China y EEUU: ¿Relación bajo estrés?
Es una relación de amor-odio que viene creciendo con el tiempo. Por un lado, los amores surgen de la demanda por parte de negocios y consumidores norteamericanos que quieren mano de obra, productos y servicios a bajo costo. Por el otro lado, China dispuesta a darle lo que quiere con tal de poder aumentar el poder económico de un estado mercantilista con ganas de ser jugador mundial.
Pero, tanto dulce parece que empalaga. Estados Unidos le incomoda que China sea dueña de aproximadamente $1.5 billones de activos en el país – cerca de 11% del PIB-, y a la vez ver incrementar la dependencia con China para financiar el creciente déficit fiscal.
China siente la misma molestia. Enfrenta la cruda realidad que depende de Estados Unidos para alimentar su estado mercantilista y que 65% de sus reservas internacionales están concentradas en dólares.
Ante este ambiente cae la crisis económica. Varios sectores de la población norteamericana como políticos, hombres de negocios, economistas, uniones e individuos piden buscar una solución: proteccionismo.
Cuando analizas el intercambio comercial en estas dos potencias, a primera vista brinca claramente que nosotros compramos más bienes y servicios a China de lo que ellos nos compran a nosotros. La diferencia es considerable.
El mismo resultado es con las inversiones. Claramente los chinos poseen más activos en Estados Unidos de lo que nosotros poseemos en China.
Ante esta disparidad es que muchos en Estados Unidos argumentan que estamos a la merced económica de los chinos.
Cierto que las estadísticas muestran una aparente disparidad. Pero, ¿estarán diciendo toda la verdad? ¿No existe la posibilidad que estos números estén inflados? Bueno, según un estudio publicado por el National Graduate Institute for Policy Studies bajo el título "How iPhone Widens the US Trade Deficits with PRC", el economista Yuqing Xing y el analista Neal Detert argumentan que los números de la balanza comercial pueden estar inflados. ¿El mejor ejemplo? La comercialización de uno de los productos más populares en los EEUU y el mundo: el iPhone 3G.
Por un lado tienes a Apple, empresa dueña, creadora y diseñadora del producto. Por el otro lado tienes una compañía localizada en china, que exporta el teléfono. O sea, Apple importa la producción desde China.
Pero, lo que aparenta ser una relación bilateral entre dos compañías poniendo en desventaja a Apple, el famoso teléfono se produce a través de una compleja red de nueve compañías que van desde Europa hasta Asia y no sólo los chinos.
Toshiba y Murata de Japón, por ejemplo, se encargan de producir la memoria, el panel; Samsung de Corea del Sur el procesador; Infenion y Dialog de Alemania producen la cámara, receptors; Micron y Cirrus Logic de Estados Unidos tienen la responsabilidad del audio, el Bluebooth.
Cada parte producida por estas compañías es enviada a Foxconn, una compañía taiwanesa localizada en Shenzhen, China. ¿La función de la compañía? Ensamblar todas las partes y enviar el producto final a cada rincón del mundo que Apple venda el teléfono.
Aquí entra lo interesante. Como se ensambla en China, y de ahí sale el producto final hacia Estados Unidos, la balanza comercial aparece como que China exporta $179 dólares por unidad. Según estimaciones de los autores, la balanza comercial muestra un déficit de casi $2 mil millones para EEUU en beneficio de China. Pero, la realidad es que el costo del ensamblaje es solo $6.50 un 4% del costo total se estaría realizando en China. En este caso las estadísticas no estarían mostrando la realidad del intercambio comercial entre ambos países.
De acuerdo al economista Lawrence Lau de la Universidad de Stanford, China solo exporta el 20% de lo que importa Estados Unidos de China. El otro 80% viene de otros países antes de llegar a China. O sea, que la balanza de bienes y servicios entre ambos países no esta desbalanceada como aparenta.
¿Qué podemos concluir? Que el libre mercado e intercambio entre países nos beneficia. Que el estrés debe estar aumentado por la situación económica actual y que antes de gritar "proteccionismo" contra China, pensemos seriamente si el libre comercio con China es una limitación o por el contrario un aporte más al desarrollo económico de Estados Unidos.
Al final tú decides.
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