Las jubilaciones en Argentina: Jubilaciones: el sistema estatal es inviable
Bastante mal parado ha quedado el Gobierno negándose a aceptar el proyecto de ajuste de las jubilaciones que presentó la oposición. El argumento que puede leerse en la página del Ministerio de Economía es que llevaría a la quiebra al sistema provisional. Sin embargo, en verdad el sistema ya está quebrado y, en todo caso, como en economía siempre hay que optar, el Gobierno debería elegir entre despilfarrar $ 35.000 millones anuales en subsidios a la energía, el transporte y otros rubros más o financiar el aumento de las jubilaciones. |
De todas maneras, por más vueltas y parches que quieran ponerle al sistema de jubilaciones estatal, es imposible arreglarlo porque es inviable. Aquí y en cualquier país del mundo. La razón es muy sencilla, en los sistemas de reparto los trabajadores que están en actividad pagan un impuesto, junto con las empresas, sobre sus salarios para financiar a los que están jubilados. Y mañana los que hoy trabajamos seremos mantenidos por los impuestos que pagarán los nuevos trabajadores y las empresas. En base a este dato obvio, el primer problema que se presenta es que, gracias a Dios, la esperanza de vida de la gente aumentó y la tasa de natalidad no aumentó al mismo ritmo, por lo tanto, cada vez hay menos trabajadores en actividad para sostener a un stock de jubilados cada vez mayor. Se estima que la relación actual es de 1,4 trabajadores por cada jubilado. Absolutamente inviable. Este es el primer dato a tener en cuenta. Matemáticamente, el sistema de reparto no funciona.
Lamentablemente, en algún momento vinieron los políticos y nos dijeron: “como todos usted son unos incapaces que no saben prever su futuro, nosotros nos vamos a encargar de administrarles el dinero para cuando lleguen a jubilarse”. El resultado está a la vista. Los jubilados están en la miseria más absoluta y muchos de los políticos que se sintieron y se sienten superiores al resto de la población disfrutan de fortunas personales envidiables. Es que no todos pueden tener la visión de comprar en el momento oportuno algunos terrenitos en El Calafate para cuando se jubilen.
¿Puede hacerse algo para mejorar la situación de los actuales jubilados? La realidad es que no mucho. ¿Por qué? Porque el ingreso de los jubilados es función de las siguientes variables: a) la tasa del impuesto sobre los salarios que se aplica para financiar al sistema, b) el nivel de salario real que cobra el que está en actividad, c) la tasa de ocupación y d) el grado de trabajo en negro.
Cuanto mayor sea la tasa del impuesto que se paga sobre los salarios, mayor el incentivo a la evasión y al trabajo en negro dado que el costo de la mano de obra se hace artificialmente más caro, por lo tanto se tiende a sustituir capital por trabajo. Pero como el costo del capital en Argentina es caro por la falta de calidad institucional, toda mejora en los ingresos de los jubilados basada en mayores impuestos al trabajo deja a la economía con los dos factores de producción en niveles altos. Tanto el costo del capital como el costo laboral hacen que la economía no pueda ser competitiva, los salarios reales bajos y las jubilaciones también bajas.
El punto b) tiene que ver justamente con el tema institucional. El salario real depende del stock de capital por trabajador. Como gobierno tras gobierno se han encargado de demoler la calidad institucional, Argentina tiene una muy baja tasa de inversión. Por esa razón hay tantos pobres, desocupación y salarios reales que encima son atacados con el impuesto inflacionario. En consecuencia, con esta calidad institucional es impensable en tener una masa salarial (la base imponible) lo suficientemente alta como para financiar jubilaciones más elevadas.
El punto c) se liga al concepto anterior. Sin inversiones no se crean puestos de trabajo y, encima, con impuestos altos sobre la nómina salarial menos incentivos a contratar personal. Por eso, también aparece el punto d) que es la economía informal. Mucha gente prefiere trabajar en negro para que no le quiten con impuestos una parte importante de su salario para encima tener una jubilación miserable el día de mañana.
