¿Oligarcas guayaquileños o personas de éxito? (Final)
(Puede verse también las Partes I, II, III, IV, V y VI de este trabajo)
Con respecto a los que tildan a los empresarios de “oligarcas guayaquileños”, el mensaje que se ha querido comunicar en estos escritos es que están equivocados. Los empresarios se encuentran donde están por sus propios méritos, logrando sobresalir por habilidades que no tienen todos los ciudadanos, en el no fácil mundo de los negocios. En la narrativa se ha demostrado la dinámica empresarial vista en la rotación permannte de apellidos de empresarios que surgen y de otros que desaparecen o sus empresas disminuyen en importancia con el transcurso del tiempo.
La dinámica se observa claramente en el ranking anual de las empresas más grandes de Ecuador, no siempre ellas se ubican en el mismo puesto al comparar un año con otro. En el largo plazo, las diferencias son notables. Si se compara el ranking del 2009 de Vistazo con el de 1993 de la Superintendencia de Compañías, es decir lo que ha sucedido en 17 años, se observa lo siguiente: 16 empresas ya no se encuentran entre las 25 más importantes por causas como cierre de operaciones, salida del país o sectores de bajo crecimiento en relación con el resto de la economía. La mayoría desplazadas son guayaquileñas. Lo que quiere decir que el poder económico se encuentra en otras ciudades y pertenece a otros apellidos.
De acuerdo a lo escrito en el primer párrafo, el mundo empresarial es muy difícil, frecuentemente se lo ha comparado con una jungla, donde sobreviven no necesariamente los más fuertes, sino los que tienen mayor capacidad de adaptación, por ser los negocios permanentemente cambiantes. Después de 17 años, seguramente habrá nuevos nombres entre las 25 compañías más grandes de Ecuador y otros sectores serán más beneficiados que los tradicionales. Así mismo, los dueños tendrán nuevos apellidos. Los detractores de los empresarios guayaquileños no comentan que estos últimos fueron pioneros del voluntariado y se adelantaron a lo que se enseña hoy en los postgrados de administración sobre la nueva función en las empresas, de cumplir con su responsabilidad social.
Guayaquil se encuentra llena de instituciones de voluntariado que cubren todas las etapas del ser humano, gracias a la generosidad de quienes las fundan y trabajan en ellas, y al aporte de la empresa privada que financia las operaciones. De más de un centenar de instituciones, la que sobresale por su antigüedad, tamaño y ámbito de acción, es la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG). No hay mayores ejemplos de solidaridad en Ecuador que la de los benefactores de esta noble institución. Sin sus dineros no hubiera sido posible comprar la Atarazana, el patrimonio más grande que ha tenido la JBG y la cual ha servido para cubrir gastos e inversiones en todos sus servicios. La compra se logró gracias al legado de José Domingo de Santistevanni. El legado de Alejandro Mann sirvió para construir el hospital de niños que hoy se conoce como Roberto Gilbert Elizalde; el de Enrique Sotomayor, para la Maternidad que lleva su nombre. Las numerosas ampliaciones del Hospital Luis Vernaza, como la Unidad de Quemados o una sección del Asilo, se construyeron con el aporte de los empresarios José Assaf y Enrique Maulme, respectivamente. El último encontró el tiempo para crear la Fundación Corazón a Corazón que ayudaba a las personas con problemas cardiovasculares.
En ciento veinte años de existencia, son decenas de millones de personas pobres que han sido atendidas en las diferentes etapas de sus vidas, por las numerosas instituciones de la JBG. Más de treinta guayaquileños, emprearios la mayoría, trabajan de voluntarios en la JBG. Este voluntariado se lo viene haciendo durante más de un siglo.
Las importantes donaciones y el tiempo de acaudalados hombres de empresa de nuestra ciudad, alimentan el flujo de los recursos destinados a la edificación y mantenimiento de obras de interés social. Sucedió y sucede con la Liga Ecuatoriana Antituberculosa (LEA), la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (SOLCA) y el centenar de fundaciones que en la actualidad prestan servicio a los más necesitados. Fueron creadas por la inacción de los Gobiernos centralistas, que se ven favorecidos al no tener que destinar fondos públicos para atender necesidades de su entera competencia. La Casa del Hombre Doliente, Fundación Gabriel Vilaseca, Fundación Luis A. Noboa, Fundación Nueva Humanidad, etc. son ejemplos de instituciones de ayuda a los necesitados en el área de salud y educación. También se encuentra la labor humanitaria del Club Rotario, conformada en su gran mayoría por empresarios, quienes dan su tiempo y recursos económicos para financiar las obras socialesen beneficio de los más necesitados. En toda teletón, los aportes de los empresarios se hacen presentes.
Sólo en la mente enferma de gente sin educación o acomplejados y envidiosos, puede caber la idea de que los grandes empresarios guayaquileños son oligarcas que sólo se preocupan de acumular dinero sin preocuparse de la forma como lo hacen. Guayaquil no estaría donde se encuentra sin la ayuda que ellos han proprcionado y continúan haciéndolo.
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