Independencias
Ideas – Libertad Digital, Madrid
La declaración de independencia de Kosovo "no violó ninguna ley internacional", según el correspondiente tribunal internacional. Por supuesto. Jamás ha existido una ley que impida la independencia de un país. Sí, que impida la independencia de una parte de un país que se supone acorde y sometida a una Constitución común.
Hace poco, en La Ilustración Liberal, hubo un debate entre José Carlos Rodríguez y Manuel Pastor que llegó a Libertad Digital y fue materia de muchas conversaciones entre liberales. Lo que me interesa recordar de ello es que la única nación que se fundó en un acuerdo por el cual una parte o varias del cuerpo común tenían derecho de secesión fue América, y eso encontró su límite en la guerra civil de 1861-1865, librada precisamente a partir de la voluntad de separación de los estados del Sur, aplastada por la Unión. En cierto sentido, y esto formaba parte de la polémica, Lincoln refunda, o funda sobre un nuevo precepto, la nación americana.
Nada de esto tiene nada que ver con Kosovo, puesto que Serbia no está en condiciones políticas ni militares de oponerse a la secesión de esa región, denominada últimamente en los documentos internacionales "provincia serbia de Kosovo". Yugoslavia como tal no fue producto de un acuerdo de voluntades, sino de la voluntad de una parte de los vencedores de la Gran Guerra reunidos en Versalles –que se pasaron por donde mejor les vino los reclamos del presidente Woodrow Wilson de independencia para Serbia, opción que también defendía Benito Mussolini como clave de la paz en los Balcanes–, y de la voluntad personal del mariscal Tito. No existe una Constitución yugoslava políticamente válida. De modo que no pueden hacerse ilusión alguna los separatistas vascos y catalanes, a menos que rechacen explícitamente la Constitución de 1978, cosa que están en camino de hacer, a menos que se emprenda una reforma del texto orgánico que nos implique a todos. Jamás el PSOE convocará a unas cortes constituyentes, y caben serias dudas de que se proponga hacerlo el PP, que no dice ni mu al respecto.
El problema más obvio de Kosovo es que no se trata de una independencia, digamos, normal, de un país con partidos políticos y opinión pública, sino de un país propiedad de una mafia que trafica con armas, drogas y personas, con campos de entrenamiento en que las mujeres que van a ser vendidas en el exterior son sometidas a violaciones sistemáticas para adaptarlas a una nueva realidad. Estos señores, los del UCK o Ejército de Liberación de Kosovo, dejan muy pequeña a la vieja y tradicional mafia siciliana, y lo hacen en todos los sentidos. Sicilia posee un estatuto autonómico que no poseen otras regiones de Italia, eternamente garantizado como consecuencia de la ayuda que Lucky Luciano y sus paisanos de la isla proporcionaron a los Estados Unidos para liberar el país de Mussolini, y de los alemanes y del comunismo. Tras la célebre reunión secreta de Roosevelt con los capi di tutti i capi, paralelas a las que De Gasperi mantuvo con la Iglesia y el PCI, y habida cuenta de que Stalin no quería Italia, todo fueron facilidades para el desembarco. Pero a los sicilianos no les convenía una separación total de Italia (la hubiesen tenido de haberla querido): mejor andar por el mundo con un pasaporte italiano que con uno que les hubiera cerrado unos cuantos aeropuertos, y mejor tener un país entero para explotar y pudrir que estar solos y aislados en el Mediterráneo. Los del UCK no tienen ese problema: poseen pasaportes de todos los países, incluidos esos electrónicos que nos permiten a los europeos entrar en los Estados Unidos sin visa.
Ni más ni menos que eso. Todo lo demás es normal. No ha habido nunca un país que se declarara independiente sin violencia de alguna clase, antes o después de haberse autodeterminado. Autodeterminación es la palabra mágica de la descolonización, acuñada en la Conferencia de Bandung y que se empleó en todas las reuniones sucesivas de no alineados que el cielo vio, antes de ser expropiada por tipos como Ibarreche, Carod, Gerry Adams y demás ralea de todos conocida por su capacidad para generar conflictos mientras fingen superarlos.
No hay que temblar por la posibilidad de que el archivo del caso Kosovo por vacío legal se extienda a Cataluña, el País Vasco, Escocia, o a flamencos y valones, que no se pueden ver. Éstos tienen constituciones y modos pacíficos de solventar sus asuntos. Cierto que Cataluña se parece a Sicilia, como decíamos hace poco José García Domínguez y yo. Y que el País Vasco, en manos de la ETA, que aspira a ser el UCK local, puede acabar pareciéndose a Kosovo. En los dos casos, serán gobiernos de delincuentes. Los que no son miembros de la banda ya se pueden ir estableciendo en lo que quedará de España.
- 23 de julio, 2015
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