Todos somos Arizona

El Universal

La ley estatal de Arizona que permite a la policía poner preso a los inmigrantes latinos "ilegales" por su apariencia física, ha tocado la fibra igualitaria del pacto constitucional de Estados Unidos, país de inmigrantes.

Las masivas manifestaciones que se desataron recuerdan las lideradas por Martin Luther King en los años 60, las cuales a la postre permitieron a los afrodescendientes lograr su igualdad social entre los diversos grupos étnicos que conforman el país de Abraham Lincoln.

Hoy Estados Unidos es el segundo país hispanoamericano de América, con una población de 57 millones de habitantes (15,4% del total). 12 millones son indocumentados. Todos trabajan honestamente, cumplen la ley y hacen suyo el sueño americano de superación socio-económica y cultural. Una ínfima minoría incurre en delitos que deben ser castigados.

La economía estadounidense necesita los inmigrantes latinos para alcanzar su elevado nivel de vida. De manera que las medidas coercitivas y represivas no son la solución al reto de la inserción ordenada de la inmigración llamada ilegal.

La causa raíz está en la pobreza e inseguridad de quienes buscan salir de ella y huir a Estados Unidos por la seguridad personal que ofrece una democracia madura donde el Estado de Derecho funciona. México debe hacer su tarea aplicando estrategias que brinden a sus ciudadanos un trabajo digno.

Las franelas que portaban los manifestantes con el logo Todos somos Arizona fueron una clara muestra del repudio que la sociedad americana siente por leyes discriminatorias. La mesa está servida para que la democracia estadounidense sancione una ley que tenga la misma grandeza histórica de la promulgada por el presidente Johnson en 1964.