Venezuela: caso avanzado de monoproducción
En el futuro la inflación tenderá a crecer en nuestro país. Lo ocurrido desde 1999 deja como legado esa probabilidad. La última década vio, atónita o indiferente la liquidación de la agricultura. Ya la producción en el campo venía sufriendo un descenso desde ese año, y aún se mantiene, infiriendo el golpe de gracia a la vida rural. Con la idea de mejorar la suerte de los habitantes de los barrios se crearon en 1999, bajo el programa Barrio Adentro, una serie de ventajas y de facilidades o de incentivos que mejoraron la vida en los cinturones urbanos. Estas medidas, tomadas sin que al mismo tiempo se adoptaran programas similares para las aldeas y caseríos del campo, estimuló la emigración hacia los grandes centros metropolitanos.
La producción agrícola se vino abajo. Bastó una etapa de prosperidad petrolera, como la que advino en 2006 para que el fisco, dotado así de más dinero, pudiera asir la macana con la cual estrangularía la producción agrícola. El país que venía sustituyendo importaciones agrícolas dentro de una política de autoabastecimiento alimenticio vio como año tras año tenía que incrementar las importaciones. Hoy, como ocurre en Kuwait, en Abu Dhabi o en Qatar, cerca del ochenta por ciento de todas las necesidades en materia de alimentos y materias primas agropecuarias se satisfacen por los cinco puertos más importantes del país. Los países árabes que he mencionado se igualan o nos superan en la avidez importadora, pero tienen la excusa de la aridez desértica de su suelo que nos les permite sostener una agricultura.
La industria que fue creándose en el país desde 1936 no ha desaparecido por completo como aconteció con la agricultura, pero está tan debilitada que es apenas sombra de lo que fue ayer. Los procesos latinoamericanos de integración tenían que afectar las industrias existentes para las postrimerías del siglo XX. Había que preguntarse para 1990 si el proceso de integración entre los países de la América criolla iban a verificarse o no. Si se creía que esos procesos vendrían, hubieran tenido que imponerse una serie de medidas tendientes a salvaguardar el mercado de los productos de fabricación nacional y evitar que aquellas fábricas que fuesen filiales de grandes empresas trasnacionales permaneciesen en el país. No se hizo nada de eso y las trasnacionales, todas ellas, movieron sus fábricas ubicadas en el país a Colombia y en menor medida hacia Brasil. Hoy las trasnacionales que tuvieron usinas completas hasta los primeros años del presente siglo, tienen galpones para almacenar productos elaborados en Medellín, Cali o Bogotá.
Así se consumó la liquidación de nuestra economía. La Venezuela de hoy, que sólo produce petróleo y gases ya nada tiene que ver con aquella que un día quiso diversificar su economía. Venezuela, el Kuwait del trópico, es en América Latina el caso más acabado de monoproducción exportable.
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