El dictador Chávez
En los últimos días el que se hace llamar todavía “Presidente” de Venezuela, Hugo Chávez, se quitó al fin la mascara de demócrata. Se ha aprovechado, como algunos otros, del sistema democrático para burlarse de él y lograr más poder y control político, que le convierten en un dictador.
Chávez desatendió, una vez más, la voluntad popular. A muy escasos días de que terminara el mandato de la dócil Asamblea Nacional, donde tiene un control absoluto sobre ella, pidió poderes extraordinarios para dictar por sí solo las leyes de su país.
Hay que destacar que la oposición logró 62 legisladores que deben comenzar a ejercer sus funciones en la nueva Cámara de Diputados del próximo 5 de enero. Esos legisladores obtuvieron el 52% del total de los votos que se emitieron en esa elección. No pudieron, no obstante, obtener la mayoría de los escaños por disposiciones del Código Electoral venezolano. Sí pueden esos nuevos legisladores venezolanos de oposición impedirle al Presidente muchas de sus decisiones autoritarias. Había pues que actuar rápido y lograr de la Asamblea que está por finalizar le dieran los poderes que Chávez quería.
No hay la menor duda de que entre los propósitos de los nuevos poderes dados a Chávez está el de lograr el cierre definitivo de GloboVisión, que es uno de los pocos medios de información que se oponen a sus propósitos desmedidos. Los otros medios oposicionistas fueron todos cerrados utilizando para ellos varios argumentos que chocaban, por supuesto, con la Constitución que el dice cumplir sacando a cada rato su “librito rojo”.
El venezolano pasa toda clase de penurias y es muy pobre. El desempleo tiene cifras alarmantes. La inflación es la más alta del continente. La criminalidad es cada día mayor y preocupa mucho al ciudadano ser parte de una sociedad insegura. Es el único país del Hemisferio que no tendría crecimiento económico. No se invierten en el país los dineros necesarios que produce la riqueza petrolera. No obstante varios países con regímenes autocráticos como el de él viven como sanguijuelas de la riqueza ajena. Todo esto lo hace Chávez para lograr que algunas naciones sigan al pie de la letra sus consignas políticas. Parece que Venezuela le quedó chica a sus insaciables ambiciones.
Tenemos que ver con mucho cuidado como actúan las verdaderas democracias del continente en especial la OEA ante la actitud cada día de acrecentar más poder del nuevo dictador latinoamericano.
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