¿ALBA, para qué?
Desde que Fidel Castro y Hugo Chávez crearon la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) en diciembre de 2004, me ha interesado mucho entender en qué consiste. No ha sido fácil porque la ALBA no se caracteriza por su transparencia. Sobre el funcionamiento de Telesur, Petroamérica, el Sucre, todos creados bajo el marco de ALBA-TCP, se sabe poco.
Por ejemplo, ¿cómo se conforman los directorios de Telesur y Petroamérica? ¿Se asegura la participación equitativa de todos los países miembros en la conformación de estos directorios o es algo que se decide en Caracas y La Habana?
Ha pasado poco más de un año desde que el presidente venezolano nos informó por televisión que nuestro presidente había firmado un acta declarando la adhesión de Ecuador a este organismo. No parece importar que de acuerdo a la Constitución vigente en nuestro país cualquier tratado o acuerdo internacional que comprometa al país en “acuerdos de integración y de comercio” requiere la aprobación de la Asamblea Nacional. De manera que la adhesión de Ecuador al organismo no es válida.
Carlos Lage, ex vicepresidente cubano, dijo en 2008 que la ALBA era posible gracias al gobierno de Hugo Chávez. Según el Centro de Investigaciones Económicas (Cieca) entre diciembre de 2004 y septiembre de 2008 Venezuela había regalado a países miembros de la ALBA (hasta ese entonces solo Bolivia, Cuba, Dominica y Honduras) 32.952 millones de dólares. El principal beneficiado de los regalos del gobierno venezolano fue el gobierno cubano, que obtuvo 18.776 millones. Bolivia recibió 6.724 millones, Nicaragua 5.523 millones, la Honduras de Manuel Zelaya 130 millones y Dominica 8 millones.
¿Cuál es el motivo detrás de la devoción de Venezuela a la ALBA? En el Plan Nacional de Desarrollo Simón Bolívar 2007-2013 se establece claramente que la finalidad de la política exterior venezolana será crear un mundo multipolar, lo cual “implica la creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía del imperialismo norteamericano”. Para lograr esto se afianzarán “intereses políticos comunes”, y Venezuela colocará “su potencialidad energética para profundizar la alianza estratégica”.
¿Qué podemos esperar los ecuatorianos de esta alianza que explícitamente propone el alejamiento de Occidente, y en particular, de nuestros principales socios comerciales (Estados Unidos y la Unión Europea)? No conviene encerrarnos en el marginal mercado de la ALBA que en 2009 constituyó el 0,83% del PIB mundial y solo 12,5% en América Latina y el Caribe.
En 2009 menos del 5% de las exportaciones ecuatorianas se destinaron a ese mercado y menos del 7% de las importaciones vienen del grupo ALBA. Y si excluimos a Venezuela del cálculo, a este grupo no se destina ni el 1% de nuestras exportaciones ni es la fuente de más de 0,1% de nuestras importaciones.
Normalmente un país ingresa a una alianza o acuerdo internacional cuando este obedece a los intereses nacionales. No obstante, el acta que funda la ALBA y las acciones que se han dado bajo su auspicio obedecen a los intereses de líderes autoritarios de otros países y no a los de los ecuatorianos.
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