Escuelas económicas (IV)
El Periódico, Guatemala
Esta serie de columnas sobre las Escuelas Económicas las estoy redactando con el mínimo de carga ideológica, con el fin de que ustedes, mis lectores, puedan utilizarlas como referencia. En la última columna de la serie les expondré mis conclusiones en relación a la crisis global que estamos viviendo, y les citaré las fuentes que usé (principalmente Mark Skousen con ‘The Big Three in Economics’), con el fin de que puedan ampliar el contenido de las mismas. Para Skousen los tres más grandes economistas de la historia fueron Smith, Marx y Keynes. Es importante anotar que la Ciencia Económica no debe confundirse con Economía Política ni con políticas económicas, a pesar de la relación entre ellas.
Regresando a la Escuela Clásica de Economía:
A diferencia de los Escolásticos, para Smith el valor de las cosas estaba íntimamente relacionado con el trabajo necesario para producirlas (labor theory of value), y esta teoría errónea se la transmitió a sus discípulos Thomas Malthus (1766-1834), David Ricardo (1772-1823) y John Stuart Mill (1806-1873).
David Ricardo contribuyó muy especialmente con la Ley de las Ventajas Comparativas y con la Teoría Cuantitativa del Dinero. Por otro lado, afirmaba que sólo el factor tierra se beneficiaba injustamente del sistema económico, mientras el capital y el trabajo declinaban, pero su contribución más negativa estuvo relacionada a la Teoría del Valor-trabajo, ya que le sirvió de fundamento teórico a Marx para concretar su tesis.
Adam Smith escribió bajo la influencia de estos filósofos franceses del siglo XVIII: Charles de Secondat Montesquieu (1689-1755), quien nos legó el concepto de la separación de poderes, y algunos conceptos de economía; doctor Francois Quesnay (1694-1774), Fisiócrata, quien promovió el slogan Laissez faire, laissez passer como una política económica; Richard Cantillon (1680-1734), quien nos legó consideraciones sobre el mecanismo de los mercados y el rol de los emprendedores (entrepreneurs); Jacques Turgot (1727-1781), nos dejó reflexiones sobre la preferencia temporal, el capital, tasas de interés, y el rol del emprendedor, en una economía competitiva; Etienne Bonnot de Condillac (1714-1780), quien reconoció que los precios son determinados por la utilidad de las cosas y no por su costo.
Adam Smith por su lado influyó en dos economistas franceses del siglo XIX: Jean-Baptiste Say (1767-1832), quien introdujo la política económica que hoy conocemos como supply-side economics popularizada por Ronald Reagan, y Frédéric Bastiat (autor de La Ley), ambos defensores del laissez-faire.
Pero, al llegar 1848, en Europa, en plena Revolución Industrial se desatan una serie de acontecimientos como respuesta a las perturbaciones que dicha revolución generaba, y uno de los más importantes es la publicación del Manifiesto Comunista de Karl Marx (1818-1883) y Federico Engels. En este manifiesto ellos reconocen que “La burguesía ha producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto, que los acueductos romanos y que las catedrales góticas”.
Más adelante “En el siglo escaso que lleva como clase dominante, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas”. A pesar de eso Marx quiso destruir a la burguesía capitalista alimentando y estimulando la lucha de clases.
Sigo la próxima, y muy felices y tranquilas fiestas.
- 23 de enero, 2009
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- 24 de diciembre, 2024
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