El Salvador: Lecciones de nuestra historia
La primera lección fue de procedimientos: es mejor tomar las decisiones a través de instituciones que a través de guerras y violencia. Para aprender esta simple y obvia lección, el país pasó por una terrible guerra con decenas de miles de muertos y más de una década de atraso económico y destrucción de activos. La segunda etapa trajo dos lecciones, más sutiles aunque no menos importantes. Durante años, el populismo había sido identificado con la izquierda. La presidencia de Napoleón Duarte servía como ejemplo de esta identificación. La presidencia de Tony Saca trajo consigo dos lecciones: Primero, demostró palpablemente que la derecha puede también ser populista, y que los efectos de ese populismo son tan dañinos como los del populismo de izquierda, desenfoca los problemas que hay que resolver para avanzar en el progreso del país para enfocarse en fomentar la popularidad de personas específicas; convierte a los partidos políticos y al gobierno mismo en ve-hículo para lograr este objetivo, y no tiene empacho en entregar el país a la extrema izquierda si esto es conveniente a los intereses de dichas personas. La lección se dio en el contexto de ARENA, que creyó que lo malo del populismo era su orientación izquierdista, cuando lo malo es que está basado en el engaño, en pretender que se toman acciones para mejorar al pueblo cuando en realidad sólo son acciones de propaganda.
La segunda lección de esta etapa es que los resultados del populismo son lo opuesto de lo que los que creen los políticos listos son los que engañan al pueblo. En la realidad, en El Salvador el populismo, sea de derecha o de izquierda, puede ganar por un tiempo pero a la larga —en un plazo de cinco años— pierde. El factor común que une a las presidencias de Duarte y de Saca —el populismo— fue lo que hizo que los partidos de estos presidentes perdieran las elecciones presidenciales siguientes. Esta es la lección más importante de la segunda etapa de la confrontación ideológica del país: en El Salvador, el populismo pierde a la larga, sea de izquierda o de derecha, porque la continuada diferencia entre la propaganda gubernamental y la realidad termina erosionando la credibilidad de los políticos populistas. Los partidos políticos deberían de integrar esta lección a sus idearios y jurarse nunca más caer en el populismo. ARENA, en especial, debe entender que su conversión al populismo de derecha fue lo que lo llevó a la derrota y al triunfo del extremismo de izquierda.
La tercera etapa es la que estamos viviendo. La característica fundamental de esta etapa es que el conflicto ideológico, que se peleó en una guerra en la primera etapa, y en elecciones entre partidos rivales en la segunda, ahora se está peleando en el partido de gobierno mismo. Diferente de lo que mucha gente piensa, este conflicto no se está peleando entre el gobierno y el FMLN. Después de todo el FMLN es el gobierno. La confrontación se está dando adentro del partido mismo, y por tanto también en el gobierno.
El conflicto se origina en que FMLN está encontrado dificultades cada vez más serias para mantener contentos a todos los distintos grupos a los que les ha mentido, ofreciéndoles a unos que va a instaurar el Socialismo del Siglo XXI, a otros que no lo va a hacer, a unos terceros que no lo va a hacer ahora sino después. El conflicto, sin embargo, no es entre los que quieren el Socialismo del Siglo XXI y los que no lo quieren adentro del FMLN mismo. El FMLN no da libertad a sus partidarios para que escojan sus preferencias. Está controlado firmemente por el Partido Comunista, que no acepta nada que no sea ordenado por Cuba o Venezuela. El conflicto está en la contradicciones que se dan en el discurso del FMLN y en el hecho de que los votantes independientes, que son los que dan la victoria en las elecciones, oyen los dos lados de este mensaje contradictorio.
La lección que ahora el FMLN está en camino a ilustrar es una que Abraham Lincoln resumió magistralmente en las siguientes palabras: "es posible engañar a algunos siempre; también lo es engañar a todos a veces, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo". Hay una minoría de partidarios fanáticos que se prestan a ser engañados siempre; fue posible engañar por una vez a una mayoría del electorado de que el FMLN podría tener un gobierno moderado y eficiente, mientras a otros les decían que ese mismo gobierno era el camino al extremismo; pero no es posible mantener a todos engañados siempre de que el FMLN es moderado y extremista al mismo tiempo. Este es el problema que ahora confronta el FMLN. Como lo sugieren las palabras de Lincoln, es un problema que no tiene solución. Una vez que esta lección se aprenda, el país habrá avanzado un paso muy importante en su vivencia democrática.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 8 de junio, 2012
- 21 de noviembre, 2024
- 21 de noviembre, 2024
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