Si esto es civilización, yo pao
Con estas actitudes antiinmigrantes han logrado polarizar a la sociedad y la zona fronteriza es un polvorín de descontento para ambos lados, esto incentivado por las terribles muertes de dos jóvenes mexicanos a manos de la patrulla fronteriza, un incidente ocurrido en El Paso y el otro en Calexico, California.
Así, la situación se ha tornado tensa, la gente que no vive cerca de la frontera tiene una idea distorsionada de la realidad y se les hace muy fácil hacer juicios sin conocer la verdad. Todos los días las personas que viven en fronteras, que tienen que ir y venir de país a país son víctimas de largas colas y en muchas ocasiones de malos tratos al pasar, particularmente si eres mexicano.
Claro con dinero se alivia la situación, si tienes para comprar un pase SENTRI, tendrás acceso express y no realizarás una larga fila. Pero para la gente común el calvario está ahí, en la división de dos países, uno pobre y uno rico, que por múltiples razones están intrínsecamente relacionados, todos ellos son unos verdaderos héroes del diario acontecer, cada día hacen mayor fila y son víctimas de más rigurosas y extensos controles de seguridad.
Y es que si entendemos que 99 por ciento de las personas que transitan diariamente por la frontera, por sus puertos fronterizos son personas de bien ¿Por qué tratarlos así? Los terroristas no viene de México, los grandes cargamentos de droga no pasan a pie frente a los guardianes. Esto es excesivo por parte de los agentes fronterizos, además contribuye a la polarización social.
Parece que la premisa es que todos son culpables hasta que demuestres lo contrario. Los permisos especiales tardan horas, los cobran y el servicio es pésimo. No hacen diferencia en las personas mayores de edad o con necesidades especiales. Pero eso sí, ya hay un nuevo incremento en muchos de los servicios del departamento de inmigración, en el costo de las visas de trabajo y de turista.
No se vale hacer leyes antiinmigrantes y crear un clima de miedo. Ahora algunos legisladores en Arizona ya están trabajando un poco en tratar de revertir el grave daño que le han hecho al estado pensando en programas de trabajadores huéspedes. Aquí hay mucho empleo, pero ninguno de los estadounidenses lo quiere hacer. Esta historia suena ya conocida.
Algunos legisladores quieren este programa temporal para cubrir toda la demanda del estado. Otros, con clara agenda antiinmigrante como el senador (Russell) Pearce, comentan que sería bueno para el campo, pero que no traigan familia, ni tengan hijos aquí. Ese pensamiento suena arcaico con los vientos de cambio en pleno siglo veintiuno. Te invito a mi casa, comes poco y te vas luego, y ni se te ocurra repetir.
Mientras se envía el mensaje de unión en la copa mundial de futbol de Sudáfrica, que por cierto ha estado muy emocionante con varias sorpresas, aquí en la franja fronteriza se evocan imágenes tristemente célebres como el muro de Berlín. Si eso es lo que llamamos civilización, yo paso.
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