Plegaria por mis amigos chavistas
Querido Niño Jesús:
Esta vez no pretendo escribirte una carta como la de todos los años anteriores. En esta ocasión, en lugar de hacerte una larga lista de peticiones, como es usual en esta época del año, manteniendo el mismo espíritu de reconciliación y amor que embarga a la humanidad por la víspera de tu nacimiento, te dirijo una oración para que intercedas por 2 de mis amigos chavistas.
Uno de ellos, jubilado de una de las empresas básicas que hasta hace poco fue insignia en cuanto a su eficiencia y el buen manejo de sus recursos, tanto materiales como humanos, y que hoy vive una lamentable situación. El es cercano a la familia y con el que he compartido en innumerables reuniones sociales.
El segundo, es un viejo amigo que, gracias al honesto y tesonero trabajo de su familia por más de 4 generaciones, es actualmente un mediano productor agropecuario ubicado al sur del lago de Maracaibo, y quien ha levantado una numerosa familia dentro de los más altos valores que identifican a la familia venezolana.
Entre ellos no se conocen pero los une un mismo ideal: ambos son chavistas, de los que afirman, como el primero de ellos, a manera de justificación, “eso es mentira, eso es un invento de los medios, eso es una manipulación mediática…” O como señala el segundo, “debemos de apoyar los cambios porque las intenciones son buenas… para acabar con tanta injusticia. Mande mi comandante…”
Ambos, en estos días que deberían ser de paz y fraternidad, están viviendo su propio vía crucis sin ser Semana Santa. Mi amigo de reuniones sociales tuvo que salir en volandas hasta la población de Peñas Blancas, en el estado Sucre, donde posee una modesta casa de playa, que construyó gracias a su honesto trabajo por más de 30 años en una de las industrias filiales de la CVG.
Con sus ahorros y el sudor de su frente acondicionó ese lugar de esparcimiento para que su familia, sus más allegados y amigos pudieran disfrutar ratos de relax, cuando el tiempo se lo permitiera y como sitio para llevar una jubilación más llevadera. El otro se empeñó, junto con sus trabajadores -a los que les construyó casas en sus tierras y escuela para sus hijos- en alcanzar metas de producción ganadera, lechera y de variedad de platanales que son punto de referencia en Venezuela. Y vaya que lo logró.
Decía, entonces, que uno de ellos tuvo que viajar urgentemente a esa población sucrense cuando se enteró que el alcalde de la localidad, custodiado por efectivos de la Guardia Nacional, anda haciendo “justicia” tomando las casas de vacaciones que estén desocupadas para entregárselas a los damnificados -que merecen todo nuestro apoyo- por culpa de las inclemencias de la naturaleza de las últimas semanas en la región.
Mi viejo amigo, en tanto, se encuentra sitiado al sur del lago, junto con sus trabajadores, por efectivos de la Fuerza Armada y del Instituto Nacional de Tierras. Desgraciadamente, el trabajo de más de 70 años, en un abrir y cerrar de ojos, se ha esfumado como por arte de magia. Sus predios se encuentran, lamentablemente, entre los que su admirado líder ordenó confiscar, a pesar de que puede demostrar que se encuentran totalmente productivos. Ninguno se imaginó que alguna vez les tocara a ellos, pues no se consideran latifundista ni explotador de jornaleros ni ricachón burgués.
Por eso, Niño Jesús, este año te voy a pedir especialmente por estos 2 amigos chavistas que están viviendo esta terrible situación en plena Navidad. Te ruego, te suplico que intercedas con tu infinita bondad para que estas amistades no sean despojadas de los bienes por los que tanto han trabajado y luchado para bienestar y progreso de sus familias.
Expuestas someramente ambas situaciones, elevo esta plegaria para que conmuevas los corazones de quienes, por lo momentos, tienen la potestad de tomar decisiones que no afecten el patrimonio de mis conocidos. Este es el regalo que te pido para ellos en estas navidades, querido Niño Jesús; así como también paz y reconciliación para todos los venezolanos y que Venezuela supere tantas dificultades y se enrumbe, de la mano de la verdadera libertad y justicia, por caminos de progreso e inclusión. También te pido paz para la humanidad y salud, armonía, unión y muchísimo amor para mi familia.
Venezuela y yo te lo agradeceremos eternamente. Feliz Navidad. Amén.
El autor es onsultor en gerencia de imagen, comunicación integral y recursos humanos.
- 23 de julio, 2015
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- 15 de abril, 2019
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