Más dudas que certezas

ABC Digital

SALAMANCA. – La VI Cumbre de Jefes de Estado de la Unión Europea y América Latina y el Caribe dejó muchas más preguntas en el aire que respuestas a la enorme cantidad de dudas que tenemos a un lado y otro del océano que en algún momento tendrían que ser tomadas en cuenta. En un artículo anterior dije que la VI Cumbre no se caracterizó por sus logros aun cuando el ministro español de Asuntos Exteriores, Moratinos, se mostró exultante en un artículo con su firma.

Entre los temas que deben ser abordados, figura la decisión que debe tomar el presidente boliviano y bolivariano Evo Morales sobre la situación de su país en el mundo. Decidir si Bolivia seguirá formando parte de Occidente o no. En medio de sus propias contradicciones, no puede ver con claridad qué tiene que hacer ahora con su estado “plurinacional”. Para gobernar esa reunión de treinta y dos naciones indígenas, algunas de ellas con una decena de personas, Evo Morales se hizo una Constitución a la medida con casi quinientos artículos que nadie puede manejar.   

Este es uno de los planteamientos hechos desde Latinoamérica. La Unión Europea lució también contradicciones. En la llamada “Declaración de Madrid” que es como la síntesis de lo que se logró en esta VI Cumbre, se afirma que los dos bloques se comprometen a respetar los derechos humanos de todos los inmigrantes, lo que incluye también a los irregulares que era la cuota que ponía Latinoamérica, además de condenar las “prácticas debidas a la intolerancia y los prejuicios raciales”.   

Por su lado, el bloque europeo pidió que concurrieran todos a condenar la impunidad, además de dirigirse a los Estados Unidos de Norteamérica para que adopten medidas de modo que los delitos contra la humanidad y que son recogidos en el Estatuto de la Corte Penal Internacional, sean sometidos a la justicia.  

Este es uno de los puntos que considero más oscuros y contradictorios de la  “Declaración de Madrid”, porque la reunión se realizó en Madrid, bajo la presidencia de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que además es presidente de turno de la Unión Europea. Mientras se celebraba la reunión y se firmaban los documentos bajo los reflectores de decenas de cámaras de televisión y los flashes de por lo menos un millar de cámaras fotográficas, un juez de Madrid suspendía a otro, no a uno cualquiera, sino a Baltasar Garzón. Desde la Audiencia Nacional se destacó como juez ejemplar en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción y los crímenes contra la humanidad. Su destitución, al ser imputado por los tribunales, se debe simplemente al hecho que querer investigar los crímenes del franquismo.   

Sobre su mesa de trabajo tenía una lista con nombres y apellidos de personas que “desaparecieron” entre 1936 (inicio de la Guerra Civil), hasta mediados de los años cincuenta, cuando cesaron los crímenes, los “paseíllos” que le daban a los  “rojos” y que terminaban frente a algún muro lejos de cualquier población. Si la “Declaración de Madrid” reconoce que los delitos contra la humanidad no prescriben, que no rige para ellos el principio de la territorialidad de los delitos (pueden ser juzgados en cualquier sitio del mundo, allí donde se le aprese al culpable de tales crímenes) ¿cómo es posible que en el mismo momento, en el mismo país, en la misma ciudad, bajo el mismo gobierno, se pase por encima de tales proclamas y sentar en el banquillo de los acusados al que logró que sentaran en el banquillo a los criminales de la dictadura militar argentina y por milímetros no logró que se hiciera lo mismo con Pinochet? Tales Cumbres pueden resultar divertidas: comidas y bebidas finas, vida social, paseos, etcétera. Pues que se diviertan. Pero que no nos engañen con lo que es legal y lo que ellos entienden por legal.