Argentina y su Presupuesto 2011: Un dibujo
Este año, la recaudación tributaria nacional superaría en unos 51.000 millones de pesos a la que había sido calculada en el Presupuesto. Salta, allí, una evidente subestimación de los ingresos y un precedente que recalentará el debate que viene en el Congreso, por las cuentas fiscales de 2011.
La estimación, hecha por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), muestra el margen que el Gobierno se da a sí mismo para disponer sobre los recursos. Sólo el 27 % de la recaudación extra irá automáticamente a las provincias, a través de la coparticipación. El 73 % restante –unos $ 37.230 millones– quedará en la Nación.
El Ministerio de Economía había previsto que la recaudación crecería un 16 % respecto de 2009: terminará el año con un avance del orden del 33 %. No fue un error, sino una subestimación pensada y claramente acomodada a los planes oficiales .
Parte de la misma maniobra fue haber puesto que el gasto público primario –antes del pago de intereses de la deuda– iba a subir un 12 %. Al ritmo que marcha, el número final estará por encima del 30 %.
Esta vez, según el IARAF, el sobregasto ascendería a 63.000 millones de pesos. Los ingresos son una estimación, pero el gasto representa una cota fijada por la ley de Presupuesto.
Casi no quedan dudas sobre que los 63.000 millones, o el monto que finalmente resulte, serán manejados sin pasar por el Congreso . Simplemente, a través de un expediente archiconocido: el decreto de necesidad y urgencia.
Ante una película semejante se encuentran, ahora, los legisladores del arco opositor con el proyecto de Presupuesto para 2011. Aunque esta vez emergen un par de diferencias fuertes: una es que el oficialismo ya no cuenta con mayoría automática; otra, que la oposición tiene un poder de fuego considerablemente mayor y hasta capacidad para rechazar la iniciativa .
Para que se tenga una idea de lo que hace tiempo representan los presupuestos del Gobierno, lo más directo es asimilarlos a las estadísticas del INDEC .
El de este año había contemplado una inflación del 6,1 %. Ni el INDEC reconoce tamaño dibujo: el suyo arroja 11,1 % en los últimos doce meses. Y la realidad camina hacia el 25 %.
¿Alguien puede creer que en 2011 la inflación será del 8,9 %, tal cual figura en el proyecto oficial? Es otro engaño redomado .
Lo mismo pasa con la pauta de crecimiento de la economía del 4,3 %. Si se calcula que en 2009 el PBI subirá alrededor del 9 %, esa hipótesis equivale a brusca desaceleración de la actividad, incluso a períodos de recesión. Por lo que se llama efecto arrastre, este año le dejará a 2011 un piso cercano al 4 %.
Subestimar la inflación y el crecimiento, tal cual hace el kirchnerismo, implica disponer luego de una enorme masa de recursos y distribuirlos a su antojo : con superpoderes a fondo y decretos de necesidad y urgencia. Y aun cuando sea un jueguito archiconocido, evidentemente no hay nada que le mueva un pelo a Amado Boudou.
Entre 2008 y 2009 hubo dos DNU, que incrementaron el gasto público en $ 61.000 millones. Néstor Kirchner se había despedido con uno por 18.870 millones. Y así como vienen las cuentas, este año se dará el batacazo: unos 60.000 millones.
La Presidenta siempre cuestionó los DNU, claro que en su época de legisladora. En estos tres años de gestión redondearía alrededor de $ 120.000 millones. O sea, 30.226 millones de dólares a la actual paridad cambiaria.
Según el proyecto de Presupuesto, en 2011 habrá un tipo de cambio promedio de $ 4,10. Es como decir “el que apuesta al dólar pierde”, pues comparado con el de hoy representa un aumento de apenas el 3,3 %.
Seguro que el año próximo seguirá el retraso cambiario. Pero tal vez no sea tan grande: en algunos despachos de Economía trabajan con un dólar de $ 4,35 . En este caso el ajuste sería del 9,6 %, casi en línea con el dibujo de la inflación.
Por donde se lo mire, el Presupuesto a lo Moreno es un cuadro muy mal hecho. Y si nadie se lo compra, el Gobierno querrá manejarse con el Presupuesto de 2010 ajustado por un decreto.
Su apuesta es a más DNU y más superpoderes, a gastar como quiera y a vetar cualquier cosa que contravenga sus planes. Quiere, en fin, manos libres y mucha caja en el año electoral .
El problema es que ahora viene el debate con la oposición en Diputados: frente a un proyecto impresentable, no habrá truco que valga. Además, el poder del dinero no siempre garantiza victorias: otras cuestiones también pesan al momento de votar .
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