Ponzi, Maddof y la previsión social
El Periódico, Guatemala
Carlo Ponzi era un emigrante italiano, quien en EE.UU. durante la década de los años veinte, diseñó un sistema fraudulento para enriquecerse. Este esquema promete altos rendimientos financieros, pero los recursos que aportan los nuevos inversionistas, sólo se utilizan para pagarles a los inversionistas que ya están en el programa, quedándose el artífice del fraude con un alto porcentaje. Mientras haya nuevos inversionistas que financien el servicio de la deuda de los anteriores, el esquema fraudulento piramidal sigue vivo, y todos creyendo que han hecho el negocio de su vida. Eventualmente se descubre el fraude con los resultados negativos que conocemos.
Tanto en Guatemala como en todo el mundo, este esquema se repite de vez en cuando, y las autoridades lo persiguen, aunque los culpables muchas veces escapan a tiempo y lo llevan a otra parte.
Hace 2 años en los EE.UU. le descubrieron un esquema similar a Bernard Maddof, quien guarda prisión, el cual logró durante casi 2 décadas mantener vigente un esquema similar, culpable de una estafa cercana a los US$50 millardos. Este es el segundo esquema Ponzi más grande de los conocidos.
Desafortunadamente, el fraude Ponzi más grande de la historia es el de los sistemas de previsión social de reparto, los cuales han sido adoptados por la mayoría de países en el mundo, y que actualmente están causando una gran turbulencia social en Europa.
En efecto, a finales del siglo XIX, Bismark en Alemania, diseñó un sistema previsional de reparto con el fin de jubilar a los trabajadores que alcanzaran cierta edad. La intención era buena, y la edad de retiro era superior a la edad de esperanza de vida, por lo que muchísimos trabajadores activos, con sus contribuciones, apoyaban a satisfacer las necesidades de unos pocos sobrevivientes.
Pasaron los años y el sistema fue adoptado por muchos países que empezaron a ofrecer jubilaciones muy atractivas, basándose en dos parámetros: esperanza de vida y rendimiento del dinero recaudado por el programa. Esto con base en estimaciones de un modelo piramidal, en cuya base están los contribuyentes activos, la gran mayoría, y en la punta los pasivos que eran la minoría.
Los avances de la medicina y las condiciones de los trabajadores han incrementado la esperanza de vida de los mismos, mientras que los rendimientos reales de las inversiones financieras han disminuido. Este es otro ejemplo de aritmética versus retórica, con el agravante que la pirámide se ha invertido, y hoy, la proporción de trabajadores pasivos versus trabajadores activos es mucho más alta que cuando se diseñó el sistema.
Algunos países han depositado las contribuciones de los trabajadores en fideicomisos que tienen el propósito único de invertir los recursos en títulos valores con rendimiento de mercado, cuyo servicio de deuda está presupuestado. En este caso el pasivo por parte del Estado está documentado y forma parte del pasivo de cada país. E.g., Noruega ha destinado el producto de sus exportaciones petroleras a cubrir esta responsabilidad.
En otros países, los menos honestos, con este sistema piramidal de reparto, los recursos expoliados a los trabajadores han ingresado al fondo común y se han utilizado en gastos de funcionamiento. Estos países ni siquiera tienen la honestidad de incluir este gran compromiso con sus afiliados en su balance. España y Francia, entre otros, están viviendo una gran conmoción por culpa de haber llevado el engaño de Ponzi a los sistemas previsionales de sus respectivos países.
- 23 de enero, 2009
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