¿Por qué perdió Mockus y ganó Facebook?
Todavía sorprende la victoria contundente del oficialista Juan Manuel Santos sobre el notorio líder verde Antanas Mockus, en la primera vuelta de las elecciones colombianas. ¿Qué le pasó a las encuestas, al internet y a los profetas que se equivocaron? ¿Qué pasó con la triunfalista “ola verde”?
Hay en claro dos puntos: los colombianos han votado masivamente por una política, la de Uribe. Y lo más aleccionador, para ganar no basta con ser un favorecido de la orquestación propagandística: los resultados políticos son más determinantes que los ídolos prefabricados y las promesas demagógicas. Lógicamente, costó caro que los modeladores de opinión pública ignoraran a la llamada “mayoría silenciosa”, la Colombia conservadora, mucha de ella uribista, en pro de congraciarse con las generaciones jóvenes. Se repite con razón que las encuestas han sido las grandes perdedoras.
Sin dudas, lo novedoso de un partido verde, tener a un sector de la juventud y el favoritismo de muchos encuestadores hacían descollar la figura de un Mockus infalible y metropolítico que tenía las de ganar apoyado por una sofisticada maquinaria que invadió los medios de comunicación y las redes sociales de Internet. La victoria parecía asegurada para el “Obama verde” colombiano. Pero igualmente podía afirmarse que no era su momento[1].
La batalla se dio en Facebook y Twitter y, por supuesto, en la conciencia social donde los votos pintan de muchos colores. Facebook, la página social más visitada del mundo, se llenó de sitios verdes fanatizados: blogs, tribunas personales, links de opinión, posts, etc. destinados a apoyar a Mockus, logrando una notable expansión de simpatías virtuales, especialmente juveniles. Asimismo, se constató que las consignas verdes tenían antípodas, no sería tan fácil llegar a Nariño.
Un creciente debate político donde participaban jóvenes y no jóvenes de diversas tendencias que polemizaban apasionadamente abrió brecha en el monopolio informativo pro-verde. Las cerradas cofradías virtuales de Mockus fueron contaminadas por las intervenciones de quienes discrepaban, en su mayoría jóvenes. Lo que sucedió fue una catarsis en ambos lados que subía de tono llegando a ser agresiva y soez a medida que avanzaba la campaña. También los pro-chavistas inocularon un veneno intolerable en un debate firmemente nacionalista, lo que perjudicó a Mockus.
Santos y Uribe quedaron mal parados en un mar de improperios, pero es obvio que tampoco se gana con medias verdades, menos con falacias y calumnias. De modo que las redes sociales demostraron que la teoría de la manipulación de masas es sin dudas menos aplicable cuando existen canales globales de comunicación al alcance de todos. Facebook, como motor decantante en una campaña política, ha sido lo más interesante de estas elecciones y su verdadero ganador.
En la noche del 30 de mayo, un gran fervor partidario rodeó a un Mockus que se presentó muy desteñido y reticente ante las cámaras de la TV. Un gran político hubiera felicitado a su rival, pero no lo hizo. La virtud de ser buen perdedor le habría dado unos votos de más, lo desperdició. Un tecnicismo lo llevó a segunda vuelta, pero el pueblo colombiano tal vez en ese momento esperaba más de quien había sido proclamado especie de redentor. ¡Qué error! Habló a sus fans, a los verdes, a los jóvenes, no a los colombianos de todas las generaciones y coloridos, lo que contrastó con el discurso patriótico, abierto e incluyente de Santos. Otra derrota en la segunda vuelta podría ser demasiado para el ego de Mockus, esperemos no se baje los pantalones.
- 23 de enero, 2009
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