El misterio de la Revolución Industrial
Las dos grandes coaliciones chilenas que dominan la escena política -la Concertación (centroizquierda) y la Alianza (centroderecha)- se encuentran en pleno proceso de redefinición ideológica y táctica.
La Concertación busca reunir a todos los grupos opositores a Sebastián Piñera conformando una gran coalición. El PPD, los radicales y los socialistas miran hacia otras fuerzas políticas de izquierda (al Movimiento Amplio Social (MAS) de Alejandro Navarro, al Partido Comunista (PC) y al PRO, partido en formación de Marco Enríquez -Ominami) y de centroderecha (el Partido Regionalista de los Independientes (PRI) del exdemocratacristiano Adolfo Zaldivar).
En el oficialismo se debate sobre el contenido y la paternidad del término “nueva derecha” a la vez que emergen ya en su seno nuevos liderazgos con vistas a la sucesión presidencial de 2014.
Una izquierda más amplia
Los dirigentes de tres de los partidos que forman la Concertación coinciden en este objetivo. El presidente del PartidoSocialista, Osvaldo Andrade, aseguró que la Concertación necesita nuevos aliados: “derechamente la Concertación por sí sola no está en condiciones de ganar una elección. Tenemos que hacer un esfuerzo de ampliación y seducción”.
En el Partido por la Democracia, Carolina Tohá, aspira a “unir a un mundo diverso que es la centro- izquierda (…). La verdad es que como está hoy configurado, no está suficientemente logrado”.
Y el presidente del Partido Radical (PRSD), José Antonio Gómez, sostiene que “de la manera en que estamos es un error…una federación un poco más amplia que convoque a los jóvenes, grupos ecologistas y a un sin número de entidades que hoy no están en el espectro político y que perfectamente podrían integrarse a un grupo de personas que tengan ideas similares en torno a lo que es un proyecto de gobierno”.
La propuesta ha sido contemplada con buenos ojos por esas fuerzas. Marco Enríquez-Ominami quien aseguró estar dispuesto a entablar un diálogo, lo haría bajo “tres consideraciones impostergables: el respeto mutuo, el acuerdo programático en un decálogo progresista que la Fundación Progresa, ligado al partido, lanzará en los próximos días y un pacto en torno a no seguir con la política del miedo”.
Pero la unanimidad no existe en el seno de la Concertación. La Democracia Cristiana de Ignacio Walker, no ve bien esos contactos y se ha marginado de estas conversaciones.
La táctica frente a Piñera
Junto a la búsqueda de una Concertación más amplia, esta coalición ha decidido elevar el tono de la crítica hacia el gobierno de Sebastián Piñera.
En concreto la Concertación ha encontrado un flanco débil en el gobierno en la supuesta intromisión de Piñera en la elección de Jorge Segovia al frente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).
El empresario español Jorge Segovia ganó las elecciones del pasado 4 de noviembre. Dueño y presidente del club Unión Española, se impuso al periodista Harold Mayne-Nicholls, que buscaba un nuevo período en el organismo.
El empresario llegó a la ANFP respaldado por los clubes grandes, opuestos a Mayne-Nicholls a quien acusaban de autoritario y de dedicarse a la selección nacional, en detrimento de los clubes.
Tras las elecciones, surgieron acusaciones sobre una presunta intervención de La Moneda en la confección de la lista opositora a Mayne-Nicholls debido a que Piñera mantiene una participación en la propiedad de Blanco y Negro, la sociedad que controla el club Colo Colo.
Las acusaciones también señalaron al subsecretario de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle, ex presidente de Colo Colo, quien tras asumir ese cargo vendió su participación (25,4%) al padre del esposo de una de las hijas de Sebastián Piñera.
Toda esta táctica se inserta en lo que Patricio Navia ha calificado en el diario La Tercera [3] como una táctica ”para volver a La Moneda” aunque para el analista “no basta con obstruir. Hay que construir una alternativa. Al centrar sus ataques en Piñera, la Concertación puede dañar la aprobación presidencial, pero eso no redunda en mejorar sus posibilidades de ganar en 2013″.
La pelea sube de tono
La acusación de intromisión lanzada por la Concertación contra Piñera ha desatado una agria pelea. El presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, acusó de la existencia de una “influencia exógena” en esas elecciones: “no cabe ninguna duda que ha habido una influencia exógena en estas elecciones, que ha facilitado el triunfo de los poderosos. A mí me preocupa cuando en Chile empiezan a ganar los poderosos”.
Ena von Baer, portavoz del gobierno, calificó de “canallas” y “miserables” a los que estaban sosteniendo estos comentarios porque según dijo “se hicieron acusaciones graves y no se ha mostrado ninguna prueba”.
La respuesta vino de parte del senador Andrés Zaldívar quien comparó a Von Baer, con las juventudes hitlerianas, con lo que desató una tormenta política: ”es una persona que más bien busca la guerra en vez del entendimiento o el acuerdo. Parece ya un poco salida de las juventudes hitlerianas”.
Pero no fue el único en lanzar este tipo de ataques. Camilo Escalona del PS aseguró que “‘no sé si ella (Von Baer) sabe lo que fue la ‘guerra sucia’ en Argentina, que significó 30 mil detenidos-desaparecidos, que la democracia se destruyó por completo”.
La nueva derecha
En la coalición oficialista también están tratando de autodefinirse y buscar nuevos senderos como hace la Concertación. Sebastián Piñera y Rodrigo Hinzpeter son quienes sostienen esta idea. En declaraciones al diario español El País [5], Piñera aseguró que “estamos construyendo una nueva derecha en nuestro país, muy alejada de los totalitarismos y de los atropellos a los derechos humanos, y muy comprometida con la libertad y con el futuro”.
