La violencia de arriba engendra la de abajo
El Heraldo, Tegucigalpa
Un automovilista sacó un arma y amenazó a estudiantes que entorpecían el tráfico exigiendo que se discuta, entre los de todas las tendencias, la Ley de Universidades chavistas que dice que la educación debe promover "la patria socialista".
Lo natural es que la sociedad se desarrolle sin violencia, o se destruiría. Lo natural es que una persona trabaje y compre sus alimentos a cambio del dinero que el vendedor aprecia más. Así, las personas cooperan pacíficamente. Cuando alguien, con violencia, quita a otro alguna cosa lo hace, precisamente, porque el agredido no lo haría de forma voluntaria, porque no se beneficia. De aquí la ineficiencia de la coacción ya que, al menos una de las partes, resulta perjudicada.
Como toda acción provoca reacción, aunque no es recomendable, lo cierto es que la respuesta refleja (primitiva) del agredido es defenderse violentamente. Así, cuando el Estado se arroja el monopolio de la violencia es, consecuentemente, el principal responsable de su generación. Chávez, ha impuesto una ley utilizando esa coacción estatal, los estudiantes han tenido una reacción moderadamente violenta al impedir el libre tránsito (una amenaza de choque físico) y un automovilista ha respondido amenazando con un arma.
El nivel de violencia generado por Chávez ha llevado, entre muchos enfrentamientos, a que vendedores ambulantes, a los que coactivamente les prohíben trabajar, se enfrentaran a la policía. Mientras que algunos ganaderos dijeron estar dispuestos a morir antes que les expropien sus tierras. Maquiavélicamente el gobierno dice que las tierras son para los damnificados por las inundaciones. Pero, por bueno que sea el fin, la violencia como medio engendrará más violencia y, además, agravará el problema: el chavismo expropió más de 2,5 millones de hectáreas y, mientras que en 1998 Venezuela importaba 1% del consumo de carne, ahora 60%. Durante 2009 se compraron 500 mil toneladas de azúcar a Brasil. Y los "sin tierras" y "sin techo" aumentan.
Pero no solo la violencia política se incrementa sino también el "delito común". El número de homicidios creció desde 4.500 en 1998 hasta 19.400 en 2009. Desde que Chávez asumió se produjeron más de 150 mil asesinatos. Sucede que, entre abusivos impuestos, leyes laborales (por caso, el salario mínimo que prohíbe trabajar a los que ganarían menos) y otras muchas coacciones, ha crecido la miseria que empuja al delito a quienes no tienen otro modo de subsistir: el crimen es la reacción a la acción violenta del Estado que les impide desarrollarse naturalmente.
Por esto, la represión policial no lo acabará, solo trasladará a otro lado el delito que es "rentable" dada la miseria que les impone el Estado. Peor, agravará el problema porque más policía significa más gasto, ergo, más empobrecimiento, y más fuerza para reprimir al pueblo en general.
Pero los malos ejemplos vienen de arriba. Mientras se le critica a Chávez, con razón, de querer controlar Internet, la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos de América propone "defender la web como un espacio neutral", es decir, coactivas regulaciones impuestas a los proveedores "para defender al usuario".
Washington está furioso con los "espías" de WikiLeaks, pero con agentes del FBI, policías, e investigadores militares, según The Washington Post, ha armado una monstruosa red, que incluye 4,058 organizaciones (al menos 935 creadas recientemente) que espía a ciudadanos y extranjeros, muchos inocentes, residentes en el país.
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