La reconquista mexicana
El Colombiano, Medellín
"La adquisición de California y Nuevo México, el arreglo de la frontera de Oregón y la anexión de Texas, que se extiende hasta el Río Grande, son los resultados que, combinados, son de mayor consecuencia, y agregarán más a la fuerza y la riqueza de la nación, que cualquiera que los haya precedido desde la aprobación de la Constitución ". Apartes del cuarto mensaje anual de James Knox Polk, undécimo presidente de EE. UU., al Congreso, el 5 de diciembre de 1848.
La expansión al oeste de los EE. UU. por todos los medios posibles, desde cesiones inglesas, compra de territorios franceses, patrocinio encubierto a rebeliones, guerras y tratados con México, fue la forma que este país encontró para resolver dos asuntos geoestratégicos claves para su supervivencia a largo plazo.
Su falta de profundidad estratégica le impedía tener una base económica suficiente para crecer, y su debilidad naval no le garantizaba seguridad a un aparato económico dependiente de las exportaciones, como se evidenció en la guerra de 1812, cuando los ingleses intentaron tomar a New Orleans, el puerto de salida de la superavitaria producción agrícola del centro del país. Pero los riesgos para New Orleans, aún hoy parte del corazón económico de EE. UU., no venían de Europa sino de su cercano vecino del oeste, México. Asunto resuelto inicialmente por el presidente Andrew Jackson y finiquitado por James Knox Folk, que terminaron alejando a los mexicanos de New Orleans y permitiendo a los EE. UU. llegar a la costa pacífica, un destino obvio para un país guiado por los principios geopolíticos marítimos heredados de los ingleses.
Podría sugerirse que estos territorios perdidos por México están "recuperándose" ahora, sin un solo disparo de sus fuerzas legalmente constituidas, por otros mexicanos, también armados, incluso con armas de EE. UU., pertenecientes a los grupos criminales que controlan bandas mafiosas de los estados fronterizos del sur de EE. UU.
Pero tal vez sea exagerado concluir que sean los actores ilegales los que están recuperando el territorio "perdido". La verdadera reconquista puede provenir de quienes habitan esta zona fronteriza, tan ancha como larga, y de su influencia en EE. UU. A diferencia de otras diásporas llegadas a EE. UU., separadas de su lugar de origen por algún océano, los mexicanos se mueven por una franja terrestre que les permite seguir teniendo vínculos directos de todo tipo con su tierra natal, lo que les da más condiciones para adaptar que para adaptarse.
Como sugiere la brillante analista María Vélez de Berliner, presidente de Latin Intelligence Corporation: "los hispanos son el único grupo de inmigrantes que ha forzado a los EE. UU. a adaptarse a la cultura del grupo, forzando, por ejemplo, a los EE. UU. a convertirse en un país bilingüe. Miami es una ciudad de habla española, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Phoenix y Tucson tienen grandes zonas donde solo se habla en español. Leyes y regulaciones se han tenido que adaptar a las necesidades, deseos y demandas de los hispanos, como educación bilingüe, escuelas bilingües, textos académicos y papeletas de votación en español. Es la primera vez que la cultura inmigrante cambia permanentemente la cultura que la acoge".
La línea fronteriza entre México y EE. UU. se corrió hacia el sur desde mediados del siglo XIX, pero tal vez el territorio realmente solo cambió de dueños por algún tiempo, y el crecimiento de la población hispana, que para 2050 será el grupo étnico más grande de EE. UU., hará que el tema de la migración no pueda aplazarse.
Centro de Pensamiento Estratégico – Universidad EAFIT.
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