El problema hispano de los republicanos
Los candidatos del Partido Republicano que ganaron las elecciones primarias del 24 de agosto han virado tanto a la derecha en el tema inmigratorio que se han hecho un gran daño a sí mismos.
Fíjense lo que ocurrió en Florida y Arizona, los dos estados con densa población hispana donde tuvieron lugar las primarias para las elecciones legislativas y para las gobernaciones estatales que se realizarán en noviembre.
En ambos estados, algunas de las elecciones primarias republicanas fueron ganadas por candidatos de línea dura que apoyan medidas draconianas contra los inmigrantes indocumentados, como la ley de Arizona, o por moderados que viraron a la derecha y apoyaron leyes antiinmigratorias a último momento para ganar el apoyo del ala más derechista de su partido.
¿Cómo van a hacer estos candidatos republicanos para atraer a los votantes hispanos en noviembre?
Algunos dirán que el voto hispano es irrelevante para los republicanos, porque los hispanos tienden a votar por candidatos demócratas. El presidente Obama ganó el 67 por ciento del voto hispano en el 2008, y el candidato presidencial demócrata John Kerry obtuvo el 59 por ciento del voto hispano en el 2004.
Sin embargo, en la mayoría de los estados más grandes del país los candidatos republicanos no podrán ganar sin una considerable minoría del voto latino. En elecciones cerradas, el voto hispano será decisivo.
No hace falta ser un analista político para pronosticar que en las próximas semanas los demócratas sacarán anuncios en los medios hispanos pintando al Partido Republicano como el partido antihispano, antiinmigrante y xenófobo, que apoya leyes como la de Arizona y que aboga por negar la ciudadanía a los hijos de indocumentados nacidos en Estados Unidos.
Eso hará que muchos hispanos salgan a votar a favor de los demócratas en noviembre, cuando el gobierno del presidente Obama necesitará desesperadamente sus votos para evitar que la oposición republicana gane una mayoría en el Congreso.
La ley de Arizona, que ha sido temporariamente suspendida por un juez, exige que la policía local arreste a personas sospechosas de carecer de papeles inmigratorios. Muchos tememos que la policía termine deteniendo a cualquiera con aspecto hispano, incluyendo a los latinos nacidos en Estados Unidos.
Un caso ilustrativo es el del ganador de la primaria republicana para la candidatura a gobernador de la Florida, Rick Scott, quien –en parte gracias a su línea dura en materia de inmigración– derrotó al Fiscal General Bill McCollum. Scott, que gastó $50 millones de su propio bolsillo en su campaña, apoyó entusiastamente la ley de Arizona.
Además de tener otros problemas –su empresa estuvo involucrada en uno de los mayores fraudes de asistencia médica en el país, y pagó $1,700 millones en multas–, a Scott le resultará difícil ganar un número importante de votos hispanos, sin los cuales difícilmente podrá ganar las elecciones generales.
«El Partido Republicano ha girado tanto a la derecha en lo referido al tema de la inmigración, que ningún candidato puede resultar electo en las primarias sin asumir una postura respecto de la inmigración que resultará ser anatema en las elecciones generales'', dice el encuestador demócrata Fernand Amandi.
Además de energizar a los demócratas hispanos, la línea dura de muchos candidatos republicanos en materia inmigratoria también podría hacer que muchos republicanos hispanos se queden en sus casas y no salgan a votar en noviembre. Puede que eso ya haya empezado a pasar en las primarias.
Es probable que McCollum, quien tuvo el apoyo de la jerarquía republicana estatal y nacional, perdiera la primaria para la gobernatura precisamente por haber respaldado la ley de Arizona, lo que le hizo perder el apoyo hispano en Miami que necesitaba para ganar la elección.
Líderes republicanos clave, como el ex gobernador Jeb Bush o los congresistas Ileana Ross Lehtinen y Lincoln Diaz Balart, no hicieron una campaña activa a favor de McCollum en sus distritos hispanos, según me dicen estrategas republicanos. Como resultado, hubo una mucho mayor abstención en el condado Miami-Dade –densamente poblado por hispanos, y un baluarte de McCollum– que a nivel estatal.
«El peor error de la carrera política de McCollum fue la ridícula idea de presentar una ley como la de Arizona dos semanas antes de las elecciones'', dice la recaudadora de fondos republicana Ana Navarro. «Ese gesto fue considerado como una concesión a la derecha, y ahuyentó a los votantes hispanos''.
Mi opinión: Aunque las encuestas muestran que a los republicanos les irá bien en noviembre debido al descontento general que reina en el país a causa de la economía y el desempleo, la retórica antiinmigración le restará muchos votos hispanos al Partido Republicano. El partido opositor se ha infligido un grave daño a sí mismo, y le costará mucho revertirlo, aunque trate de volver a una postura más moderada entre ahora y las elecciones de noviembre.
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