Modelo «K»: ¿Acuerdo de precios y salarios con descontrol monetario?
Cristina Fernández de Kirchner le ha pedido a la CGT y a los sectores empresariales que dialoguen para acordar la política de precios e ingresos y, de esa forma, frenar las expectativas inflacionarias. La historia económica argentina contemporánea está repleta de acuerdos de precios y salarios que terminaron en grandes fracasos. ¿Por qué causa esta experiencia podría terminar de manera diferente?
La realidad es que los precios no suben porque se incrementan los salarios. Si el stock de moneda en el mercado fuera constante y no hubiese más inversión, todo incremento de salarios forzados por las presiones sindicales o bien por un decreto del gobierno, sería a costa de las utilidades de las empresas. Solo es posible que los precios y los salarios suban al mismo tiempo si hay alguien que convalidad esos incrementos con emisión monetaria. En nuestro caso, durante esta semana, diferentes funcionarios del gobierno fueron opinando distinto sobre el tema inflación. Boudou había dicho que no había inflación y que solo afectaba a los sectores de ingresos altos. Luego Aníbal Fernández sostuvo que sí había inflación pero la culpa era de los empresarios que no invertían y que, ante el incremento de la demanda preferían subir los precios. La presidente del BCRA sostuvo que no hay causas monetarias para que se produzca un proceso inflacionario. Cada uno tiene su librito. Lo cierto es que toda esta pirotecnia verbal sobre la inflación solo pretende distraer la atención del verdadero responsable del proceso inflacionario, el Banco Central, y transferirles la responsabilidad a los empresarios por el problema inflacionario.
Con un Banco Central que está expandiendo moneda al 34% anual es evidente que el proceso inflacionario va a ser agudo. Lo que está haciendo Marcó del Pont al frente del BCRA es agudizar el desorden monetario de la anterior gestión. Redrado no decía que emitía pero lo hacía a marcha forzada y por eso en el 2007 la inflación fue del 25,7% y en el 2008 había bajado al 23%. Ahora estamos en una proyección anual del orden del 27% y todo parece indicar que el próximo año continuará en niveles altos porque Marcó del Pont transparentó la política expansiva del BCRA justificándola como mecanismo de creación de crédito. Como dice mi amigo Gustavo Lazzari, nuestros abuelos tenían la frase de que el ahorro es la base de la fortuna y para Marcó del Pont el crédito se crea con emisión monetaria, con lo, como el crédito es la contrapartida del ahorro no puede haber crédito si no hay ahorro, la nueva frase del Central es: LA EMISIÓN MONETARIA ES LA BASE DE LA FORTUNA.
Este es el dilema inflacionario que tiene hoy Argentina. Un Banco Central que en vez de defender el valor de la moneda, defiende el valor del dólar, aunque pulverizó el tipo de cambio real, y encima financia al tesoro en su déficit fiscal. Es decir, ya ni defiende el valor del peso y ni logra sostener el famoso tipo de cambio competitivo.
Con la cantidad de billetes que está imprimiendo el BCRA, dirigentes sindicales y empresariales podrán conversar y acordar muchas cosas, pero todos los acuerdos a los que puedan llegar van a quedar sepultados por el tsunami de emisión monetaria.
Claro, el gobierno se ufana de las reservas que tiene y dice que dispone de reservas récord por U$S 52.000 millones. Pero lo que no dice es qué tiene del lado del pasivo.
¿Y qué tiene del lado del pasivo? Tiene lo que se conoce como base monetaria que es la suma del circulante + los encajes de los bancos en el BCRA. Pero a esta base monetaria hay que sumarle todos los bonos, letras y pases que emitió el Central, que es una deuda de esa entidad con el mercado. Si a la base monetaria le sumamos toda esa deuda tenemos lo que se llama base monetaria amplia. Cuando uno divide la base monetaria amplia por la cantidad de reservas se encuentra con lo siguiente: en enero de este año, por cada dólar de reservas había $ 4,29 de base monetaria amplia por cada dólar de reservas. En octubre pasado la relación llegó a los $ 5,15. Es decir, hubo un claro deterioro patrimonial del BCRA.
¿Por qué? Porque el Central emite pesos, emite deuda y además le entrega reservas al tesoro para que haga los pagos de la deuda en dólares que van venciendo.
Puesto en otros términos, no solo el BCRA está generando un fuerte proceso inflacionario incrementando el 34% anual el stock de pesos en circulación, sino que, además, aumenta fenomenalmente su deuda en letras, bonos y pases. En octubre del año pasado esa deuda sumaba $ 51.593 millones y en octubre de este año llegó a los $ 81.402 millones. Un incremento del 57,8%.
Para que el lector tenga una idea más clara del problema vamos a ponerlo de esta forma. En octubre del año pasado había $ 82.630 millones en circulación. En octubre de este año el circulante alcanzó $ 110.612 millones, es decir en monto el circulante subió $ 27.982 millones. Paralelamente la deuda en letras, notas y pases creció en $ 29.809 millones. Obsérvese que el stock de deuda creció más que el circulante. Si el Central no hubiese retirado del mercado esos $ 29.809 millones con la mencionada deuda, el circulante hubiese aumentado en un año el 70%. Un verdadero descontrol monetario, descontrol que va a seguir porque el gobierno afirma que el crédito no se forja mediante el ahorro sino que se imprime y que cualquiera que denuncia este descontrol monetario es un derechista que quiere el ajuste.
Para ellos imprimir billetes a estas tasas es progresista. Tener inflación es bueno, por lo tanto, dirigentes sindicales y empresariales tendrán largas reuniones, tomarán mucho café y acordarán frenar las expectativas inflacionarias. Ahora, con este nivel de descontrol monetario no harán otra cosa que perder el tiempo y, lo más lamentable es que, finalmente, el ajuste llega por de la peor manera. Con caída del salario real.
Por eso, cuando algunos dicen que algunos economistas pronosticamos la catástrofe y no se produce, formulan esta afirmación porque miran la superficie del agua y no observan el tsunami que se está gestando debajo. Emisión desenfrenada, endeudamiento del Central desbocado, tarifas de servicios públicos pisadas con una avalancha de subsidios, ausencia de inversiones, déficit fiscal de $ 30.000 millones acumulado y ausencia de inversiones son un cocktail explosivo, que solo pudo ser disimulado hasta ahora gracias a la santa soja y a que Brasil no devaluó el real.
Claro que si Dilma llegara a devaluar, la culpa de la crisis pasará a ser de Brasil y ellos continuarán hablando de las bondades del modelo productivo que es boicoteado por nuestros vecinos del norte.
La verdad es que con las condiciones internacionales que hoy imperan en el mundo, es una lástima que estemos metidos en este berenjenal.
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