Fidel Castro nacionaliza los ‘chicheros’
De manera clara y terminante debemos decir que nos proponemos eliminar toda manifestación de comercio privado, de manera clara y terminante”, declaró Fidel Castro el 13/3/1968 (https://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1968/esp/f130368e.html).
Con ese discurso dio comienzo a la ‘ofensiva revolucionaria’: el castrismo se apropió de más de cincuenta mil pequeños negocios privados, tomando en sus manos la producción y distribución de todos los bienes de consumo y la prestación de servicios. Fidel decretó que era ilegal el trabajo que realizaban los ‘chicheros’, buhoneros, barberos, limpiabotas, plomeros, electricistas, carpinteros, mecánicos, cerrajeros, taxistas y un interminable etcétera.
Fidel eliminó a los microempresarios y a los trabajadores informales; a decenas de miles de trabajadores independientes los despojó de lo único que tenían para poderse ganar la vida honradamente y los obligó a trabajar para él: “se llegó a aplicar una ‘Ley contra la vagancia’ que castigaba con la detención a los hombres que no estuvieran vinculados laboralmente” (https://www.bbc.co.uk/mundo/economia/2010/02/100202_0259_cuba_empleo_gm.shtml). La ‘Ley contra la vagancia’ no se ha derogado.
Dos días después, el 15/3/1968, Fidel anunció el cierre de todos los bares: “Y en el camino de la ofensiva revolucionaria no solo, queremos expresar, se han expropiado los bares privados, sino que se han cerrado todos los bares estatales, todos los bares” (https://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1968/esp/f150368e.html).
Durante más de dos años, el pueblo cubano no pudo ingerir cerveza, vino o ron. Sólo la cúpula del poder y sus invitados extranjeros pudieron tomar bebidas alcohólicas hasta que en julio de 1970, después del fracaso de la zafra azucarera, Fidel autorizó la venta de cerveza y ron.
Nací un año antes de que se inaugurara la primera televisora cubana en 1950, o sea, diez años antes que en Panamá. Mi familia era una de las más pobres del barrio, por lo que tuve que conformarme con ver la televisión en los hogares de mis amiguitos. En 1958, mis padres compraron un televisor. Al año siguiente, Fidel Castro llegó al poder. Cuando comenzó la ‘ofensiva revolucionaria’, hacía varios años que Fidel había suspendido la venta de televisores, hacía siete años que los principales sectores le pertenecían al castrismo: fábricas, centrales azucareros, bancos, transportes, minería, extracción y refinación de petróleo, exportación e importación, hoteles, almacenes, prensa, radio, televisión, setenta y cinco por ciento de las tierras, etcétera.
Como consecuencia de la ‘ofensiva revolucionaria’, reparar un equipo electrodoméstico resultó ser una tarea algo menos que imposible. Cuando se dañó el televisor Philco de 21 pulgadas que teníamos desde hacía una década, estuvimos sin poder ver televisión durante siete años. Lo peor ocurrió cuando se dañó el abanico General Electric: pasaron varios años antes de que Fidel nos vendiera un abanico. ¿Usted se puede imaginar cómo es posible dormir con temperaturas de treinta y más grados, sin un abanico? ¿Comprende cómo sufrieron los niños y sus padres? Con el cinismo que lo caracteriza, Fidel ordenó poner vallas por todas partes con el lema: “Los niños nacen para ser felices”. Con su habitual sentido del humor, el pueblo cubano transformó el lema castrista en: “Los niños nacen para ser felices … y para tener lombrices”.
- 23 de julio, 2015
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