Gitanos e inmigrantes sufren lo mismo
Desde hace muchos años suelo leer los artículos de este periodista catalán, principalmente por lo directo de su discurso, la claridad de sus planteamientos y sobre todo, porque "no tiene pelos en la lengua" para señalar a los actores responsables de una u otra acción.
El 27 de agosto publicó un artículo que recoge con maestría esto que estoy planteando. Foix hace referencia a un tema candente en la actual Francia: la expulsión, con el aval directo del presidente Sarkozy, de los gitanos de origen búlgaro y rumano que no cumplen la ley, a sus países de origen. Sin mayores explicaciones el gobierno expulsa a los gitanos, pagándoles 300 euros.
Foix señala que ningún país de la Unión Europea, incluido Rumanía y Bulgaria, cuyos conciudadanos gitanos sí los aceptan, han levantado la voz contra la gran Francia, contra la Francia de la "libertad, igualdad y fraternidad", por el atropello discriminatoria contra los gitanos.
Aunque, por balance hay que decirlo, el gobierno sostiene que se está actuando en el marco de la ley, y los expulsados no la cumplen.
Lo puntiagudo del planteamiento de Foix es que el gran defensor de esta medida contra los gitanos es es el ministro de Asuntos Exteriores, el que fue un intelectual progresista en otros tiempo, Bernard Kourchner.
Kourchner, quien ha dedicado gran parte de su vida a defender a las minorías y los marginados, dice que jamás en Francia se ha discriminado a las personas en razón de su origen; aunque la evidencia demuestra lo contrario, tal como lo dice el mismo comité de la ONU, que los gitanos son víctimas de una ola de violencia de carácter racista.
En definitiva, lo dice Foix, más allá de la acción contra los gitanos, de la defensa hecha por Kourchner, Francia vive ahora una campaña electoral larga, en la que los actores políticos, comenzando por la derecha de Sarkozy, pero también los de la izquierda (muy variad y distinta), se juegan el futuro político de la gran Francia, que al igual que el resto de países (desarrollados o no) padecen, sufren la crisis económica mundial.
Dicho de otra manera, los gitanos, así como nuestros compatriotas inmigrantes ilegales en Estados Unidos, son el blanco de la incapacidad de los políticos no sólo para enfrentar la crisis sino también para darle solución a los diferentes sectores de la vida nacional.
Está detenida una reforma migratoria integral en Estados Unidos, que permita que diez o doce millones de indocumentados puedan regularizar su estadía y convertirse en "hombres y mujeres legales", y está parada porque "no es prioridad" para la clase política actual, más agobiada por la recuperación económica, crear más empleo y estabilizar las finanzas de un Estado que no ha podido superar la crisis.
Sin embargo, al igual que los gitanos en Francia, los inmigrantes ilegales en Estados Unidos, en su mayoría hombres y mujeres de bien, trabajadores, padres y madres de buenas familias, que pagan sus impuestos y, sobre todo, que gastan y consumen haciendo que la micro economía se mueva, son discriminados, aplastados, expulsados.
Escucho a veces a algunos políticos locales que dicen que van a gestionar una reforma migratoria integral en Estados Unidos. ¡Mentira! ¡Mentira! no tienen ni siquiera el mínimo de influencia para lograrlo. Los poderes reales en Estados Unidos están preocupados en otros asuntos.
El autor es Editor Jefe de El Diario de Hoy.
- 23 de julio, 2015
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