinero al extranjero -en particular a Chipre – porque temía lo que podía suceder con la economía, y el sistema bancario chipriota es muy fácil de usar. Compartimos la misma lengua, y muchos bancos chipriotas tienen sucursales en Grecia, así que todo el mundo simplemente les enviaba su dinero", comenta Apeyitos.
De hecho, el banco en que el cual tres empleados murieron de asfixia como resultado de un incendio ocurrido el día de los disturbios atenienses, era una sucursal del Marfin Popular Bank, el segundo grupo bancario más grande de Chipre.
Nikolaos Kakavoulis, un empresario relacionado con las nuevas tecnologías, de 30 años y oriundo de Atenas, había decidido salir a la calle ese día y unirse a los 50 mil manifestantes que sintieron que era hora de actuar. Estuvo en shock luego de oír lo que había sucedido.
"Estas personas son terroristas", comenta Kakavoulis, claramente molesto. "Las facciones radicales alcanzan nuevos niveles de extremismo y la población se siente frustrada porque el gobierno no afronta este problema", dice Kakavoulis; y agrega que hay un sentimiento en la población en general de que hay "una especie de alianza general dentro del gobierno griego para empeorarlas las cosas en lugar de mejorarlas. Es como si quisieran que el país estuviera mal", Kakavoulis agrega.
Mazhari-Sian Katari tampoco tiene palabras condescendientes para con el gobierno. "Los políticos deberían ser considerados finalmente como los responsables de la crisis. Mintieron para llegar a la Unión Europea", acusa Mazhari-Sian Katari en relación a la polémica generada en 2004 en la cual la Comisión Europea descubrió que Grecia había sub-notificado su déficit presupuestario entre 1997 y 1999 para calificar para unirse a la Eurozona. "¿Y ahora que el gobierno nos está diciendo que tenemos que ajustarnos el cinturón? La gente esta comprensiblemente molesta", explica.
Además, el desprecio de la población por todos los partidos políticos en el poder ha obligado a George Petalotis, vocero del gobierno, a decir que ellos intentar llevar a cabo "una limpieza tanto a niveles políticos como sociales, así que las relaciones entre la población y los políticos mejore y se recupere la confianza". En la palabras de Petalotis, junto a las de Mazhari-Sian Katari', irremisiblemente resuenan las consignas oídas durante la debacle del 2001, cuando la gente le pedía a los políticos que renunciaran ("que se vayan todos").
"En estos momentos los griegos se sienten desahuciados", asevera Mazhari-Sian Katari, "y la única manera de salir de la crisis es a través de un cambio radical en el estilo de vida. Las nuevas generaciones son muy mimadas y están acostumbradas a vivir en una sociedad de consumo, así que una gran parte de ellos no cree que podrá manejarlo. Si encontramos una manera de cambiar nuestras costumbres, confío en que pasaremos esta situación", aseguró.
Apeyitos piensa que aunque la situación se ha calmado luego de los disturbios, no considera que las cosas vuelvan a ser como antes en el corto plazo.
"De alguna manera estamos esperando lo inesperado, y honestamente, creo que las cosas van a empeorar. Sin embargo, en este momento no tenemos otra opción que la de concentrarnos en recoger los pedazos y salir de la crisis", afirma.
Por el contrario, Kakavoulis mantiene una postura positive respecto al tema y sostiene que para el ciudadano griego promedio, la crisis fue como un shock, pero no en forma sorpresiva. "Hay mucha energía en las calles. El país está atravesando una transformación dolorosa pero necesaria, y a pesar del resentimiento, la mayoría de la gente comprende que tiene esto es lo que tiene que suceder", afirmó.
De acuerdo a Kakavoulis, la población ya esta mostrando signos de progreso. "La gente está pidiendo su factura al vendedor para evitar la evasión impositiva", y eso,
según Kakavoulis, "es un gran cambio".
"Mi generación mira la crisis como una bendición disfrazada. Creo que ayudará a corregir todo aquello que estábamos haciendo mal", agrega.
El futuro está en sus manos ahora.
Traducción por Jimena Gibert
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