Pero aún mejorando la calidad institucional, la inversión, el salario real y disminuyendo o eliminando el trabajo en negro, el sistema sigue siendo inviable por la relación entre trabajadores activos y jubilados.
La solución de fondo es pensar hacia adelante, volviendo a un sistema privado de ahorro, pero con importantes mejoras en el marco regulatorio. En realidad cualquier ser normal sabe que vivir en la Argentina significa tener que ahorrar para la vejez porque la jubilación que cobrará será miserable. En los hechos mucha gente va ahorrando al margen del Estado para el día en que se retire. Conclusión: si la gente ya está tomando sus recaudos, ¿para qué necesitamos que el Estado nos diga si tenemos que ahorrar en una AFJP o en el sistema de reparto? Puesto de otra manera, cada uno sabe que tiene que arreglarse para no llegar como indigente al momento de la jubilación.
Lo concreto es que los actuales jubilados son víctimas del Estado Benefactor que les iba a asegurar la jubilación y la salud. Si esta es la ayuda de la dirigencia política, mejor que no ayuden más y dejen que cada uno ahorre para cuando se retire. Y por favor, que no me vengan con que no se puede dejar a la gente que actúe libremente para su momento de jubilación, porque si a esto le llaman jubilación estaríamos ofendiendo el intelecto de la población.
¿Qué hacer con los jubilados actuales mientras cada uno empieza a armar su futuro para cuando se retire? Por un lado es imposible mejorar los ingresos de los jubilados si no mejora el salario real y para eso hay que tener inversiones. Así que el primer paso es reconstruir el respeto por los derechos de propiedad para empezar a tener inversiones. En segundo lugar, se podría mejorar el ingreso de los jubilados eliminando los subsidios y pasando parte de esos ingresos a los actuales jubilados. Otra parte puede salir de las pérdidas de las empresas estatales, el fútbol para todos y una serie de obras públicas que deberían financiarse con capital privado, el que debería recuperar la inversión con tarifas por el uso de las rutas, etc. Es decir, en vez de que De Vido gaste la plata de los contribuyentes para hacer una ruta que luego CFK inaugura con algún discurso innecesario, la obra se financiaría con capitales privados con un recupero que provendría de lo que deberían pagar aquellos que usan esa ruta y, además, nos ahorramos el innecesario discurso de Cristina.
No vendría mal, por otro lado, explorar si los negocios acordados con Chávez son del todo convenientes. En una de esas en ese punto se encuentran algunos recursos adicionales para bajar el gasto o bien destinarlos a los jubilados.
En definitiva, lo primero que hay que tener presente es que la jubilación estatal es matemáticamente inviable. Lo segundo es dejar que la gente arme su jubilación hacia el futuro sin que papá Estado venga a estafarnos con el argumento que ellos son más ilustrados que nosotros. El tercer punto es, dentro del inviable sistema estatal, buscar la forma de corregir los cuatro puntos señalados más arriba para que aumenten los ingresos reales y, paralelamente, dejar de dilapidar recursos de los contribuyentes para destinarlos a sostener a los actuales jubilados. La triste realidad es que los actuales jubilados son víctimas de un sistema inviable. Y aún más, la oposición aceptó terminar con las AFJP y ahora se queja por la forma en que el gobierno maneja los fondos que la gente tenía ahorrados. ¿Acaso pensaban que los Kirchner iban a manejar de una forma diferente esos fondos?
Ese dinero del que se apropió el Estado debería volver a manos de quienes fuimos confiscados, porque no sirve usar ese stock para financiar flujos de gastos mensuales. Es decir, no puede financiarse aumentos de jubilaciones en forma permanente usando stocks. Los aumentos deben financiarse con flujos, y esos flujos provienen del salario real, de una baja tasa de desocupación y de mínimo trabajo en negro, que solo puede lograrse bajándose la carga tributaria sobre los salarios en vez de subirla como proponen algunos sectores de la oposición.
En definitiva, alguno podrá pensar que mi propuesta de que cada uno arme su jubilación es de insensibilidad social. La situación de que hoy viven los jubilados me permite afirmar que mi propuesta tiene más contenido social que la demagogia populista de la jubilación
estatal.
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