Preguntas chinas a Cristina
Ocurrió durante la visita a China, en el auditorio central de la Universidad de Economía y Comercio Internacional de Pekín. Un estudiante le preguntó a la Presidenta qué medidas tomaba su gobierno para combatir la corrupción. No se sabe si fue por un auténtico interés, visto que en su país la corrupción también es un azote, o porque había llegado a oídos del interesado (ahora que les está permitido googlear ), que a fines de 2009 la Argentina figuraba en la lista de Transparency International (la entidad que mide en la mayoría de los países la intensidad de la mano en la lata) en el puesto 106 sobre 180 países. Inmediatamente después de Tonga, Zambia, Benin, Gambia y Niger. Bastante distantes de Uruguay y Chile, que con un honroso puesto 25 se codea con Francia.
Sorprendida, la señora presidenta apenas atinó a hilvanar una respuesta. "Con mayor grado de competencia empresarial", dijo, y embarulló aún más el tema. Embistió entonces con uno de sus hits preferidos, los "monopolios", que -se sabe- son causantes de casi todo lo malo que ocurre, incluida la corrupción. Menos el monopolio que conduce el matrimonio: diarios, revistas y Canal 7 (rebautizado no sin pedantería como "canal público").
Llama la atención que a Cristina, sobre cuya vocación pedagógica no caben dudas, nadie le haya escuchado decir, desde que es Presidenta, la palabra "corrupción". Hay gente que cree que si uno no nombra algo, ese algo tiende a diluirse. La Señora parece pertenecer a este grupo. Tenía que ser un estudiante chino el que la metiera en semejante berenjenal. Y eso que el joven oriental no sabía que hace dos años pasó por aquí la presidenta de Transparency, Huguette Labelle, y no logró que la Presidenta encontrara un momento para atenderla.
A pesar de omitirla, la corrupción existe. Los últimos casos -por poner los ejemplos más recientes- involucraron a la Anses, donde se han detectado jubilados que preguntan al juez: "¿Cuánto hay que poner para cobrar?" También al ministerio de Desarrollo Social, feudo de la hermana Alicia, donde algunos desleales "dibujaban" o "dibujan" mecanismos para conseguir planes sociales. Sin menoscabar el caso Venezuela y las comisiones que se exigen a los empresarios locales que desean exportar allí sus productos, ni el desmesurado aumento de la fortuna presidencial. Y ahora asoma el Senado, donde al parecer se rematan leyes al mejor postor.
Todo indica que la corrupción es un mal inherente a las sociedades y que difícilmente se logre extirparla. Sus raíces hay que buscarlas en culturas donde las dádivas y los favores ocupan el lugar de los derechos. Esta descripción, aunque le calza como un guante a la Argentina, es la que viene siendo utilizada por los entendidos para describir lo que ocurre en Grecia. La sociedad griega lleva 30 años (en eso sí que llevamos la delantera) recibiendo continuos mensajes de impunidad desde el poder. En Grecia son infinitos los casos de corrupción que se han saldado sin que nadie se dé por aludido o padecido un proceso judicial. En la Argentina también.
La corrupción es, en la mayoría de los casos, un crimen sin castigo que hasta puede llegar a ser premiado. Así ocurrió con los miles de millones de dólares que Estados Unidos desembolsó para evitar la quiebra de su sistema financiero. Fabrice Tourre, un francés de 31 años educado en Londres, ejecutivo de Goldman Sachs y conocido como el "Fabuloso Fab", fue el primero en darse cuenta de que el mercado hipotecario americano se iba a hundir. Pese a eso, siguió empaquetando sus dudosos productos (las hipotecas subprime ) y vendiéndoselas a sus mejores clientes. Causó pérdidas arriba de los mil millones de dólares. No sólo no fue preso sino que hoy, haciendo honor a su apellido, ocupa la vicepresidencia de Goldman Sachs.
En Francia, a Sarkozy le tiembla el piso por su implicación en el caso Bettencourt (la octogenaria heredera de L´Oréal que novia con un fotógrafo gay). En Cuba, donde la corrupción está arrasando la isla con más fuerza que un huracán, está prófugo -entre otros- el chileno Max Marambio, ex jefe de la escolta de Salvador Allende, devenido un próspero hombre de negocios e íntimo amigo de Fidel.
Italia está sumergida en un caos de tal magnitud que la P2 ha sido reemplazada por la P3 (parece que es más abarcadora). El recordado Saramago había predicho que Berlusconi llevaría el país al fascismo, aunque no sería de camisas negras sino de corbatas Armani.
Umberto Eco no es optimista frente a los tiempos que se avecinan. Entrevistado por El País , declaró que el futuro de Europa será Italia: "La Italia de Berlusconi anuncia situaciones análogas en muchos otros países europeos: donde la democracia entra en crisis, el poder acaba en las manos de quien controla los medios de comunicación. Así como Italia fue el laboratorio del fascismo, que luego copió España, en este momento es el laboratorio del berlusconismo".
Para Eco, el "berlusconismo" es un peronismo europeo. "Aunque todavía -señala- no ha llevado al gobierno a ninguna actriz."
© LA NACION
- 23 de julio, 2015
- 28 de enero, 2025
- 27 de enero, 2025
Artículo de blog relacionados
The Wall Street Journal Americas El 4 de mayo pasado, Chevron Corporation se...
14 de mayo, 2012- 27 de marzo, 2007
BBC Mundo Incertidumbre. Es la palabra con que el analista Jesús Silva Herzog...
2 de septiembre, 2012El Blog de Montaner Carlos Alberto Montaner nos explica en qué consiste el...
21 de julio, 2020