Alfaro, Presidente amigo de los empresarios (Final)
(Puede verse también las Partes I, II, III, IV, V, VI y VII de este trabajo)
El contrato firmado con Archer Harman para finalizar la construcción del ferrocarril, la forma como fue construido y el posterior funcionamiento de la empresa Guayaquil & Quito Railway Company, fueron duramente criticados por opositores de Alfaro.
Entre los comentarios se encontraban el haber Alfaro aceptado condiciones perjudiciales a Ecuador y las acusaciones a Alfaro de haberse enriquecido ilícitamente. Uno de los más críticos fue Lizardo García. En palabras de Alfaro: “…el candidato García me calumniaba horriblemente, atribuyéndome en connivencia con Mr. Harman monstruosos peculados…”; periódicos de Guayaquil y Quito cuestionaron duramente la relación de Alfaro con Harman. “El Industrial de Quito” se refirió a un documento firmado por Alfaro y Harman: “…Eloy Alfaro trata de contener el torrente de la nación entera […] contra el inicuo negociado del ferrocarril Alfaro-Harman”. En el periódico guayaquileño El Guante, bajo el título Otro Monopolio: ”Con la socorrida disculpa de la seguridad de los equipajes celebró Mr. Stewart, Vicepresidente de The Guayaquil & Quito Railway Co. un contrato leonino con el gobierno del Sr. Alfaro, contrato que por ser ad referéndum, ya era tiempo que lo hubiera considerado el congreso. En el mencionado contrato se estipula que la Express Co. – así se llama la empresa ideada por Stewart, percibirá el 60% quedando como utilidad para el The Guayaquil & Quito Railway Co. el 40%. Como The Express Co. no tiene gastos, pues hasta los empleados que en ella prestan sus servicios pertenecen al ferrocarril […] El peculado no puede ser más infame y sin embargo se tolera ampliamente […] ¿pero esto qué le importa a Alfaro? […] se trata de seguir favoreciendo a los yanquis por sobre todas las cosas[…]Acabe , Sr. Alfaro de arruinar al país…”. Los periódicos el Grito del Pueblo de Guayaquil y Patria de Quito, también escribieron sobre coimas entregadas por Harman a ministros y altos empleados de la administración de Alfaro.
El rumor sobre Alfaro haber sido comprado por Harman seguramente se encuentra en una carta de José María Borrero a Alfaro fechada 25 de diciembre de 1902, en la que le menciona que a un distinguido empresario guayaquileño, un amigo le comentó que “en una galería de retratos de los principales accionistas del Ferrocarril, que se construye, figuraba entre otros, el del General Eloy Alfaro” Alfaro le comunicó a Borrero que había enviado a su hijo Olmedo a visitar las oficinas del ferrocarril en New York, para constatar si efectivamente había un cuadro. Olmedo le expresó que se trataba de un acto de cortesía simplemente en quienes saben agradecer la honrada conducta del General Alfaro en todo sentido. En la misma carta a Borrero, Alfaro le mencionó que Harman había querido hacerlo partícipe de los beneficios pero los había cedido a favor del Estado ecuatoriano: “…me aclaró Mr. Harman, que en esas grandes empresas, una vez cubierto el capital con sus respectivos intereses, era usanza lícita en los Estados Unidos conceder la mitad de los beneficios ulteriores a favor de los personajes que intervenían en esa clase de contratos, cuyo valor estaba representado en la emisión respectiva que me explicó. Mi contestación fue sencillamente que ese valor pertenecía a la Nación y que por tanto constará en el contrato. Por tal consideración se estipuló que el 49% pertenecía al Gobierno […] Yo me siento abochornado al tener que recordar incidentes que quedarían relegados al más completo olvido, si no me viera obligado a desvanecer calumnias monstruosas”.
En una extensa carta a Harman, de cinco páginas del 24 de febrero de 1903, Alfaro lo pone al tanto de lo que sucede en Ecuador sobre las acusaciones de ser accionista de la empresa del ferrocarril y le expresa su enorme preocupación del perjuicio que la empresa podría sufrir:
“Si dejamos que marchen las cosas como van, hasta que los perversos puedan desarrollar sus aviesos propósitos, serían perjudicados el país, la Compañía (se refiere a The Guayaquil & Quito Railway Co.) y de remate sufriría también yo…El caso actual es muy distinto y se rosa con la Justicia y el derecho de defensa: la Compañía para salvar cuantiosas inversiones y procurarse garantías en lo porvenir y yo para salvar el buen nombre de Ecuador y mi propia honra”.
En la carta Alfaro le solicita un certificado firmado por el representante legal de que no es accionista de The Guayaquil & Quito Railway Co. Termina la carta afirmando:
“Los intereses del buen nombre de Ecuador y la Compañía, todavía están ligados. Cuando el Ferrocarril llegue a Guamote, tendrá la Compañía asegurada su existencia”.
En la foto se encuentran sentados Harman y Alfaro y quien está atrás de Alfaro es Amalio Puga, Ministro del Interior y uno de los empresarios más ricos de Ecuador; estaba entre los cinco exportadores de cacao más grandes, además de tener otros negocios.
J. Mora López, en su libro Historia del Ferrocarril Trasandino, comenta sobre los problemas de Alfaro en la construcción del ferrocarril:
“No existe una obra que haya sido más calumniada ni vituperada. Mal que nos pese, ha sido el caballo de batalla de las revoluciones […] Hace poco que, estupefacta y con sarcasmo nos ponía en la picota con estas palabras: ‘El General Alfaro ha tenido que darle ferrocarril a los ecuatorianos a cañonazos’”.
Alfaro impulsó la Constitución de 1906, mayoritariamente redactada por José Peralta, ideólogo liberal y cuya finalidad fue crear las bases de la modernidad de Ecuador. La Constitución incluyó articulados que favorecieron al sector privado, encontrándose entre ellos, los siguientes: 1) Estableció una serie de libertades. Por primera vez se hace referencia a la libertad de trabajo y de industria, actualmente conocidas como parte de la libertad económica. Otra libertad fue la personal, se impidió el reclutamiento. En cada ocasión que había revoluciones o guerras civiles, los trabajadores de haciendas eran reclutados a la fuerza y dejaban al propietario sin poder cosechar, perdiéndose los productos. La libertad de transitar por todo el territorio nacional, también favoreció a los negocios. Los comerciantes quedaron libres de movilizar sus bienes de venta, sin que existan obstáculos de por medio. 2) Consagró el derecho de propiedad que es tan importante para realizar cualquier actividad productiva. Esto fue un gran logro, tomando en cuenta que no era anormal confiscar propiedades rurales y urbanas a personas no afines a los regímenes en funciones. 3) Expidió patentes de navegación. Por la ausencia de carreteras, el medio de transporte más popular era la navegación por el río Guayas y sus afluentes, movilizando carga y personas. A mayor número de naves, mayor movimiento fluvial y mayor número de transacciones comerciales.
Sugerir que Alfaro fue socialista o usarlo como símbolo de una revolución socialista, es mostrar total ignorancia histórica. Ningún Presidente ecuatoriano ha sido tan cercano a los empresarios como Eloy Alfaro.
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