Obama: Dos caras ante la inmigración

La Opinión, Los Angeles

Desde que Barack Obama era precandidato presidencial, a lo largo de su campaña ya como nominado demócrata y durante lo que va de su gobierno se ha mantenido vigente la esperanza de que, finalmente, se dé paso a una reforma de inmigración justa e integral.

El discurso de Obama de hace unos días, en el que señaló específicamente la necesidad de esa reforma y afirmó que el sistema actual está roto, reverdeció esas esperanzas.

Pero si bien es cierto que en el plano rétórico el presidente Obama ha sido receptivo en este tema y se ha comprometido reiteradamente a hacerlo avanzar, en la realidad las cosas han sido algo distintas. En los hechos la reforma de inmigración sigue estancada y la comunidad inmigrante sigue sometida a una continua presión.

Esto ha sido así por la crudeza del contexto jurídico y social, por las acciones antiimigrantes de ciertos grupos en varias partes del país y, ha de señalarse, por las acciones y omisiones del propio gobierno de Obama.

Los golpes provenientes de grupos y leyes antiinmigrantes, como la SB 1070 de Arizona, son ominosos y tienen una ruda carga de inhumanidad, racismo e injusticia. Sobre la propia SB 1070 pesan varias demandas, la más importante del propio gobierno de Obama, que la considera inconstitucional por usurpar funciones y facultades que competen al ámbito federal.

Que grupos antiinmigrantes actúen, incluso en la escala de la ley SB 1070, es reprobable pero previsible. Su ideología política, su xenofobia, su racismo, su cinismo, su miopía social, su afán de lucro político o económico fácil o su desdén por los derechos civiles de los grupos minoritarios o diferentes son nefastos, pero están en la línea de su conducta histórica. Son tan coherentes como hostiles, tan verticales en su lógica y su sinrazón como perniciosos para la armonía y el progreso del país. Cuando de esos grupos se desatan ataques contra los inmigrantes hay una coherencia que permite deslindar posiciones, trazar fronteras y, sobre todo, plantear estrategias para enfrentarlos con apego a la ley.