Perú y Chile, tan lejos pero tan cerca (o al revés)
Santiago. – Alan García y Sebastián Piñera han apostado por la teoría de las dos vías en su relación bilateral. Es decir, consideran que una cosa son los pleitos bilaterales y otra la creciente interrelación económica-comercial. Ambas vías deben marchar paralelas y no deben mezclarse.
Pero a estos dos países les separa también a historia (en especial la guerra de 1879 con ocupación de Lima por tropas chilenas incluida y la pérdida de Arica a manos chilenas), conflictos limítrofes, como el que actualmente sostienen en La Haya, y hasta la nacionalidad de la bebida más afamada, el pisco sour.
Perú y Chile están unidos por una amplia frontera, por unas intensas relaciones económicas, por una fuerte emigración peruana hacia su vecino del sur y por una excelente relación entre Sebastián Piñera y Alan García, quien ayer miércoles inició una visita de dos días a Santiago.
La teoría de las “cuerdas separadas”
Como señaló en su momento Álvaro Vargas Llosa: “la diplomacia peruana está empeñada en acabar su mandato el próximo julio, dejando las relaciones con sus vecinos en las mejores condiciones posibles. En el caso de Chile, eso significa afianzar la política de “cuerdas separadas”, es decir, que el proceso de La Haya no entorpezca el avance en otros frentes”.
Esto se concretó en la visita de noviembre pasado de Sebastián Piñera a Lima y en la de ahora de Alan García a Santiago, donde ambos gobiernos buscan mostrar que si bien poseen “un criterio distinto en una materia (lo cual) lo van a definir, como todos los civilizados de este tiempo, las instancias internacionales”, es necesario ir a “lo importante y al 90% de nuestra relación que tiene que ver con otras cosas”.
“Yo creo que (Piñera) dejó una estela de simpatía, por su estilo personal. Y aquí no hubo un solo gesto hostil contra el Presidente, lo que me llena de orgullo”, aseguraba este domingo Alan García en una entrevista en el diario El Mercurio.
En esa misma línea, Sebastián Piñera apuntaba en el diario El Comercio antes de llegar a Lima en noviembre que ”Chile y Perú han sido, somos y vamos a seguir siendo países limítrofes y hermanos y, por tanto, debemos comprender que, si bien hay cosas que nos separan, es mucho más lo que nos une. Esto es como en un matrimonio, que tiene un proyecto de vida en común y, obviamente, hay situaciones de conflicto; pero es mucho más lo que los une, y por tanto, lo inteligente es, sin perjuicio de defender nuestras legítimas posiciones en La Haya, seguir avanzando en aprovechar nuestras potencialidades, apoyarnos mutuamente, proyectarnos en conjunto hacia el futuro y hacia el Pacífico”.
Por eso, Alan García confiesa que la meta para este viaje que inició ayer miércoles es “demostrar que este es el mejor momento histórico de las relaciones entre Perú y Chile. No solamente en el plano económico y comercial, sino fundamentalmente en el plano político. Cuando los temas se ponen sobre la mesa y se discuten democrática y civilizadamente creo que la verdad y la sinceridad juntan a los países, justamente porque hemos sacado a luz, en una suerte de sicoanálisis geopolítico, temas aún no solucionados de nuestra adolescencia”.
De hecho, los vínculos económico-comerciales son uno de los pilares principales de la relación: las inversiones peruanas en Chile alcanzaron en 2010 los US$3.000 millones, una cifra récord en toda la historia de las relaciones bilaterales y Perú se convirtió en el segundo destino de las inversiones chilenas entre 1990 y 2010, con más de 9.290 millones de dólares en esas dos décadas, sólo superado por Argentina, según cifras de la Cámara de Comercio de Santiago.
Obsesión por la integración
Mayor integración para crecer más y hacerlo juntos. Ese el gran objetivo final para ambos presidentes. Alan García puso a Chile como ejemplo del camino a seguir por Perú desde que asumió en 2006 en una mezcla de emulación y reto: ”Cada año que pasa vamos reduciendo 5% la distancia que nos separa de Chile. Es un asunto de mantener el rumbo (…). Considero que el 2015 el Perú será en términos exportadores y sociales una sociedad cualitativamente superior a la chilena”.
En resumen, el fin último de Alan García en Santiago parece claro: “espero que después de nuestra visita, tengamos un fortalecimiento de la confianza y un avance sustantivo en ir hacia una integración de nuestras economías y eventualmente de nuestras formas de hacer política”.
