Sociedad de personas libres

El Periódico, Guatemala

Jamás he escuchado a empresario alguno defender sus proyectos para extraer minerales de la tierra, o forestales para producir madera, o de hidroeléctricas para producir energía, con un argumento de principios: “Tengo libertad de invertir, porque es mi propiedad”. En cambio, se les escucha defenderse de los ataques de la opinión pública (de origen socialista) diciendo: “Con estas inversiones generaremos empleos, pagaremos impuestos, construiremos una escuela para la comunidad, etcétera”. Argumentos muy pobres, basados en los resultados de los cuales se va a beneficiar la comunidad y no en los derechos que tienen como dueños de su propiedad. Y lo triste es que el permiso final para poder operar los negocios lo otorga una autoridad discrecional del Gobierno, generalmente ignorante.

El sistema debe cambiar de raíz para que las personas puedan actuar por derecho y no por permisos de burócratas. La vía es mejorar nuestra Constitución Política.

Una de las razones por las cuales se ha rechazado el capitalismo es porque no se comprende. El capitalismo no es un modelo inventado. Es una sociedad de personas libres. El capitalismo es lo que sucede cuando existe un régimen jurídico que busca la aplicación de normas generales de conducta justa. Y esas normas jurídicas tienen su fundamento ético en el hombre libre y responsable.

El interés individual no es antagónico con el interés general. Cada individuo buscando su propia felicidad y respetando las reglas de conducta justa, va a beneficiar a la comunidad donde vive. Por lo tanto, es de interés general que se respeten los derechos individuales.

El Gobierno debe tener un rol universal. Un rol donde se beneficie todo ciudadano por igual de las actividades que se le asignen realizar. Crear condiciones en las que cada individuo de manera libre busque su felicidad. No es rol del Gobierno imponer una moralidad. El Gobierno no tiene una finalidad, sino es un medio para la búsqueda pacífica de la felicidad de los ciudadanos. Y la única actividad del Estado, donde toda persona se beneficia de manera universal, es cuando se respetan los derechos individuales. Un Gobierno con reglas claras e instituciones fuertes, pero basadas en principios.