Los ídolos caídos
El País, Montevideo
José Stalin nació en 1879. Fue un revolucionario que logró imponerse en forma cruenta. Solía asesinar a quienes pudieran rivalizar con él dentro del comunismo. Así fue que logró la muerte de Trotski, en México. A esto se sumaron las masacres de millones de inocentes. Paralelamente quiso instalar a la URSS como una gran potencia mundial.
Entretanto, el vasto territorio de la ex Unión Soviética, se iba poblando de estatuas de Stalin. ¿Quién se podía atrever a resistirlas? Hasta se desparramaron hacia los países satélites.
En 1953 Stalin murió y a los que le sucedieron les resultó conveniente acusarlo de horrores de los que no fue único protagonista. Nikita Khruschev iniciaba el proceso de "desestalinización". Los restos de Stalin fueron retirados del mausoleo de Lenin y cayeron unas cuantas estatuas suyas.
En la República de Georgia, donde Stalin nació, subsistía hasta hace pocos días, una estatua que lo mostraba en versión de seis metros, colocada sobre un pedestal de nueve metros. Finalmente, el viceprimer ministro de Georgia dijo: "Por sus acciones Stalin no puede ser considerado georgiano" y recordó que había sido "verdugo de millones de personas". Para evitar problemas, la estatua fue retirada de noche, y guardada en un museo.
Todo esto debería resultar una enseñanza útil, para quienes insisten en erigir estatuas de personajes tan discutidos. Por ejemplo, ¿cuánto puede durar la estatua del dictador Fidel Castro que en Venezuela ha insistido en levantar el presidente Chávez?
Claro que hay soluciones eclécticas. Existen comerciantes de estatuas de la era comunista, que las revenden con buena ganancia, a quienes quieren poseer un recuerdo de la caída del marxismo-leninismo. A veces son simples retazos emblemáticos, como los trozos del muro de Berlín, que se encuentran por doquier (hasta en el uruguayo Nuevo Berlín). A veces son grandes, como la estatua de Lenin, comprada a US$ 150.000 luego de haber sido derribada en Checoslovaquia y que se exhibe en Seattle, Washington, bajo protesta de muchos ciudadanos estadounidenses.
Pero lo más interesante en esta materia es un lugar a pocos minutos del centro de Budapest, donde un curioso parque presenta recuerdos de la época comunista, evocando cómo cayó esa dictadura en los años 1989-1990. Están los monumentos alegóricos de la rechinante "amistad soviético-húngara" y otras composiciones gigantescas, como las estatuas de Lenin, Marx, Engels, Dimitrov y otros. Llama la atención la figura facsimilar del otrora silenciosamente detestado soldado soviético, de 6 metros de altura, que supo estar en un lugar visible desde distintos puntos de la ciudad y que ahora se halla relegada al parque, con su bandera con hoz y martillo y la metralleta colgando del cuello.
Sin embargo, nada de esto parece hacer meditar a los chinos: ellos acaban de emitir una serie de normativas sobre cuáles de las imágenes del líder comunista Mao Zedong, deberá ser única inspiración para los fabricantes de estatuas y estatuillas.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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