Ambos presidentes han apostado por afianzar de verdad la integración política, económica y comercial. En ese contexto se inscribe la idea de García de formar Arco del Pacífico, un nuevo bloque político-económico que incluye a Perú, México, Canadá, Panamá y Chile. Nace dentro de la APEC con el objetivo de coordinar a estas economías con intereses en Asia.
Una idea que ha sido respaldada por Piñera: “nuestra intención es que todos los países de la cuenca del Pacífico podamos unirnos en torno al Arco del Pacífico y unir fuerzas para los desafíos futuros”.
El proyecto de Arco del Pacífico se une a la apuesta de Piñera por la integración energética entre ambos países: “esperamos avanzar en materia de integración de infraestructura y energía. La integración energética tiene que hacerse de manera libre y voluntaria, y tiene que ser beneficiosa para ambos países. Por tanto, nadie presiona a nadie hacer alguna cosa. Estamos trabajando con Perú. Y en el marco del “Arco del Pacífico”, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia están avanzando hacia una integración de sus redes eléctricas dentro de un programa al amparo del Banco Mundial”.
La Haya, La Haya, siempre La Haya
Pero inevitablemente el pleito de La Haya por los límites marítimos sobrevuela siempre la relación pese a que ambos gobiernos busquen bajar el diapasón. Chile sostiene que los tratados de 1952 y 1954 son tratados limítrofes, que fijaron el límite marítimo en el paralelo, en el punto terrestre que llega a las costas, hasta las 200 millas mar adentro.
Perú tiene una tesis distinta al considerar que no son tratados limítrofes, lo que le llevó a presentar el caso ante el Tribunal Internacional de La Haya, en donde el gobierno de Alan García ha solicitado a la Corte que determine el límite marítimo entre Perú y Chile y que reconozca “los derechos soberanos exclusivos que el Perú posee sobre el área de mar peruano que se extiende más allá de 200 millas del territorio de Chile y que este país considera alta mar”.
Los dos presidentes tratan de desdramatizar el pleito. Lo hace Alan García: ”pongámoslo sobre la mesa y dejemos que resuelva la juridicidad de una Corte que no está politizada. Lo que ella diga, será. Y si nos da la razón, qué bueno. Y si no nos da la razón, qué bueno también. En el sentido de que hay que obedecer…Perú no se va a imponer al mundo. Perú no se va a convertir en un paria internacional desconociendo el fallo de los jueces del mundo”.
Piñera coincide en sostener esta postura: “no podemos dejar que el tema de La Haya inmovilice las relaciones entre Chile y Perú, tenemos una gran agenda conjunta por delante que tiene que ver con proyectarnos juntos hacia el Asia-Pacífico”.
Pero no es sólo La Haya lo que separa a ambos gobiernos. El acercamiento de Alan García a Bolivia ha desatado suspicacias en Chile, que Alan García trata de disipar: ”la estupenda relación que tengo con Evo no es una relación para molestar a Chile, que es como se entienden las cosas por alguna gente que tiene obsesiones. En la vida política y también en la vida personal los obsesos no son buenos consejeros. La obsesión de ver qué hay detrás”.
La relación también se resiente asimismo por el rechazo popular en Perú a que el gas de las regiones del sur se exporte a Chile. Para Alan García finalmente cuando se demuestre que hay más gas del previsto esta exportación se concretará: “Lo peor es decir ‘me voy a morir de hambre con mi gas aquí’.
Además, entre ambos países subsisten otros desacuerdos. Perú suele acusar a Chile de encabezar una carrera armanentística, “Piñera me parece que tiene las condiciones como para reducir un gasto porque todos saben que es cada vez más complicado embarcarse en aventuras militares”,
El gobierno de Piñera responde que ”Chile no está en ninguna carrera armamentista, está reponiendo material que por razones de tiempo está quedando obsoleto, porque Chile no tienen ningún afán expansionista…la homologación significa que tengamos información de gastos de defensa de uno y otro país. Porque aquí hay que comparar peras con peras y no peras con manzanas”.
Sin olvidar que aún existe mucho espíritu revanchista entre sectores ultranacionalistas peruanos caso de Ollanta Humala y su no por casualidad Partido Nacionalista o el ex comandante general del Ejército peruano, Edwin Donayre, quien ha dicho cosas como: “los peruanos, de manera particular sus Fuerzas Armadas, deben estar con los fusiles en ristre porque hay señales en el horizonte de que el vecino país se alista para una aventura bélica contra el Perú”.
De todas formas, en la cita de hoy ambos presidentes se esforzarán en demostrar que aquellas palabras de Sebastián Piñera en Lima (“Chile es hermano de Perú”) son una realidad ahora y en el futuro, pase lo que pase en La Haya, o gane quien gane en las elecciones presidenciales de Perú.
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