El personaje, y el anti, del año
Lo más auspicioso del 2010 fue obra de WikiLeaks, que desenmascaró a muchos "adalides de la libertad'' que enfurecieron cuando se tocaron libertades que no quieren respetar. Además alegró a estatistas, izquierdistas y populistas de toda clase, que vieron "al imperio de rodillas'', que no advierten que terminarán siendo sus víctimas más sonadas.
Los lectores de Time, por amplia mayoría, eligieron a Julian Assange como el personaje del año. La dirección de la revista (espero que por convicción profesional y no por autocensura) lo reemplazó por Mark Zuckerberg que, a los 26 años, posee unos $6,900 millones, y es el fundador de Facebook que tiene 500 millones de usuarios y que "Está cambiando el modo en que nos relacionamos'' según el director de Time, Richard Stengel.
En cambio, el fundador de WikiLeaks fue encarcelado (más allá de las acusaciones oficiales, para el secretario de Defensa de EEUU una "buena noticia'') y tuvo que juntar más de $300,000, que no tenía, para su fianza. Y aquí viene otro mérito: demostró que la fuerza física (la violencia) no es el poder más fuerte, que sí es la moral que ha jaqueado a la mayor potencia militar que fracasa al no silenciar a WikiLeaks. Es falsa de toda falsedad la primitiva idea de que la autoridad debe tener poder coactivo (violento), para ser eficaz en última instancia.
Hay quienes han condenado a Assange confundiendo la libertad con la espada de Washington y creyendo que este tipo de "espionaje'', transpolado al sector privado, amenazaba a las propiedades privadas. Por el contrario, las acciones "wikiLeakeras'' las fortalecen. El mercado tiene una característica tan esencial que no existirá en la medida en que no la tenga: el ser un poderoso transmisor de información, por ejemplo, al aumentar el precio informa que debe aumentarse la producción.
Por el contrario, el estatismo, la coacción estatal vía el monopolio de la violencia, impone, por ejemplo, precios máximos produciendo información contraria a las personas y por tanto, finalmente, necesita del secreto al punto que no podría subsistir sin él. Por caso, un disidente cubano podría vociferar todo, si pudiera anticipar en qué momento vendrá la policía a buscarlo, porque podría escapar. Así, si no se puede esconder información, no hay estatismo por mucha fuerza militar que tenga. Gracias al avance tecnológico, cada vez será más difícil guardar secretos, de modo que deberían ir desmontando las organizaciones basadas en información secreta, antes de que caigan como el muro de Berlín.
Es cierto que algunas organizaciones privadas tienen secretos, pero estos son producto de un derrame del estatismo sobre las empresas, ya que en un mercado natural. No sólo no son necesarios sino que son contraproducentes porque el mercado, las empresas, las personas, se desarrollarán mejor cuanto más rápida y amplia sea la transmisión de información.
Sí, sin dudas, Chávez es el anti personaje 2010. Se alegró por WikiLeaks, pero ahora se le ha quitado la sonrisa, quizás porque se ha dado cuenta de que sus ansias dictatoriales serán severamente erosionadas por los "wikiLeakeros'. Y ordenó promulgar, entre otras antidemocráticas, la reforma de la Ley de Responsabilidad Social de los Medios que ya era autoritaria, de manera que le permita abortar cualquier intento al estilo Assange. Pero, no podrá ganarle la carrera a la tecnología, ¡no puede el ejército más poderoso del mundo!
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute de Oakland, California.
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