Un árbol crece en Venezuela
Las autoridades electorales venezolanas no han revelado lo que es probablemente el dato más importante de las recientes elecciones legislativas en ese país, y probablemente no lo revelen dado el control que sobre ellas ejerce Chávez. El dato es que en el agregado, es decir, en la suma del voto popular con el que los diputados de la oposición han sido elegidos, ese total, llega al 52% de los electores. En otras palabras, el domingo la oposición le ganó a Chávez.
Que cómo es que no logra entonces la oposición ganar la mayoría de los escaños habiendo obtenido el 52% de votos se debe a la manipulación de la legislación electoral que el oficialismo chavista hizo durante este año, y que incluyó, entre otras cosas, la instauración de un sistema electoral paralelo (mayoría y proporcionalidad) así como el rediseño de muchos distritos electorales para darle más peso a las zonas rurales donde Chávez es muy popular, a pesar que tienen menos habitantes.
Esta manipulación es la responsable de que la oposición se quede con el 38% de los escaños pese a haber logrado más de la mitad de los votos en las urnas. Un caso insólito. Esta distorsión queda al descubierto al observar lo sucedido en la votación para elegir a los diputados para el Parlamento Latinoamericano. Esta elección fue la única que se disputó a nivel nacional. Y aquí el oficialismo sacó prácticamente la mitad de votos y obtuvo, lógicamente, la mitad de los diputados.
Lo anterior significa que si la elección del domingo hubiese sido una consulta para revocar el mandato de Chávez, este habría tenido que irse a su casa. Paradójicamente fue el propio Chávez el que se empeñó en hacer de esta elección una votación a favor o en contra de él. Los candidatos a la Asamblea del oficialismo prácticamente pasaron desapercibidos por el electorado. Es explicable, entonces, que Chávez no haya asistido a ninguna de las festividades de sus partidarios. Como dicen en Venezuela, él sabe que “etá ponchao”.
Para fomentar el consenso, la Constitución venezolana con acierto contempla que algunas decisiones de la Asamblea se adopten con sus dos tercios. Esas decisiones incluyen el nombramiento del Ministro Fiscal, del Contralor, de los magistrados del Tribunal Supremo, así como la aprobación de leyes de emergencia. No le será fácil ahora a Chávez imponer sus deseos en estos asuntos, tal como ha sucedido hasta ahora. Gracias a la decisión que adoptó la oposición hace cinco años de no participar en las elecciones legislativas (el abstencionismo llegó al 75%), la Asamblea cayó íntegramente en manos del oficialismo. Un error histórico.
El camino hacia la democracia en Venezuela ha dado un paso trascendental. Los líderes de la oposición han aprendido a renunciar posiciones de corto plazo en aras a un objetivo superior. Algo casi imposible de lograr en otras naciones de la región. No será la primera vez que los pueblos tengan que llegar a sufrir tiranías para aprender a valorar la democracia.
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