La twittera y el pensador, antípodas sudamericanas
Por el contrario, él no pudo ser presidente, pese a que lo intentó. Sembró, eso sí, las semillas del pensamiento liberal no sólo en su Perú natal sino en el resto de la región, además de haberse transformado en una de las cumbres de la literatura universal. Al punto de haber ganado el premio Nobel de este año.
Ella es Cristina Kirchner. Y pese a ser abogada acaba de twittear que "la justicia ata de pies y manos al Estado". Parece que su disgusto por las resoluciones judiciales, que frenaron sus descarados ataques a la libertad de prensa, le hizo olvidar que el Poder Judicial es uno de los tres poderes del Estado. En todo caso, a quien le ató las manos la justicia fue a sus ambiciones personales de ignorar la división de poderes. No al Estado.
El es Mario Vargas Llosa, quien en una contundente definición de su pensamiento declaró que "… el liberalismo no es una ideología, es decir, una religión laica y dogmática, sino una doctrina abierta que evoluciona y se pliega a la realidad en vez de tratar de forzar a la realidad a plegarse a ella …". Impecable.
Agregó luego que "… hay liberales que creen que la economía es el ámbito donde se resuelven todos los problemas y que el mercado libre es la panacea que soluciona desde la pobreza hasta el desempleo, la marginalidad y la exclusión social. Esos liberales, verdaderos logaritmos vivientes, han hecho a veces más daño a la causa de la libertad que los propios marxistas, los primeros propagadores de esa absurda tesis según la cual la economía es el motor de la historia de las naciones y el fundamento de la civilización".
Es inevitable la referencia a Karl Popper, quien en "La sociedad abierta y sus enemigos", obra escrita al final de la Segunda Guerra Mundial, hablaba de la importancia de estar abiertos a la evolución, de permanecer alertas ante quienes buscan que la realidad se acomode a sus dogmas, y de ser conscientes de que nunca estará dicha la última palabra en materia de confirmaciones y refutaciones.
Tuve oportunidad de escuchar a Mario Vargas Llosa en Buenos Aires en 1993. Había llegado invitado por Alberto Benegas Lynch (h), entonces director de ESEADE, para ser el orador principal justamente en el evento de graduación de mi promoción. Un enorme privilegio que jamás olvidaré.
Ello no fue obstáculo para comentar en esta columna, hace algún tiempo, el desacuerdo con un artículo suyo titulado "Las lecciones de los pobres", en el cual, a mi juicio, no hacía suficiente énfasis en la importancia de la educación. Es una de las ventajas de ser liberal: se puede discrepar hasta con los grandes referentes. No hay pensamiento único, como entre los autoritarios.
Alberto, principal figura del liberalismo en la Argentina de las últimas décadas, es además, por obra de una insondable ironía del destino, primo del Che Guevara. Los familiares no se eligen, siempre dice con una sonrisa.
Mientras tanto, entre twitter y twitter, Cristina Kirchner llegó a Alemania, despotricando por enésima vez en contra del FMI. Aprovechó para asistir a la Feria del Libro de Frankfurt, donde el violento primo de Alberto es uno de los famosos que con su imagen representan a mi país. Discrepo, evidentemente.
Y al hacerlo pienso en un tal John, quien lejos de hablar del odio como factor de lucha pedía, apenas, una oportunidad para la paz. Felices setenta, Lennon.
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
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