Reflexiones del presidente taiwanés sobre Tiananmen
El Heraldo, Tegucigalpa
El 4 de junio se conmemoró el 21 aniversario del Incidente de Tiananmen.
Conmemoramos este día con el mismo espíritu con el que conmemoramos el Incidente del 28 de febrero, que sucedió en Taiwán en 1947, o los incidentes que sucedieron en Taiwán durante la época del "terror blanco " en los años 50.
Deseamos profundamente que las autoridades de China continental se tomen a pecho la trágica experiencia de Taiwán y afronten honestamente el Incidente de Tiananmen (un incidente referido a los derechos humanos de importancia histórica), con la intención no solo de aprender la dolorosa lección que ofrece y evitar que una tragedia así se repita, sino también de adoptar las medidas necesarias para curar las heridas y reparar las injusticias causadas a las víctimas del incidente y a sus familiares.
Si atendemos a la historia, veremos que en los conflictos entre los gobiernos y el pueblo que terminan en enfrentamiento sangriento, los gobiernos, como autoridad pública, deben asumir la más pesada responsabilidad. La existencia de un gobierno depende de la confianza que en él tenga el pueblo. Cuando se recurre a la utilización de las fuerzas armadas en contra del pueblo, no solo este resulta dañado, sino también la confianza entre el gobierno y los ciudadanos, y su recuperación necesita de mucho tiempo.
Los pueblos de ambos lados del Estrecho de Taiwán pertenecen a la misma etnia del pueblo chino; ambos son "descendientes de los legendarios emperadores Yan y Huang". Por tanto, lo único razonable es que ellos se apoyen y cooperen el uno con el otro con un corazón sincero.
Aparte de los asuntos referidos a los derechos humanos por los que han sido criticadas las autoridades de China continental, sus esfuerzos por promover la cultura china y el desarrollo económico, y por mejorar la vida del pueblo, han dejado una profunda impresión en el pueblo de Taiwán. Durante los últimos dos años, las relaciones a través del Estrecho han ido mejorando de manera continua, reduciendo en gran medida las tensiones en la región y ganándose la afirmación universal tanto de nuestros dos pueblos como de la comunidad internacional.
En vista de esta nueva condición histórica, esperamos que en esta coyuntura las autoridades continentales sean capaces de manifestar una manera completamente nueva de pensar en lo que respecta a los derechos humanos y, con completa sinceridad y autoconfianza, vayan resolviendo poco a poco los problemas pendientes referidos a este grave incidente. Esperamos también que sean capaces de tratar a los disidentes con un espíritu más generoso.
Esto no solo será de ayuda para fortalecer la confianza de los ciudadanos del continente en sus autoridades, sino que también será sin duda de gran apoyo para reducir la disparidad en lo que respecta a las condiciones de los derechos humanos entre los dos lados del Estrecho de Taiwán. Además, servirá para que la gente de todo el mundo crea que el desarrollo de China continental no solo es pacífico, sino que además representa los valores universales de libertad, democracia y derechos humanos.
- 23 de julio, 2015
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