Mario Vargas Llosa,el cronista de su tiempo
El literato, de 74 años, ensalzó la ficción hasta el punto que dijo es "una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo".
Tan importante es para este autor leer -un acto que "convierte el sueño en vida y la vida en sueño"- como escribir.
"Sin las ficciones, el hombre sería menos consciente de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible, y del infierno en que ésta se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión", aseguró Vargas Llosa en un discurso cargado de compromiso político.
La gran sala de la Academia sueca reunió a la familia de Vargas Llosa y a más de un centenar de amigos que le acompañaban en un acto que se extendió durante una hora y que también pudo ser seguido por el público en una gran pantalla en el cercano Museo de la Fundación Nobel.
En su discurso de aceptación del Nobel de Literatura, titulado "Elogio de la lectura y la ficción", Vargas Llosa rindió homenaje a su madre, a su abuelo Pedro y a su tío Lucho.
Sin embargo, quien quebró la voz al literato, y provocó los aplausos de la sala, fue su esposa Patricia, "la prima de naricita respingada y carácter indomable" con la que, dijo, tuvo "la fortuna" de casarse hace 45 años y que "tan generosa" es que hasta cuando le riñe le hace el mejor de los elogios: "Mario, para lo único que tú sirves es para escribir".
Y su arte de fabular ha sido lo que le ha llevado a merecerse el preciado galardón, ques recogió el viernes de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia, y que recordó se debe a su "terquedad" y a "algo de suerte", pero que se ha convertido en una "pasión" y "vicio".
Agradeció los secretos que le revelaron Flaubert, Faulkner, Cervantes, Dickens, Tolstoi, Thomas Mann o Sartre. "Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad", precisó.
También agradeció la contribución de España, representada en este acto por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.
En este país -cuya transición de la dictadura a la democracia ha sido, en opinión de Vargas Llosa, una de "las mejores historias de los tiempos modernos"- se publicaron todos sus libros y recibió, en su opinión, "reconocimientos exagerados".
El escritor hizo una mención especial para los editores Carlos Barral y Carmen Balcells -quien se desplazó hasta Estocolmo-, y quienes recordó se "desvivieron" porque sus historias tuvieran lectores.
A Francia le atribuyó enseñanzas literarias "inolvidables", pero también su descubrimiento de América Latina.
"Allí descubrí Perú", dijo el autor de "La guerra del fin del mundo", que consideró que el hecho de vivir tiempo fuera de su país ha fortalecido más sus vínculos, "añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos".
El Vargas Llosa escritor, ensayista y dramaturgo también se pronunció sobre su ideario político e invitó a defender la "democracia liberal", que dijo, con todas sus limitaciones, sigue significando "el pluralismo, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder".
Al ofrecer una panorámica de Latinoamérica se mostró optimista y dijo que la democracia está funcionando excepto en "Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua".
Este cronista de su tiempo instó a "combatir" las dictaduras "sin contemplaciones" y "por todos los medios" al alcance, incluidas las sanciones económicas.
Lamentó que los gobiernos democráticos, en vez de dar ejemplo, solidarizándose con quienes, como las "Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu y Liu Xiaobo (Premio Nobel de la Paz)" se enfrentan a las dictadura, se muestran "complacientes no con ellos sino con sus verdugos".
De regreso a la esfera literaria, Vargas Llosa concluyó que un mundo sin literatura "sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos".
Entre el auditorio de la gran sala, que ovacionó con un gran aplauso al escritor, se encontraban el ministro de Cultura de Perú, Juan Ossio, la directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarell, y otros miembros de delegaciones diplomáticas.
Resonancia.
Esta palabra fue la que repitió una y otra vez Patricia, la esposa del laureado escritor, cuando se le preguntó qué sintió cuando su marido le dedicó la parte del discurso que más aplausos y lágrimas provocó ante el distinguido auditorio de la Academia sueca.
