La dura realidad de la violencia en El Salvador
Lo que desencadenó la ira del régimen de Chávez, quien interpretó los hechos como parte de la "conspiración" que en contra de su Gobierno desarrollan sectores opositores, fue la publicación en los diarios "El Nacional" y "Tal Cual" de una foto de cadáveres amontonados en la morgue de Caracas. El titular que encabezaba la información fue :"15 millones de armas ilegales hay actualmente en el país".
Miguel Henríque Otero, director de "El Nacional" al justificar la publicación dijo tajantemente, sin ningún eufemismo: "Esta es la realidad de Venezuela y nosotros tenemos que contarlo cueste lo que cueste".
Y es que así son las cosas en este país del Sur: más de 19 mil asesinatos se registran en un año, diez veces más que en México o Colombia; muy cerca de lo que proporcionalmente ocurre en El Salvador, aquí son 71 muertos por cada cien mil habitantes y en Venezuela 75. Aunque en números absolutos nosotros tenemos 4,365 asesinados en 2009 y en Venezuela 19,133. Para terminar con las cifras en México hay 8 asesinatos por cada cien mil habitantes y en Colombia 32.
Pero no sólo es la cifra de asesinados, este es un indicador, hay también otras cuestiones escandalosas: el 80 por ciento de los asesinatos fueron cometidos con armas de fuego, hay más de quince millones de armas ilegales y sin control. Según cifras oficiales, desde enero hasta junio de este año, se han cometido 5,186 asesinatos; el 71 por ciento corresponde a jóvenes que no llegan a los 30 años.
En este contexto, la foto que ilustraba la violencia, una vista interna de la morgue donde los cadáveres por montones están tirados, casi abandonados, tiene sentido.
El punto es claro y contundente: la violencia genera muerte, dolor, llanto… el informar de ella implica presentar la muerte, el dolor y el llanto, y no estoy siendo apologético del "amarillismo" y justificar "el dolor y la violencia" para vender más, como tratan de señalar algunos.
La cuestión es de ética, es de responsabilidad y de valentía para presentar los hechos, no sólo sus consecuencias sino también las causas de la violencia; así de sencillo. No hacerlo, como en algunas ocasiones ha ocurrido en El Salvador, es periodismo irresponsable.
Habrá alguien que dirá: pero los medios que se llamaron MEUNO, hace unos años, durante el gobierno del presidente Antonio Saca, se pusieron de acuerdo para no publicar los altos índices de violencia; pueda que tenga razón, y si lo que motivó a esta acción conjunta fue "esconder" los hechos de violencia, se cometió un error, un error imperdonable.
Pero no creo que este sea el punto, porque MEUNO fue un compromiso "ético", no para esconder la violencia sino para "evitar" la "naturalización" del crimen, de la persona humana, de la víctima. Me explico y lo hago con la publicación venezolana "El Nacional".
La pila de muertos abandonados en la morgue muestra los altos índices de la criminalidad en ese país y, en cuanto tal, es válida. Sin embargo, impacta, hiere la sensibilidad del ser humano que, aunque padezca los más altos índices de violencia, tiene una conciencia, un corazón, un alma humanitaria que le dice: no es posible que el ser humano sea tratado como una cosa, que no se le respete su dignidad, sus derechos, sus valores.
El autor es Editor Jefe de El Diario de Hoy.
- 23 de julio, 2015
- 30 de octubre, 2012
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- 15 de abril, 2019
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