Esa nueva derecha se apoyaría, según Piñera, en “tres pilares básicos: primero, un sistema político estable con una democracia de verdad, con Estado de derecho, alternancia en el poder, respeto a los derechos humanos, libertad de expresión. Segundo, una economía de mercado, libre, abierta, competitiva, integrada en el mundo; y tercero, un sistema social en el que el Estado asegure a todos un mínimo consistente con la dignidad humana, y por tanto, que sea el más poderoso aliado en la lucha contra la pobreza y las desigualdades”.
La idea ha sido profundizada por la mano derecha de Sebastián Piñera, Rodrigo Hinzpeter quien proponía en la revista Capital [7]una “nueva derecha, más moderna, “democrática y social”…La nueva derecha apunta a trasformar la mayoría electoral con que Piñera salió presidente en una mayoría social, asumiendo nuevas preocupaciones… adecuándose a los tiempos”.
Para Hinzpeter “el punto es que no se puede seguir haciendo lo mismo que en los 20 años precedentes, que consistía en poner el énfasis en la economía, en la generación de empleos y en una forma determinada de combatir la delincuencia”.
El contenido ideológico de esa “nueva derecha” contendría un “compromiso con los derechos humanos, la relación entre desarrollo y medioambiente, el equilibro entre la economía y la justicia social, la sensibilidad por temas como seguridad laboral o pueblos originarios y el empoderamiento de los ciudadanos versus los grandes intereses”.
Pero el concepto “nueva derecha” ha levantado ampollas en la coalición de centro derecha, sobre todo en la UDI, el socio de gobierno de RN, el partido de Piñera y Hinzpeter.
Así, el senador de la UDI, Hernán Larraín, manifestó que no está de acuerdo con el concepto para definir el proyecto de la actual administración: “no comparto el concepto, entonces no me gusta que difundan un concepto que considero equivocado, porque el concepto de derecha le pone techo, limita lo que estamos haciendo, que incorpora gente de centro, gente de izquierda, de distintos sectores”.
Juan Antonio Coloma, presidente de la UDI, señaló que lo más correcto era hablar de una “nueva mayoría social” y no de una “nueva derecha”. Pablo Longueira, senador de UDI, ha subrayado que “si alguien cree que el ministro Hinzpeter pretende señalar que él creó una nueva derecha (no creo que sea lo que él quiere transmitir), me parece absurdo porque no tiene ningún sustento…Dediqué mi vida a construir esta nueva derecha comprometida con la gente más modesta y más pobre del país”,
Y el diputado UDI Ernesto Silva concluyó tajante que “se dice que va a partir algo de ahora hacia delante sin mirar lo que hicimos durante mucho tiempo para llegar al Gobierno, es potenciar un foco de desunión…La nueva derecha se ha construido durante mucho tiempo, desde las municipalidades, con liderazgos que han superado el 50%. Se ha construido con Joaquín Lavín, con la generosidad y liderazgo de Sebastián Piñera. Por eso este llamado a una nueva derecha no calza con la realidad que vivimos”.
Mirando a 2014
Mientras afloran estos debates, en el centroderecha chileno han empezado a surgir nuevos liderazgos, aún en ciernes, como el del ministro de Minería, Laurence Golborne. Su labor durante el rescate de los 33 mineros ha elevado su popularidad por encima del 90%.
Sin embargo, el mismo Hinzpeter ha salido a enfriar los ánimos: “los liderazgos políticos tienen que mantenerse y, por lo tanto, ninguno puede vivir del pasado. En consecuencia, la proyección de liderazgo del ministro Golborne supone necesariamente la ejecución de otras tareas que generen empatía y buenos resultados…aunque me encantaría que se la ganara, porque sería una persona de nuestro sector que continuara en el gobierno, para ser honesto no me parece justo”.
Además, Rodrigo Hinzpeter añadió que “la vida política, la trayectoria, el oficio, es mucho más que una sola gestión. Es una trayectoria, es un pensamiento, una visión sobre cómo construir una sociedad, por lo que es más que eso. No estoy diciendo que el ministro no lo tenga, sino que tiene que desarrollarlo a partir de un muy buen empujón inicial que tiene que ver con este episodio”.
La portavoz del gobierno, Ena von Baer, de forma más breve, concluía que ”adelantar la carrera presidencial no tiene ningún sentido”. Sin embargo, Piñera se ha esforzado en demostrar que no hay tensiones dentro del gobierno: “el ministro Golborne tiene todos los méritos para aspirar a lo más alto en el servicio público. Cero molestias (con él). El ministro cumplió en esta gira una gran tarea”.
Por ahora, Golborne elude estos señalamientos: “no es un tema que haya previsto ni que haya pensado o lo tenga en mis planes. Mi afán al venir a colaborar con el Presidente es porque creo que este gobierno es un cambio importante. Ahora de ahí a más, la verdad es que nunca me lo he planteado”,
El propio Hinzpeter también emerge como posible sucesor de Piñera, algo que él rechaza, por ahora: “No existe ninguna razón para que a siete meses de iniciado el gobierno alguien asuma esa tesis. Le agradezco a quienes me mencionan, pero es imaginación excesiva. Dejemos que emerjan todos los liderazgos y después veremos quién es la mejor opción. Lo importante es que el candidato se seleccione por primarias y que sea sólo uno en el sector”.
Mucho más escondido se encuentra quien se perfilaba antes de agosto como el hombre mejor situado para 2014, el Ministro de Eduacación, Joaquín Lavín.
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