"Nadie me cree, pero yo no había leído con anterioridad el discurso", dijo Patricia Vargas Llosa, quien siempre atenta sigue el trabajo del escritor, y quien ahora entiende por qué le mantuvo en secreto el discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura.
"Siempre he leído las conferencias desde hace 45 años. La curiosidad me mata, pero me pidió muy especialmente que no lo leyera", relató la esposa de Vargas Llosa, quien definió sus años de matrimonio de tan interesantes como agotadores, y el homenaje brindado por su marido como "emocionante".
Aunque sospechaba que habría alguna mención, nunca pudo imaginar que al literato se le quebrase la voz al referirse a su mujer como la "la prima de naricita respingada y carácter indomable" con la que, dijo, tuvo "la fortuna" de casarse hace 45 años y que "tan generosa" es que hasta cuando le riñe le hace el mejor de los elogios: "Mario, para lo único que tú sirves es para escribir".
Para Álvaro Vargas Llosa, uno de los hijos del escritor y que tuvo el privilegio de leer con anterioridad la exposición, "el texto cobró una vida aún mayor" en palabras de su padre.
Y es que el hijo mayor del autor de "La casa verde" cree se trata de un discurso que se puede releer como si fuera la primera vez en cada ocasión.
Álvaro Vargas Llosa consideró que no estaba en los planes del escritor que se le quebrara la voz, y afirmó que el logro de esta disertación "no fue hacer llorar a mi madre, sino a los académicos suecos", quienes, dijo, parecían latinos.
El carácter hispanoamericano del escritor fue también resaltado por la ministra española de Cultura, Ángeles González-Sinde.
"El Nobel que tiene una capacidad de propulsión y de difusión de la cultura hispanoamericana y la literatura iberoamericana como ninguno otro", dijo la ministra española, que consideró que el premio va a abrir las puertas a otros autores en español en todo el mundo.
González-Sinde también destacó que Vargas Llosa fue muy atento y afectuoso con España en su discurso, que consideró marcado por "la honestidad y el equilibrio".
El escritor glosó la historia reciente de España así como la época que vivió en los años sesenta en Barcelona, donde también se afincaron otros escritores del movimiento conocido como "boom" latinoamericano.
El ministro de Cultura de Perú, Juan Ossio, destacó el hecho de que Vargas Llosa sea el primer peruano laureado con el Nobel de Literatura, hecho que ha proyectado a la cultura peruana a "una dimensión mayor".
Perú dispensará el próximo 15 de diciembre un gran homenaje al escritor, que será recibido por el presidente peruano, Alan García, para hacerle entrega de la Orden de las Artes y las Letras, convirtiéndose así en la primera persona que recibe este galardón.
Amor a Perú.
El autor aseguró que en Perú amó, odió, sufrió y soñó y lo que ocurre en ese país le afecta, le conmueve y exaspera más "que lo que sucede en otras partes".
El escritor pronunció un discurso de una hora de duración que congregó tanto a su esposa, Patricia, sus hijos, Morgana, Gonzalo y Álvaro, y a sus seis nietos.
Vargas Llosa recordó que algunos compatriotas le acusaron de "traidor", y a punto estuvo de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pidió a los gobiernos democráticos del mundo que "penalizarán al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo ha hecho con todas las dictaduras de cualquier índole".
Una petición que, aseguró, la volvería hacer "si -el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan- el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de Estado que aniquilara nuestra frágil democracia".
A la hora de describir a su país, el laureado escritor dijo que para él Perú es Arequipa, donde nació pero nunca vivió, la "Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito", el colegio San Miguel y el teatro Variedades y la redacción del diario "La Crónica", donde veló sus primeras armas de periodista.
También el "Perú es Patricia", dijo el escritor al referirse a su esposa y madre de sus tres hijos, que recibió el aplauso de la sala cuando al autor de "La casa verde" se le quebró la voz.
En su discurso Vargas Llosa también reflexionó sobre la conquista de América y señaló que "desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra la hemos incumplido".
"Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza", concluyó.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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