Polaroid renace con una cámara que apela a la nostalgia
Imagínese si, años después de disfrutar de su iPod, alguien pusiera un Walkman en su mano.
Así me sentí al probar la Polaroid 300, la nueva cámara instantánea de Polaroid Corp. Como resultado tuve una crisis existencial digital.
Durante años, Polaroid se hizo un nombre al ofrecer cámaras del tamaño de una pelota de fútbol que tomaban instantáneas cuadradas que se revelaban al instante (o, la menos, lo que pasaba por un instante en esa época).
Irónicamente, Polaroid se convirtió en una víctima de la gratificación instantánea, y se declaró en bancarrota en 2008, cuando la fotografía análoga instantánea se había vuelto irrelevante en la era digital. El culto de los amantes de las Polaroid hizo su duelo —en línea, irónicamente— y discursos fúnebres visuales y escritos, algunos con enojo, se multiplicaron cuando la empresa anunció que dejaría de producir su icónico rollo de película cuadrado.
Los seguidores de Polaroid no se quedaron con las manos vacías por mucho tiempo: a fines del año pasado, Fujifilm lanzó su propia cámara al estilo Polaroid, la Fujifilm Instax Mini 7. Ahora, Polaroid se asoció con Fujifilm para relanzar esa cámara (con algunos cambios de diseño) como una Polaroid genuina, con una nueva versión del rollo de película clásico que tiene el tamaño de una tarjeta de negocios, que puede usarse de forma intercambiable con la Instax Mini.
La Polaroid 300 se venderá en EE.UU. por US$89,99 y viene en rojo, azul o negro.
Esta cámara es más pequeña que sus abuelas, pero más grande que sus esbeltas pares digitales. Es robusta, su apariencia es como si fuera una cámara de juguete y es casi tan durable como una cámara para niños, ya que sobrevivió una semana en mi bolso y dos caídas por las escaleras, con sólo unos raspones como resultado.
La cámara también es lo suficientemente simple como para que la use un niño: se tira del lente para prenderla, y sólo tiene cuatro opciones: interiores, nublado, delicado y claro (Aunque no podría decirles cuál es la diferencia entre "delicado" y "claro". No hay zoom.
Las pequeñas fotos salen de la parte superior de la cámara, haciendo cosquillas en sus cejas segundos después de que apriete el botón para tomar la foto, y se revelan en más o menos un minuto. Las fotos son lo suficientemente pequeñas como para caber en una billetera y sin embargo tienen un espacio para escribirles un nombre o referencia. Cargar la película es fácil, y el número de las fotos se puede contar con facilidad en la esquina inferior derecha.
El vicepresidente de marketing de Polaroid, David Miller, es el primero en admitir que para la mayoría de la gente, la Polaroid 300 es una "cámara secundaria".
Y por un buen motivo: la película es una materia prima preciosa. Cada paquete de película cuesta US$9,99 en EE.UU., por lo que cada foto cuesta US$1. Al ser alguien con miles de fotos en mi computadora, este cambio en la economía fotográfica me convirtió en una usuaria más cauta y neurótica. ¿Qué pasa si mi foto sale borrosa? ¿Qué pasa si me encanta una foto y la quiero enviar por e-mail? ¿Qué pasa si pierdo la impresión Polaroid, que es del tamaño de una tarjeta de negocios?
Los diseñadores de la cámara fueron inteligentes al evitar reinventar la Polaroid 300 como algo que no es: una cámara de alta resolución digital. El aparato es deliciosamente ilógico: las fotos son costosas, pesa bastante y la resolución de las fotos no tiene comparación con las digitales. La Polaroid brindó sorpresas divertidas y frustrantes, como misteriosos borrones, sobreexposición y rostros lavados. Según Miller, es parte del encanto y la nostalgia de la cámara.
La Polaroid 300 funcionó mejor con luz del día, como las cámaras de antes. Las fotos con movimiento serán borrosas. Ya que las fotos siempre serán pequeñas, no me molesté por intentar tomar imágenes de paisajes, pero descubrí que la cámara era mejor para tomar retratos de amigos. Son los tacos altos de la fotografía: ideales para una fiesta, pero incómodos si se intenta hacer algo remotamente activo.
¿Vale la pena la Polaroid 300? La cámara me remontó a épocas más simples; cuando no sentíamos la necesidad de ver nuestros poros en fotos de fiestas o enviar nuestras fotos de las vacaciones a millones de extraños en línea. Cuando las fotografías eran tesoros para compartir con gente cercana a nosotros.
Sin embargo este aparato estará mejor en manos de sus seguidores más fanáticos. Para los demás, esta cámara se siente como algo parecido a un walkman y una caja de cassetes: es algo divertido, pero no es un sustituto para el iTunes.
- 23 de enero, 2009
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