Economía, dinámica de lo impensado
Cuando Dante Panzeri, legendario periodista deportivo de otros tiempos, publicó hace más de cuarenta años el libro "Fútbol, dinámica de lo impensado", seguramente no sabía que esa definición se ajustaba perfectamente a la economía.
En efecto, dado que los economistas tienen que destinar gran parte de su tiempo a explicar las consecuencias no previstas de políticas públicas equivocadas, es innegable que en materia económica son demasiado frecuentes las decisiones erróneas. Que terminan produciendo resultados impensados.
Es por ello válido preguntarse "¿cómo fue que la ciencia económica perdió el rumbo?", tal como hace Peter Boettke, profesor de la George Mason University, en referencia a la lamentable tendencia de ciertas escuelas de pensamiento económico, dóciles hasta la complicidad frente el creciente intervencionismo económico del poder político. Recorriendo un camino de servidumbre del cual América Latina ofrece abundantes muestras.
La escuela austríaca de economía, de la cual Boettke es actualmente uno de sus más destacados exponentes, no está precisamente entre las dóciles. A diferencia de otras, nunca perdió el rumbo.
Cabe recordar que en sus orígenes la disciplina se llamaba "economía política", y aplicaba sus conceptos al planteamiento de políticas públicas, transformándose virtualmente en una guía para el gobernante. Suponiendo, con bastante candidez, que gobernante y estadista son sinónimos.
Pero como esa suposición es errónea en la mayoría de los casos, tal como la realidad se encarga implacablemente de demostrarnos, los gobernantes terminan desestimando, en mayor o menor medida, esa guía ofrecida por la ciencia económica.
Es una lástima, porque de adoptarla se beneficiaría la sociedad en su conjunto, y no solamente los amigos del poder de turno. Sólo un ingenuo creería que lo hacen por ideología. Negocios son negocios.
La razón evidente es simple: son muy poco frecuentes los casos en que quienes detentan el poder político están dispuestos a aceptar lineamientos que reduzcan su grado de injerencia indebida en la actividad económica de la sociedad. Mucho menos su posibilidad de manipularla discrecionalmente.
Aunque también debe entenderse que hay otra razón, algo menos evidente, que no siempre está asociada a deshonestidades, a injerencias indebidas ni a manipulaciones discrecionales: la economía (incluso si la llamamos economía política) es una actividad de naturaleza diferente a la política. No entenderlo es haber perdido el rumbo.
Sobre este tema es oportuno rescatar las definiciones del filósofo estadounidense Frank Chodorov, quien en 1959 publicó un libro titulado "El surgimiento y la caída de la sociedad", donde destaca que "la economía es una ciencia que se ocupa de estudiar las leyes inmutables de la naturaleza, que determinan la producción y la distribución de la riqueza", mientras que la política es simplemente "el arte de poner reglas".
La realidad es que las normas de la economía siempre estarán operando, nos guste o no, al punto que con acierto suele decirse que en materia económica no hay nada que no pueda hacerse…, excepto eludir las consecuencias de lo que se hace. Por ejemplo, se pueden imponer controles de precios, pero no puede evitarse el consecuente desabastecimiento ni el mercado negro.
La política, por el contrario, es efímera, siendo su objeto de estudio las relaciones entre personas que se rigen bajo las reglas de una sociedad determinada.
La intromisión de la política en la economía, que en mayor o menor grado ocurre en toda sociedad, es apenas una evidencia de las dos cosas que desafortunadamente suelen caracterizarnos a los seres humanos. Mezcla de ignorancia y arrogancia.
Panzeri decía que el fútbol es "la más perfecta introducción a la lección humana del cooperativismo". Es algo que podría afirmarse, por cierto, de la economía. Y lo que predican, convencidos y convincentes, quienes nunca perdieron el rumbo.
Pero el viejo periodista deportivo agregaba, siempre refiriéndose al juego más bello del mundo, que se trata de la "ciencia oculta del imprevisto, el arte del engaño y la improvisación". Esa es la definición de la economía que transmiten quienes sí perdieron el rumbo.
Hasta la próxima.
El autor es iIngeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
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- 3 de julio, 2015
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