El Expreso de Guayaquil

Los grandes hombres no siempre crean las ideas que les dan fama, a veces son otros los del primer Eureka. La gloria se la llevan por conocimientos y creatividad, además de personalidad, contactos, acceso a capitales, etc. Este fenómeno es histórico. Tres ejemplos, en diferentes siglos, lo confirman: Isaac Newton, siglo XVII; Guglielmo Marconi, XX y Mark Zuckerberg, XXI. El primero es considerado como uno de los físicos más grandes de la humanidad; el segundo, inventor de la radio o telegrafía sin hilos y el tercero, creador de Facebook, la red social de Internet con 500 millones de usuarios.

Todos ellos son personas brillantes, pero si no hubiera sido por trabajos o ideas previamente hechas por terceros, posiblemente no hubieran alcanzado la fama. Es el caso de Robert Boyle, Nikolo Tesla y los hermanos Cameron and Tyler Winklevoss. Los nombres mencionados son personas que han pasado al anonimato, con excepción de los mellizos Winklevoss, por tratarse de un tema reciente y correspondiente película.

En el 2009, se publicó la biografía de Boyle titulada Genio eclipsado. En sus numerosos libros escritos entre 1660 y 1690, Boyle explicó los principios posteriormente usados por Newton para desarrollar sus teorías: el hecho que el mundo puede explicarse en términos de interacción entre materia y movimiento, o la importancia de la investigación científica. Tesla es otro genio eclipsado, nativo de Croacia emigró a Estados Unidos y dedicó su vida a la investigación eléctrica y electromagnética; fue creador de la corriente alterna, transformador, radio, contribuyó al desarrollo de la robótica, control remoto, radar, computación, balística, física nuclear y teórica. En 1943, la Corte Suprema de los Estados Unidos lo acreditó como el inventor de la radio, luego de una larga lid con Marconi, quien había usados 16 patentes de Tesla, para la transmisión por radio.

Los hermanos Winklevoss contactaron con Zuckerberg, gran programador de computación, para desarrollar una red social para uso de los alumnos de universidad. Zuckerberg ofreció hacerlo, pero se dedicó a crear un producto que sería de su propiedad e ignoró a sus contratantes.