La Argentina sin Néstor Kirchner
El Economista, Madrid
Apocas horas de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, las especulaciones en torno a los pasos políticos que tomará de aquí en adelante el Gobierno -que ahora tiene como única cabeza a la presidenta Cristina Fernández- están por todos lados.
Aislamiento y radicalización (de la mano del sindicalismo), consenso con el peronismo (oficialista y opositor), amplio diálogo (incluyendo también a la oposición no peronista) o hartazgo -y adelantamiento de elecciones- han sido
enumerados durante las últimas horas como caminos que puede tomar la administración Kirchner en el corto plazo.
Si bien el escenario más probable es que la presidenta busque apoyo en el peronismo -sobre todo en Daniel Scioli y el resto de los gobernadores-, intentando evitar una dependencia mayor del moyanismo, lo cierto es que hoy ninguno de los escenarios políticos que se plantearon durante las últimas horas puede ser descartado de plano.
Los sustitutos de Kirchner
En cuanto a la gestión de Gobierno y de política económica, no podemos perder de vista que, a partir de la muerte de Néstor Kirchner, el Ejecutivo se ha quedado sin ministro de Economía, de Justicia, de Relaciones Exteriores, de Interior, de Obras Públicas y sin presidente en ejercicio del Banco Central de la República Argentina (BCRA). El ex
mandatario ocupaba de hecho todos esos roles y algunos más. Habrá que ver si los que ostentan tales cargos, hasta el momento simbólicos, logran afianzarse en los mismos o si la presidenta (o quienes la sustenten de aquí en adelante), siente la necesidad de incorporar nuevos actores en el Gabinete.
De todas maneras, no acechamos grandes cambios en la política económica. El oficialismo consiguió ser la primera minoría de cara a las elecciones con este modelo, y no vemos que hayan cambiado los incentivos para modificarlo ahora. Cristina Fernández podrá innovar haciendo de su Gobierno una administración más moderada, buscando apoyo político e institucional, pero no creemos que innove en materia de medidas económicas.
Estas líneas pueden resumirse muy sintéticamente en tres componentes: 1) Control del tipo de cambio nominal (multilateral), tratando de mantenerlo lo más estable
y depreciado posible, pero sin que ello genere excesivas presiones inflacionarias; 2) Política fiscal expansiva (básicamente, a través de una fuerte expansión del
gasto público) y 3) Impulso nominal al consumo doméstico (vía incrementos salariales, congelamiento de tarifas, etc.).
La combinación constante e irrenunciable de estos pilares del modelo económico K, en el marco de un contexto
internacional favorable que aseguraba la estabilidad del mismo, hizo que la actividad económica creciera a tasas récord en los últimos años, pero también generó una inflación relativamente alta a partir de 2005. Las razones por las que creemos que no se avizoran cambios en el
manejo de la política económica se sustentan sobre dos ejes bien definidos.
Pocos cambios económicos
Por un lado, porque tanto Daniel Scioli y el resto de los
gobernadores como Ricardo Alfonsín -hijo del ex presidente y uno de los líderes del opositor Partido Radical- comparten los grandes trazos de la política económica actual. Tal vez sí pueda haber algunos cambios (preparatorios para el próximo Gobierno) en materia de tarifas de los servicios públicos, pero moderados, ya que el peronismo no pondrá en juego su oportunidad de ganar las elecciones en 2011.
Por otro lado, porque todavía existen márgenes desde lo estrictamente económico para continuar con las políticas, sin que ello implique en el corto plazo una situación de inestabilidad financiera y/o nominal. De un lado, el contexto internacional, si bien con algunas luces amarillas, seguirá siendo favorable (crecimiento de Brasil y China, términos del intercambio récord, bajas tasas de interés internacionales, caída de los spreads de riesgo emergentes, etc.).
Del otro, la relativa abundancia interna de dólares, tanto en stock (a partir de reservas internacionales del BCRA elevadas) como en flujo (gracias a un superávit de la cuenta corriente también elevado), le da sobrevida a un modelo que en los últimos 50 años terminó, antes o después, con crisis inflacionarias/devaluatorias, caídas del producto y del empleo y descontento social.
En este contexto, la actividad económica seguirá creciendo a un ritmo relativamente alto en 2011 (en torno al 5,5 ó 6%), el precio del dólar aumentará levemente (no más del 5 ó 6% en todo 2011), la inflación seguirá elevándose (haciendo que Argentina se siga encareciendo en dólares) y la posición fiscal sobre la línea seguirá siendo endeble (aunque no existe riesgo de default, gracias, en parte, al uso y abuso de la financiación desde el BCRA).
Escenario a corto y a largo
Tampoco deben esperarse cambios importantes desde lo cualitativo. Es de esperar que no haya un acercamiento con el FMI y, consecuentemente, tampoco avances significativos en la negociación con el Club de París. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) continuará subestimando la inflación y sobrevalorando el crecimiento económico y los niveles de empleo. Y en la misma línea, es difícil pensar que vayan a producirse modificaciones en la forma mediante la cual el Gobierno se relaciona con los empresarios y la prensa (aunque de
seguro se producirá una tregua hasta que el duelo se disipe).
Si bien el escenario de mediano/largo plazo luce algo más favorable para la inversión de riesgo (un escenario de radicalización del Gobierno lucía más probable con Kirchner que con Fernández triunfante en 2011) los flujos de inversión seguirán estando, como hasta ahora, por debajo de lo que Argentina necesita para crecer con estabilidad de precios.
En definitiva, el corto plazo estará marcado por las especulaciones y la falta de definiciones en materia política y por una economía que seguirá en piloto automático. En la superficie, salvo por la inflación -a la cual la mayoría de la opinión pública parece haberse acostumbrado- la situación seguirá luciendo relativamente buena, mientras que en lo profundo, los desequilibrios continuarán acumulándose.
Luis Secco es economista argentino. Director de Baffin Consultores.
- 23 de julio, 2015
- 25 de noviembre, 2013
- 7 de marzo, 2025
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