Jamás hubo una sola guerra eficaz
El Heraldo, Tegucigalpa
No hay palabras para explicarle a una madre la muerte de un hijo destrozado por las balas. Es una atrocidad de la que no quiero tener culpa, ni siquiera indirectamente. De modo que, aprovecharé estas bravuconadas de Chávez para hacer una condena radical de la guerra.
Es bonita la historia. De pequeño solía ir con mis mayores, militares, a los cuarteles y admiraba los históricos trajes coloridos de los soldados. Pero ya grande, me enteré de que muchos países, como Canadá y Australia, se independizaron sin guerras y hoy son más progresistas que toda América Latina.
En 1870, uno de los más grandes pensadores de América y padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, escribió, en "El crimen de la guerra" que "el derecho de la guerra es… el del homicidio, del robo… de la devastación… esto es la guerra… el derecho del crimen, contrasentido espantoso y sacrílego".
Tomemos, por caso, el paradigma de las guerras "justas", la Segunda Guerra Mundial (SGM). Ivan Eland, para quién "la Revolución Americana… probablemente disminuyó la libertad… las guerras casi siempre lo hacen", cuenta que la SGM supuso un aumento del estatismo. El gobierno asumió el control de la economía que llegó a representar más del 40% del PIB, además de conculcarse muchas libertades civiles. Las guerras son estatismo y corrupción.
Charlton Heston afirmó: "Recuerdo estar volviendo desde ultramar en una mañana soleada de victoria al final de la SGM… pensábamos que la libertad rápidamente se esparciría por el mundo, que quedaría libre de guerra y tiranía. Estábamos equivocados. Fue la tiranía (soviética) la que prosperó".
Un análisis objetivo muestra que la SGM no fue la guerra eficaz, necesaria para que Occidente se librara del mal. Se destruyeron ciudades enteras, provocando unas pérdidas materiales que Hitler jamás hubiera logrado.
Un solo homicidio es injustificable sin que importe la ideología, religión o grupo étnico. De manera que las estadísticas no tienen sentido, solo sirven para graficar. Si Hitler hubiera seguido adelante y hubiera matado a 30 millones de personas, lo que es muy exagerado (todos los judíos del mundo no sumaban 18 millones), hubiera asesinado a menos que la SGM que produjo más de 36 millones de víctimas (hasta 60 millones calculan algunos).
En lugar de acabar con una tiranía legitimó a otra, la URSS que, solamente bajo Stalin, cometió más de 33 millones de homicidios. La gran ironía es que esta última dictadura, siendo mucho más poderosa, ya que contaba con imponentes arsenales nucleares, luego fue vencida, sin guerras, por la paz.
La paz se logra desoyendo a los ineficaces violentos. Según Santo Tomás, la violencia es contraria a la naturaleza humana. De modo que, la coacción (la violencia), al desarticular la armonía propia de la naturaleza, provoca tensiones que pueden degenerar en mayor agresividad.
Así los gobiernos inician las guerras. Vía el monopolio de la violencia de los Estados, empiezan por imponer regulaciones que subvierten las relaciones naturalmente pacíficas de las personas dentro del mercado, o las relaciones internacionales con irritantes fronteras, aduanas y demás fuentes de conflicto.
En el siglo XVII "soberanos" significaba: "capaces de hacer el mal con impunidad". Si Chávez continúa su escalada autoritaria, si cada día aplica más coacción sobre la sociedad y sus vecinos, terminará intentando una guerra. Digo intentando porque, para guerrear, hacen falta dos partes.
El autor es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute de Oakland, California.
- 23 de julio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
- 28 de enero, 2025
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