Errores de la lucha “anti-narcos” del gobierno de Guatemala
Resultado: Esas acciones elevan a los narquitos al nivel de Estado, ya que se necesita uno para combatir a otro. De hecho, los más favorecidos con el Estado de Sitio son los narquitos mismos porque se posicionan como un grupo real, hegemónico, con poder, dinero y armas, contra el cual el Estado es incapaz de luchar. Marcador: el Estado cero, narquitos uno.
Segundo error: la guerra contra las drogas empujada, forzada, impuesta por los gringos sólo eleva el valor de la droga, y eso hace atractivo el ingreso de más mafias a las redes del narcotráfico. El atractivo: un producto encarecido, con alta demanda en los EE.UU., y con canales de distribución muy bien aceitados en Guatemala.
Resultado: más mafias, más criminalidad, y más dinero para los narquitos, quienes felices agradecen el show del Estado en una lucha gringa que a éste no le va ni le viene, pero como macehual tampoco dice esta boca es mía, sino que cierra la boca, abre las piernas y se deja seducir por unos cuantos centavitos gringos, que no llegan ni a ser la “caja chica” de los narquitos. El encarecimiento del producto cocaína es directamente proporcional al aumento de la criminalidad, porque más narquitos se pelearán el “post” guatemalteco.
Tercer error: haber declarado al vicio como delito. El vicio no es delito, pero es el político a quien más le conviene que el vicio sea delictivo, por una moral tan falsa como moneda de 35 centavos, y porque, en muchos casos, el político mismo entiende que a más prohibiciones, más costo y, entonces, más precio, y por lo tanto, él o ella se involucra con fuerza en el negocio, con la ventaja de tener al “Estado” de su lado para declarar Estados de Sitio cuando se le ronque la gana. Los narquitos necesitan al político, tanto como éste necesita a los narquitos. Es una relación de dependencia, parasitaria diría yo, en la cual uno de los grandes ganadores es el político, porque gana metido en el negocio, gana peleando contra los narquitos (que son en realidad sus aliados), y gana porque se presenta como puro e inmaculado frente a los tontos que creen que el vicio es delito. Hipócritas: si el vicio es delito, ¿por qué no declaran también delito la glotonería?
Resultado: los políticos cuando declararon al vicio como delito, automáticamente generaron una gran industria contra la cual hoy dizque luchan. El vicio, insisto, no es delito, y eso que lo digan los mismos gringos y que revisen su historia entre 1920 y 1933 con Prohibition.
Cuarto error: aparte de criminalizar al vicioso, también criminalizaron al producto, el cual el vicioso siempre obtendrá, sea legal o extralegalmente.
Conclusión: la solución está en la despenalización, discriminalización y legalización de la producción, distribución, comercio y consumo de drogas, no en esos shows de Alta Verapaz.
- 23 de enero, 2009
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