El populismo y la vergüenza ajena
El Heraldo, Tegucigalpa
No podemos menos que estar muy contentos con el rescate de los mineros y felicitar vivamente a todos los que han tenido participación, directa o indirecta, en el salvataje. Hecha esta aclaración, analicemos objetivamente los hechos, para poner las cosas en su lugar y que, "milagros" como este, podamos ver más seguido.
Lo más patético del rescate ha sido la presencia de Evo Morales, daba vergüenza ajena. No ayudó personalmente, ni lo hizo su gobierno, más bien entorpeció. Qué hacía allí gastando, con su viaje, el dinero de los bolivianos. ¿Fue a "rescatar" a su compatriota boliviano? Mientras suceden cosas mucho peores en su propio país.
Decía la UNICEF, a fines de 2009, que en Bolivia hay casi 10 millones de habitantes y dos millones de niños en situación de extrema pobreza, 800,000 trabajando en las calles, 6,000 sin hogar y 2,000 en cárceles porque sus padres cumplen condenas. Así, unos 2.8 millones de niños y adolescentes están en situación de riesgo. Pero Evo se fue a sacar la foto a Chile, a ver si con eso consigue más poder para sí mismo.
Este rescate tuvo todos los ingredientes y el montaje del mejor "reality show" de todos los tiempos, montado casi deliberadamente por el gobierno de Chile y alentado por los medios que se han hecho un festín en rating, publicidad y popularidad. Casi 2000 periodistas y más de 200 medios de comunicación. Solo falta la superproducción de Hollywood, que seguramente llegará.
El presidente Sebastián Piñera lucía una chaqueta con el logo de Chile y la bandera chilena ondeaba por doquier, montaje al que solo le faltaba la Marca Registrada. Sea como sea, la verdad es que tiene más mérito el Estado chileno para llevarse esta gloria, precisamente porque ha sabido dejar más libertad a su pueblo (a su mercado) que el resto de los países no desarrollados.
No imagino que, si el mundo fuera como la Cuba castrista o la Venezuela chavista, hubiera podido realizarse este rescate. Resulta que, del refugio construido por la empresa privada San Esteban, propietaria de la mina San José, los mineros fueron salvados gracias a la perforadora Schramm T 130, provista por la empresa Layne Christensen y su filial Geotec Boyles Bros. y manejada por dos expertos estadounidenses que volaron especialmente desde Afganistán. Es decir, tecnología, construcción y manejo privado estadounidense. Y la cápsula Fénix fue construida por la Armada chilena con la tecnología de la bomba diseñada en la mina privada alemana Dahlbusch. Para remate, el gobierno chileno quiere que la empresa minera San Esteban pague el rescate de los 33 trabajadores, que se calcula en US$ 9.7 millones.
Concretamente, este rescate solo fue posible gracias a la libertad que tuvieron los privados para poder desarrollar estas tecnologías, y estas empresas, que las construyeron, transportaron y manejaron. Hubo, es cierto, un trabajo en equipo, pero la sociedad privada es un equipo, el mercado es el mejor equipo económico que existe en el cosmos porque allí todas las personas se unen en transacciones pacíficas y voluntarias. Y no como el Estado que impone coactivamente (impuestos, regulaciones y demás) usando su poder de policía y violentando a las personas.
"Wena, wena, Jimmy welcome", rezaba el cartel de bienvenida, en su pequeño pueblo natal, para Jimmy Sánchez, el más joven de los mineros rescatados.
El autor es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute de Oakland, California.
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