La protesta del 31 y por el 31
Cada día 31 (del mes que lo tenga) salen en Rusia a protestar por la violación del artículo 31 de la Constitución. En ese artículo de la Carta Magna se estipula que los ciudadanos de la Federación de Rusia tienen derecho a reunirse pacíficamente, sin armas, a celebrar reuniones, mítines y manifestaciones, marchas y piquetes. Son 17 palabras (del alfabeto cirílico) que supuestamente definen el derecho a protestar. Y vienen protestando para ejercer ese derecho desde el 31 de julio del 2009. El lugar escogido en la capital es la Plaza Triumfalnaya, junto a la estatua del poeta Vladimir V. Mayakovski, en el centro de la urbe, y a las seis de la tarde. Todo anunciado, sin ocultar intención, lugar u hora. Se han efectuado manifestaciones en otras ciudades rusas como Rostov, Vladivostok, Volgograd, Ekaterimburg, etc.
La iniciativa cuenta con el apoyo de un amplio espectro de la oposición rusa. Son ellos el ex vicepremier Boris E. Nemtsov, quien ahora encabeza el movimiento opositor ruso “Solidaridad”, la Premio Sajarov de Derechos Humanos Liudmila M. Alexeeva, el escritor Eduard V. Limonov, el joven liberal del partido Yavlokov Ilia V. Yashin, y otros. Pero el primer ministro Vladimir V. Putin y el presidente Dimitri A. Medvedev consideran lo contrario. Para los dirigentes del Kremlin, en ese orden jerárquico, las protestas no oficiales son provocaciones políticas. Consideran que se realizan para “caldear la sociedad” en estos momentos de crisis. Y temen mucho un incremento del descontento popular. Sobran las excusas oficiales para arrestar a los organizadores y enviarlos a los tribunales. La preocupación de Putin es que ya para la primavera del 2010 las manifestaciones se realizaron en 42 ciudades del país y los lemas que se oyen en ella son pedidos de una Rusia sin Putin, o exigiendo el fin del monopolio de los chequistas (ex agentes del KGB) en la política rusa.
En cada manifestación el número de arrestados aumenta. Hace unos días en Moscú fueron detenidas unas cien personas, un poco menos en San Petersburgo, y decenas de arrestados en otras ciudades. En entrevista con el diario Komersant, el primer ministro echó mano de su arsenal idiomático populista y declaró sin ruborizarse que en caso de carecer de autorización para la protesta, los manifestantes “recibirán un porrazo por el cocote”. Y con esa licencia para golpear, no faltaron los porrazos ahora. En San Petersburgo, (ciudad cuna de Putin) un suboficial de la policía, al tiempo que llamaba a los opositores “hurones” repartía golpes de porra sobre la cabeza de los manifestantes. Varios de ellos fueron heridos. Acudieron entonces a la fiscalía para acusar al uniformado, pero las autoridades policiales de la norteña ciudad ya extendieron un certificado al oficial declarando legal sus acciones. En Moscú un reportero del diario digital Gazeta.ru fue golpeado y un colega de “Novaya Gazeta” fue arrestado.
A Putin le han echado en cara destacadas figuras públicas de Rusia su impaciencia y agresividad ante la crítica. Las autoridades federales (entiéndase Putin, apoyado por Medvedev) son las principales responsables por la violencia contra los manifestantes. El presidente del parlamento europeo, Jerzy Buzek, condenó la forma violenta en que la policía rusa arremetió contra los manifestantes. El polaco tiene experiencia en esos temas, pues en los tiempos de Solidaridad, la policía de la Polonia del Pacto de Varsovia trataba de esa manera a los opositores y disidentes. Tuvo el privilegio de ser informado de primera mano por tres eurodiputadas que fueron testigo de la represión. En la capital rusa estaban la finlandesa Heidi Hautala, quien es presidenta del Subcomité de Derechos Humanos del parlamento europeo y sus colegas, la lituana Laima Liucija Andrikiene, y el holandés This Berman. Ellos presenciaron la brutalidad policial.
El pasado día 31 del mes de julio, en Ucrania, los partidarios de la Revolución Naranja salieron a la calle y pusieron cintas naranjas en las ventanillas del tren Moscú-Kiev, en solidaridad con los rusos. Pero también en otras ciudades del mundo se han manifestado los días 31 en apoyo a la oposición rusa como en Tel Aviv (Israel), Berlín (Alemania), Praga (República Checa), Helsinki (Finlandia), Londres (Reino Unido), New York (Estados Unidos). En Toronto (Canadá) se organiza ya la protesta del 31 de octubre, frente al consulado ruso en esa ciudad.
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